Políticas

18/2/2024

Las asambleas barriales y populares movilizaron a las puertas de la CGT para exigir un paro activo nacional y un plan de lucha

Vecinas y vecinos de decenas de barrios ante la sede de Azopardo.

El pasado viernes 16 cientos de integrantes de asambleas barriales y populares de la CABA y del Gran Buenos Aires se hicieron presentes ante la sede de la CGT para exigir un nuevo paro activo nacional contra el plan de guerra de Milei.

Pasadas las 17:00 comenzaron a llegar las delegaciones vecinales de los barrios, con sus banderas, pancartas y cacerolas, para reunirse en las escalinatas de la Facultad de ingeniería y prepararse para movilizar a la sede de calle Azopardo. Estuvieron presentes las asambleas de Parque Chacabuco, Flores, Almagro, San Telmo, Mataderos, La Boca y Patricios, además de vecines de otras asambleas y encuentros de la ciudad y GBA.

Vecinas y vecinos de todas las edades, entre quienes se destacaba una presencia importante de jubilades, comenzaron a entonar las canciones que habían surgido en las últimas semanas al calor de la organización de las asambleas y las movilizaciones contra el DNU, el protocolo antipiquetes y la Ley Ómnibus.

Los cantos que se escuchaban iban desde el reclamo de un nuevo paro nacional, la necesidad de un plan de lucha, y ecos de las jornadas en el Congreso, con canciones como “se va a caer, como el ajuste de Milei”. A estas consignas más generales se iban integrando, a través de pancartas y cánticos, reclamos contra los tarifazos en la luz y el transporte y por les jubilades. Llegando las 18:00, mientras continuaban llegando delegaciones de los barrios, se realizó una ronda de intervenciones donde hablaron compañeras y compañeros de las asambleas.

La defensa del cacerolazo a la CGT

Quienes tomaron la palabra destacaron la importancia de exigir a la CGT un plan de lucha para enfrentar el ajuste brutal contra el pueblo, los tarifazos, la devaluación y las reformas antiobreras en carpeta. Por eso se señaló como fundamental haber defendido el cacerolazo en las puertas de la central obrera, que a propuesta de algunas asambleas se adoptó como resolución del encuentro realizado el jueves 8 en el Sutna.

Hubo quien destacó el carácter central que asumía la intervención de la clase obrera con sus organizaciones en la situación política, y señaló que fue la presión popular lo que logró romper el inmovilismo de la central y forzarla a convocar aquella gran movilización del 24 de enero. Porque, aunque de media jornada, el paro permitió que decenas de miles de trabajadores pudieran sumarse a la movilización y confluir con las asambleas populares, los sectores en lucha y ganar las calles contra el ajuste del gobierno.

El temor ante un desborde popular golpeó fuerte a un gobierno que por esos días negociaba con los gobernadores pejotistas y afines el contenido de la ley a cambio de concesiones y beneficios para las camarillas capitalistas de la provincias.

Es que, si bien fue la crisis política abierta entre el gobierno y la oposición lo que acabó llevando nuevamente a comisión la Ley Ómnibus, la presencia popular movilizada a través de sus sindicatos, organizaciones sociales, políticas y sus asambleas (y sobre todo el temor a que el curso de los acontecimientos de continuar en la misma dirección produciría un salto en la intervención popular) ejerció una presión desde afuera entre los debates parlamentarios y entre el Ejecutivo y los gobernadores.

 

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El debate sobre el cacerolazo en la CGT

No obstante esto, el planteo de llevar adelante un cacerolazo popular ante la CGT abrió un debate entre las corrientes que participan de las asambleas. En la Asamblea de Asambleas, un espacio monopolizado por un sector afín a la CTA y la Unidad Popular de Claudio Lozano, a pesar de que una mayoría estaba a favor de impulsar el cacerolazo los organizadores maniobraron de manera antidemocrática para desconocer la propuesta en las resoluciones y la atacaron en nombre de no chocar con la CGT.

A su vez, el PTS -luego de haber consensuado la propuesta del cacerolazo en el plenario del Sutna- desarrolló en las asambleas una verdadera campaña de boicot, absteniéndose en las votaciones bajo los mismos argumentos peronistas de no chocar con la CGT o que el reclamo de paro solo podían hacerlo los sindicatos y no las asambleas. Desconocieron así un valioso aprendizaje de las asambleas, que frente a la borrada de la CGT y el peronismo en las jornadas en el Congreso contra la Ley Ómnibus exigieron masivamente el paro y la unidad de los trabajadores.

En el mismo sentido, sectores tributarios a la burocracia sindical realizaron una campaña en las redes sociales para repudiar el cacerolazo y amenazar veladamente a los que se movilizaran. No caben dudas en este punto de que, si a pesar de las resistencias de sectores de izquierda y del peronismo pudo sostenerse la medida con una movilización de casi 400 personas, de haber actuado en unidad de acción la izquierda y los sectores que intervienen en las asambleas el cacerolazo hubiera tenido otra dimensión.

Recordemos además de que el día anterior se realizó la reunión del Consejo del Salario Mínimo y el gobierno de Milei negó cualquier aumento y la CGT se limitó a denunciarlo en redes sociales y a decir que está estudiando una medida de fuerza. La tregua criminal de la burocracia cegetista está dejando pasar un ataque histórico a las condiciones de vida del pueblo argentino.

Perspectivas

La unidad del pueblo que se está organizando y confluyendo en asambleas barriales y populares con sus organizaciones obreras, capaces de frenar la producción y en última instancia ejercer un control sobre ella, es fundamental para imponer una salida sobre nuevas bases, discutida e impulsada democráticamente por los trabajadores ante el derrumbe social y económico al que nos llevaron los políticos capitalistas que nos gobernaron en estas últimas décadas.

Es la perspectiva que queda planteada para las semanas venideras, y cuyo impulso será tarea de una asamblea nacional de trabajadores ocupados y desocupados, junto a las organizaciones de mujeres y disidencias, de jubilades, asambleas barriales y de la cultura.

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