Políticas
13/2/2025
EDITORIAL
¿Las alternativas son solamente timba o devaluación?
Kicillof pide devaluación, Milei y Caputo defienden la bicicleta financiera.
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Javier Milei y el ministro Luis Caputo.
En los últimos días se viene profundizando la grieta entre la exigencia de una devaluación de la moneda, que agrupa al Fondo Monetario, los intereses del capital agrario y sectores de la industria, de un lado, y el rally de la timba financiera que defiende el gobierno de Milei, y que está provocando una apreciación marcada del peso argentino, del otro. Kicillof y el peronismo se colocaron abiertamente del lado de la devaluación, incluso a sabiendas de que representaría un durísimo golpe a los ya golpeados salarios y jubilaciones. Esto le permitió a un gobierno que tiene un promedio de desvalorización salarial del 8,4%, que está plantado en paritarias de miseria (como la gastronómica) y que viene golpeando fuertemente las jubilaciones que son el pilar del ajuste fiscal, hacer gala de una impostada “defensa de los salarios”. En realidad, el gobierno hundió los salarios y las jubilaciones desde su asunción, con la complicidad de la burocracia sindical. Luchar contra esta miseria salarial requiere poner en pie un plan de lucha arrancado mediante asambleas en los lugares de trabajo, contra la complicidad de la burocracia.
Para la izquierda, el desafío es destacar un programa de salida independiente, planteando el no pago de la deuda, la ruptura con el FMI, la recomposición de salarios y jubilaciones y un programa de desarrollo basado en las necesidades populares. Un eje central de este planteo es la denuncia de los despidos, que son un punto central del ajuste del gobierno y la clase capitalista contra los trabajadores.
El gobierno, en cambio, le juega toda su suerte a la timba financiera. “Hagan carry”, le recomendó Caputo a los ruralistas que plantearon la crisis del sector agrario, refiriéndose a la especulación con las tasas de interés en pesos en base a un dólar planchado por el cepo y la devaluación fija de 1% mensual establecida por el gobierno. Un esquema que solamente “cierra” en forma muy precaria, con la intervención del Banco Central vendiendo reservas para mantener el precio de los tipos de cambio paralelos, una línea que junto al pago de la deuda ya se liquidó el superávit comercial de 2024 y el Repo de 1.000 millones en 2025, manteniendo las reservas internacionales en negativo.
No importa cuánto Milei se empeñe en negarlo, la base del recrudecimiento de este choque de intereses es la rápida tendencia al agotamiento del esquema económico armado por Caputo y basado, como en 2016-2017, en la bicicleta financiera contra el dólar. Este agotamiento se manifiesta en los despidos y la caída de la actividad económica. En el último mes, se anunció la quiebra de cuatro grandes pulpos agrarios: Los Grobo, Sancor, Agrofina y Red Surcos. La industria tuvo un retroceso del 9,4% durante 2024. Los despidos en la gran industria se multiplican. Granja Tres Arroyos está implementando un plan de despidos masivos, Nissan en Córdoba paralizó la producción, Bridgestone lleva adelante un achique con cientos de despidos. En Acindar, hay 1.000 suspensiones impulsadas también por la guerra comercial y los aranceles de Donald Trump. Las automotrices presionan por una apertura importadora que llevaría a la crisis a las autopartistas. Los trabajadores de Linde Praxair vienen llevando adelante un gran plan de lucha contra los despidos patronales. El gobierno impulsa una mayor flexibilidad laboral y le tira la pelota a las provincias para que bajen impuestos, sosteniendo que el problema es el “costo argentino”, o sea, busca una salida impulsando un mayor ajuste fiscal y contra los trabajadores.
En ocasiones anteriores, los ciclos de bicicleta financiera y apreciación cambiaria terminaron con grandes crisis económicas (1981, 2001, 2018). El presidente niega que vayamos a esta realidad sosteniendo que, a diferencia de 2016-2017, no estamos frente a un nuevo ciclo de endeudamiento. Pero la deuda del Tesoro creció 90.000 millones de dólares durante su gestión, y no sólo por la absorción de deuda del Banco Central sino también por la incorporación de intereses al capital en los bonos en dólares como las Lecaps y Boncaps. Milei también sostiene que, a diferencia de otros ciclos de apreciación cambiaria, no hay emisión monetaria que meta presión al dólar. Pero aquí nuevamente distorsiona lo que realmente ocurre, porque de acuerdo al informe monetario mensual del BCRA, la base monetaria creció un 3,2% durante enero, alimentada por el desarme de posiciones en Lefi. La bicicleta financiera requiere rendimientos con tasas de interés reales positivas que van alimentando una bola de bonos que al desarmarse impacta fuertemente bajo la forma de emisión monetaria. La expansión del crédito que alimenta la baja inflacionaria también alimenta la creación secundaria de dinero. Más allá de que el gobierno vaya pateando la pelota para adelante y consiguiendo financiamiento, la distorsión creada por la masiva bicicleta financiera tarde o temprano impone una crisis devaluatoria que va a golpear fuertemente, fundamentalmente, a los ya golpeados salarios y las jubilaciones. Por eso, el gobierno se adelanta con bonos “dólar linked”, para, eventualmente, salvar a los bancos y bonistas con un seguro de cambio frente a una corrida devaluatoria.
