La facción de la CTA que encabezan Víctor De Gennaro y “Cachorro” Godoy promovieron una mesa de debate sobre “el sindicalismo que viene”. Participaron Godoy, en representación de ATE; “Tato” Dondero, del Sipreba; Daniel Yofra, de los aceiteros; Luis Tiscornia, de la Conadu Histórica; Martín Olivera, del sindicato azucarero, y Esteban Castro, del CTEP (Movimiento Evita). De Gennaro coordinó la charla.

 

Los anfitriones marcaron el eje del debate en torno de “la necesidad de vincular al movimiento obrero a un partido popular”.

 

“El fin del neoliberalismo significó el inicio de una etapa nueva que no fue, porque no se cambió de fondo lo que había que cambiar”, dijo Godoy, que intentó justificar el papel de la CTA en la creación de la Alianza y convocó a “construir una fuerza para superar lo que no se pudo en 2001”.

 

El objetivo de De Gennaro-Godoy es promover una nueva coalición centroizquierdista. La “centralidad” de la clase obrera que predican es para la tribuna. Su planteo no parte de un balance de la descomposición de la centroizquierda como espacio político ni tampoco del proceso que condujo a la ruptura de la CTA. Una vez más, sus dirigentes intentan colocar a la central a remolque de proyectos políticos de contenido capitalista.

 

Desde el derrumbe del gobierno de De la Rúa a esta parte, la CTA -en sus dos variantes- ensayó alianzas políticas con Carlos Heller y el Banco Credicoop, con la Federación Agraria y la Mesa de Enlace, con Pino Solanas y Luis Juez, con Martín Sabbatella y Aníbal Fernández. En el pasado reciente, la CTA se dividió en mitades, una detrás de los gobiernos K y otra detrás del capital agrario. Ahora, se ve amenazada por la posibilidad de una nueva división. Ocurre que el sector de la “CTA Autónoma” alineado con Pablo Micheli -enfrentado a De Gennaro- sigue de cerca el acercamiento de la centroizquierda de Stolbizer y Libres del Sur a Sergio Massa.

 

El seguidismo a los políticos patronales nos ha costado sangre, sudor y lágrimas a los trabajadores.