Políticas

10/11/1993|406

Las barbas de Cavallo en remojo

El martes 9 de noviembre el peso mejicano fue devaluado en un 4,4 %, “enviando señales de alarma a Wall Street y a todos los ‘mercados emergentes’ ” (El Cronista, 10/11/93).


Esto no puede sorprender a los lectores de “Prensa Obrera”, que en junio pasado anticipó que “La burguesía mejicana ‘prepara’ su devaluación; ya no discute ‘su’ devaluación. Simplemente espera que se produzca… ” (PO Nº 394, 23/6/93).


La devaluación sobrevino luego de que el Banco Central de Méjico tuviera que vender “4.000 millones de dólares para defender su divisa” (ídem) y duplicara  la tasa de interés interna del 14 al 28 % anual. “Ante esta novedad, no faltaron los que recordaron ayer que ni siquiera tasas de interés del 500 % lograron detener el año pasado la tormenta monetaria europea y el realineamiento de las monedas del SME (sistema monetario europeo)” (El Cronista, ídem).


Todo parece indicar que los capitales especulativos que hicieron bolsa las monedas europeas, apuntan ahora a Méjico. De nada servirán en tal caso los 20.000 millones de dólares acumulados en su Banco Central frente a “los depósitos a interés … (que) equivalen a 120.000 millones” (Ambito, 10/11). Por cada peso en los bancos, solamente hay 0,15 de dólar de respaldo.


Una gran parte de los fondos depositados en pesos mejicanos o invertidos en bonos y acciones, tiene contratado un seguro de cambio con bancos y aseguradoras. La devaluación significará un generalizado quebranto para estos bancos y compañías, y un aumento, de ahora en más, del costo de los seguros de cambio. “Si ésta es la respuesta, se pueden vaticinar nuevas caídas en los mercados de bonos y acciones” (Ambito Financiero, 10/11). Claro que la combinación de un aumento  de la tasa de interés real y de los costos de los seguros de cambio, más las caídas en el valor de las acciones y títulos mejicanos, afectará a toda América Latina.


Según algunos diarios, Méjico podría recurrir a un salvataje de emergencia de parte del FMI y de la Reserva Federal, que le darían los dólares para controlar la corrida cambiaria.  Eso, sin embargo, tiene fuertes limitaciones, porque implicaría una mayor emisión de dólares por parte de Estados Unidos que la que viene ejecutando desde hace 18 meses para rescatar a sus propios bancos de una quiebra. Un descontrol en la emisión de dólares podría provocar una fuga de capitales colocados en la moneda norteamericana y un crack bursátil y bancario.


El otro recurso de Méjico, al que “The Wall Street Journal” llama el “arma secreta”, es privatizar la petrolera mejicana PEMEX y con esos fondos cubrir la corrida. Demás está decir que el uso de semejante “arma secreta” puede precipitar  una enorme crisis política en Méjico.


La corrida cambiaria está siendo impulsada por los Fondos de Inversión,  en especial  los de jubilación y pensión de Estados Unidos, “quienes están replanteando sus estrategias en Méjico”, luego de haber perdido fuertemente por las devaluaciones en Europa, el año pasado.


Todos atribuyen la crisis mejicana a la incertidumbre en torno a la ratificación del NAFTA, el mercado común entre EE.UU., Méjico y Canadá. Pero el detonador de la crisis es anterior, porque hace rato que Méjico está en recesión, que el desequilibrio del balance de pagos es de 25.000 millones de dólares anuales, que la tasa de interés interna es 6 veces superior a la norteamericana, y que la cesación de pagos interna es evidente desde comienzos de año con el crecimiento de la cartera de insolvencia de los créditos bancarios. Inclusive para entrar al NAFTA, Méjico necesitaría devaluar el peso mejicano un 30 %, como mínimo, porque de lo contrario los productos norteamericanos y canadienses liquidarían la economía nacional.


La insistencia de la mayoría de los economistas burgueses argentinos en remarcar las diferencias  entre Argentina y Méjico un vano intento por disimular que el país azteca es sólo un espejo del “modelo” argentino. No en vano, en su momento, esos mismos economistas tomaban a Méjico como referencia y Cavallo al ministro Pedro Aspe como su inspirador.