Políticas

12/6/2003|804

Las elecciones en Córdoba

De la Sota logró un rotundo triunfo el pasado domingo; superó en más de 3 puntos su votación más alta, en 1998; obtuvo casi el 52% de los votos válidos. Con el candidato de la Ucr (apadrinado por López Murphy), Aguad, se llevaron el 90% de los sufragios.


En las presidenciales, Menem había obtenido el 28%, López Murphy el 22%, Rodríguez Saá, el 20%, Carrió el 11% y Kirchner el 10,8%.


La alta votación de De la Sota contrasta con los sondeos de hace apenas cuatro meses, cuando aún evaluaba la posibilidad de no presentarse a la reelección. La enfermedad del radical Martí y la muerte de Mestre lo convencieron de que le convenía presentarse.


La victoria de De la Sota vuelve a ser el resultado, en primer lugar, del enorme desbande de la Ucr, porque gran parte de su aparato y de su electorado se negaron a encolumnarse con el derechista Aguad. Es así que luego de haber apostado por Menem el 27 de abril pasado, la semana pasada quedó de hecho (y aún “de derecho”), como “el Kirchner” de Córdoba, porque recibió el apoyo del gobierno nacional y de todo el Pj, incluido, Menem.


De la Sota hizo un uso descomunal del aparato del Estado, la inauguración de obras públicas y el reparto de planes y ayuda social. La propia burguesía provincial lo ayudó a completar esta tarea ante las promesas a diestra y siniestra de promociones industriales, subsidios impositivos, rebajas en la electricidad; que comenzaron en plena campaña con el otorgamiento a Fiat de eximiciones de impuestos, subsidio de energía y el pago de 150 pesos del salario, por dos años, a los nuevos trabajadores para la producción de motores para la exportación. La suma de volteretas de De La Sota y el vacío opositor le quitan sustancia a su gran votación, que por otra parte refleja la tendencia concurrencista electoral que ya se había manifestado en las presidenciales.


La debacle radical


La Ucr vivió su peor elección provincial para gobernador, aunque logró superar la elección de diputados del 2001. Lo más significativo es que gran parte de los dirigentes del Ari, que no presentó candidato, trabajaron abiertamente por Aguad. De todos modos, la pugna por el control de la Ucr se ha profundizado.


Conclusión


La elección cordobesa quedó pegada a la situación nacional; incluso deberíamos señalar que su resultado es enteramente una consecuencia de ésta y de la presencia de un nuevo gobierno en la Rosada. No existen particularidades que le hayan dado un carácter distinto a la situación. Como dijo un periodista de La Voz, “nunca logramos que la elección provincial ocupara la primera página del diario”. Es decir que De la Sota ha “nacionalizado” su suerte y la de su gobierno.


El electorado (y no sólo la “clase media”) ha comprado un atajo con el que aspira zafar de las penurias, el caos y la crisis que padeció en el último año y medio; al frente de esta salida colocó a los mismos de siempre (esos que tenían que irse); en Córdoba rechazó las posibilidades de cambio, incluso en el marco de los hombres del régimen capitalista (ése fue el ángulo que fallidamente explotó Aguad: la voluntad de un cambio). De todos modos, un 8 al 10% del voto del Ari, el 27 de abril, fue, no a la Ucr, sino a Iu, que creció en 25.000 votos. Como ha ocurrido varias veces desde el 2001, Iu es la primera receptora del voto que emigra del centroizquierdismo radical. Los 50.000 votos de Iu duplicaron los obtenidos hace más de un mes, aunque siguen por debajo de los que obtuvo en el 2001 (80.000 votos).


El Partido Obrero


El PO retrocedió de 0,87 al 0,81%. En términos absolutos, 2.000 votos: 12.500 contra 14.500.


El Partido Obrero aparece como la cara visible y más representativa del movimiento piquetero y las luchas de masas. Este hecho parece jugar en contra, electoralmente, en un momento en que las tendencias revolucionarias y la propia rebelión popular aparecen contenidas y hasta contrarrestadas por la adhesión mayoritaria al desvío democrático-electoral. Es posible que el crecimiento del Partido Obrero en el movimiento piquetero sea todavía muy reciente como para traducirse en una amplia influencia política (y, eventualmente, electoral). De una manera más general, el PO es la expresión política de un movimiento (el piquetero) que no ha establecido un liderazgo político sobre el conjunto de las masas del país.


Río Ceballos: PO 3,32%


La votación para intendente y concejales en Río Ceballos arrojó el mejor resultado del Partido Obrero en estas elecciones: el 3,32%; también allí se registró la votación más alta para gobernador y vice (2,1%). Se triplicó la votación del 27 de abril. Los compañeros encararon la tarea de ir a conquistar el voto casa por casa, punteándolo uno por uno, y ganándose adhesiones en el mano a mano; así lograron calar en un sector al cual el partido no había llegado: el del centro del pueblo, donde el porcentaje equiparó al obtenido en las mesas de las barriadas obreras.