Devaluación, salarios y elecciones
La punta de lanza del bloque devaluacionista es el Fondo Monetario, que condiciona la ayuda a que el gobierno acumule reservas, algo que no logra, como dijimos, porque las destina a intervenir en el mercado secundario para mantener el valor de los tipos de cambio paralelos. El FMI presiona para que la economía argentina destine una parte siempre creciente de su producto para el pago de la deuda. Milei quiere asegurar este mismo propósito por otros medios: un ajuste draconiano, incluyendo suba de impuestos, que permita pagar los vencimientos a costa de seguir desmantelando la salud, la educación y el sector público. Pretende evitar una devaluación del peso imponiendo una devaluación de los salarios con paritarias a la baja y del presupuesto del Estado, con más ajuste. Pero por más ajuste que se realice, en 2024 las cuentas externas solamente cerraron por las importaciones hundidas debido a la recesión. Cualquier rebote mínimo en el consumo va a desbalancear las cuentas externas y colocar a la Argentina al borde del default. Argentina tuvo, en enero, déficit record en el comercio con Brasil. La guerra comercial impulsada por Trump también presiona en esta dirección, al bloquear exportaciones en forma directa o indirecta. El acuerdo de libre comercio con Estados Unidos es una fantasía. Un acuerdo con el FMI, aunque se consiguiera financiamiento para zafar de los vencimientos de 2025, no puede resolver estas contradicciones de fondo.
En ambos casos los salarios y las jubilaciones son la variante de ajuste, pero el hecho de que el gobernador de la provincia de Buenos Aires y Cristina Fernández salieran a denunciar el atraso cambiario y plantear una línea de devaluación de la moneda, mientras la burocracia sindical del peronismo negocia en gremios enteros las listas de despidos y paritarias a la baja, es un favor mayúsculo a Milei, quien aspira a llegar a las elecciones manteniendo el esquema cambiario para presentarle a la población una baja de la inflación.
Es que, bien mirada, la propuesta “hagan carry” de Caputo no se dirige solamente al sector agrario. Es una línea de cooptación de la política del capital financiero dirigida fundamentalmente a la clase media. El dólar barato alimenta las vacaciones de un sector de la misma en Brasil, las compras vía web en base a salarios que conservan a nivel internacional parte del poder de compra que han perdido masivamente en el país con la enorme inflación en dólares del último año. Esta línea agudiza la polarización social con el sector mayoritario de los trabajadores que vio hundidos sus salarios. La seducción a la clase media incluye la expansión del crédito, que prepara futuras confiscaciones como ya ocurrió en ocasiones previas: con los créditos UVA después del 2018, o con la circular 1.050 en la época de la dictadura, ni hablar de las quiebras por créditos en dólares en la post convertibilidad. Como se ve, la apuesta del gobierno a una buena elección apoyada en los “resultados económicos” tiene pies de barro y va a terminar por agravar el declive histórico de la clase obrera y de gran parte de la clase media en la Argentina.
Los desafíos de la izquierda
El peronismo, mientras chicanea, pacta con el gobierno en el Congreso, como lo muestra la elevación de los pliegos del juez Lijo o la aprobación de la suspensión de las Paso, entre otros. Y le garantiza la paz social mediante la burocracia, que el gobierno requiere para hacer pasar su plan de ajuste. Más que nunca, entonces, se trata de enfrentar a Milei con un programa de independencia de clase. Colocamos en primer lugar la lucha contra los despidos, en apoyo a todas las luchas obreras, por los salarios y las jubilaciones, avasalladas por el gobierno. Planteamos ¡Fuera Milei! ruptura con el Fondo Monetario, salario igual a la canasta familiar, 82% móvil, restitución de los aportes patronales, control de la Anses por representantes electos de los trabajadores y jubilados, nacionalización de la banca y el comercio exterior para destinar el ahorro nacional a las necesidades prioritarias del pueblo argentino. Con este programa, planteamos a las organizaciones obreras un plan de lucha unificado, asambleas en los lugares de trabajo rompiendo con la complicidad de la burocracia sindical. Y colocando la perspectiva de una lucha a fondo contra el atropello por parte del gobierno de todos los reclamos populares. La gran movilización del 1F del orgullo, impulsada por organizaciones LGTB contra el fascismo y el racismo fue una muestra de las reservas de lucha contra este gobierno antiobrero y fascistoide. Es preciso ganar las calles para enfrentarlo y derrotarlo. En función de este objetivo, preparemos grandes movilizaciones, independientes, para el 8 y el 24 de marzo y el apoyo a todas las luchas obreras en curso.
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