Políticas

19/6/2003|805

Las Asambleas Autónomas y la vivienda (ley 341)

La comisión de la vivienda de las Asambleas Autónomas ha sacado un instructivo para inscribirse como cooperativa beneficiaria de la ley 341. El título del instructivo dice: “Podemos obtener vivienda propia y digna, encuadrándonos en la ley 341”.


A la primera y única reunión de la comisión de vivienda de la Asamblea de Palermo Viejo que hubo, una de las participantes relató cómo había perdido su vivienda a manos del Credicoop: el día que no pudo pagar la cuota, por la quiebra de su pequeño emprendimiento, el banco se quedó con la casa y todo lo que ella había pagado hasta entonces. Con el instructivo que las Asambleas Autónomas difunden, la señora puede creer que ahora tiene una oportunidad histórica. Es por esto que en la reunión denunciamos las características de esta ley 341. En particular, el hecho de que una cláusula da un plazo máximo de seis meses de atraso en el pago de las cuotas, después de lo cual el Banco de la Ciudad puede hacer lo mismo que el Credicoop.


Ahora bien, los créditos que se otorgan (a cuentagotas) son, por ahora, una vía posible para luchar por un lugar para vivir para aquellos que cumplen con la cantidad de requisitos que plantea la ley – que son una minoría de los trabajadores ocupados y desocupados que no tienen vivienda – . Por eso hay una gran cantidad de pedidos de crédito a la espera de que salgan; entre ellos, de cooperativas del Polo Obrero.


¿Cuál es el problema planteado, si todos nos inscribimos para ser beneficiarios de la ley 341? Tanto el Polo Obrero como las Asambleas Autónomas estamos en la misma lista. Importa la caracterización de la ley: o es el “triunfo de la lucha de muchos años por la vivienda” otorgada por un gobierno “presionable por el pueblo”, o es una ley que – dada la lucha popular – enmascara una posible estafa en beneficio de los pulpos inmobiliarios a quien el gobierno representa. Si es lo segundo, reclamamos el crédito y, si nos lo dan, lo aprovechamos, pero nos preparamos para ver cuándo y cómo nos quieren joder. Si fuera lo primero, cuando nos lo dieran, nos quedaríamos tranquilos tomando mate porque habríamos triunfado.


La comisión de la vivienda de la Asamblea debe alertar a los compañeros de su barrio sobre los peligros de la ley; debe acompañar la experiencia y tomar la de los sectores que hoy están luchando por la cuestión. Si no, corre el peligro de ser una correa de transmisión de los engaños inmobiliarios de los Ibarra y Macri.