Políticas

21/12/2023

Las estafas de Milei

El carácter trucho y fraudulento de los anuncios de Milei está quedando al descubierto rápidamente.

Seis engaños de los anuncios económicos.

Estafa 1. Dolarización y pesificación

Si examinamos con cuidado, pese a que el gobierno resolvió revisar su decisión original de implementar una dolarización, la misma se está abriendo paso de un modo muy peculiar y pérfido. La devaluación se ha trasladado rápidamente a los precios de modo tal que pasan a equipararse con los precios internacionales. Las naftas se aproximan a un dólar oficial, alrededor de los $800, y ya se anuncia que en breve un nuevo ajuste lo que la llevaría a un valor de $1.000, en línea con el dólar blue. Lo mismo puede decirse de los productos e insumos como lo revela la carrera de remarcaciones, que está creciendo a un ritmo imparable, lo que explica que ya se vaticina una inflación del 30 por ciento mensual en el próximo trimestre. La devaluación tiene un impacto en particular en los productos agropecuarios, en donde el precio interno del pan y de la carne se va alineando con los precios internacionales. La intención también es llevar las tarifas en el mismo sentido.

Si hay algo donde la dolarización se viene imponiendo a todo trapo es en el sector financiero. Es necesario tener presente que la deuda pública en pesos está indexada: el 53% está ajustada por CER, el 38% a bonos duales y el 6% a dólar link de manera tal que dicha deuda, empezando por la mitad que está atada con la divisa norteamericana, ya está dolarizada y, por lo tanto, protegida contra una devaluación. Hay que agregar a esta deuda las Lediv, emitidas por Massa en la recta final de su gestión, y que asciende por sí solo a la friolera de 5.000 millones de dólares. No olvidemos, asimismo, que la deuda ajustada por CER, como resultado de la brutal disparada inflacionaria, logre en poco tiempo una actualización que la equipare con los niveles de la devaluación practicada. Incluso se puede dar la paradoja, como ya ocurrió en el pasado con los megacanjes de la época kirchnerista, que los títulos ajustados por CER superen el salto cambiario por lo cual estaríamos frente a una revaluación de la deuda en dólares. En este caso, lejos de un proceso de desindexación de la economía como proclama el relato libertario, asistiremos no sólo a una inflación en pesos sino en dólares.

Estafa 2. El ajuste lo paga la casta

El gobierno alentaría paritarias cortas y admitiría cláusulas gatillo con acuerdos bimestrales o trimestrales con ajuste automático por precios al consumidor al menos hasta mayo. “La metodología se modificaría a partir de mayo, cuando aspiran que la economía se encuentre más estabilizada y sea necesario desindexar los salarios de la inflación” (La Nación, 20/3). Lo único, en definitiva, que apunta a una desactualización son los salarios, jubilaciones, los planes sociales y los ingresos fijos de la población trabajadora. El plan del gobierno es ir desvinculando los salarios y jubilaciones de la evolución de los precios. En este contexto, obviamente, los trabajadores informales y precarios están condenados a una enorme confiscación. En el paquete de medidas pergeñado por Milei figura la supresión de la movilidad jubilatoria. Por más que se diga que por decreto se corregirá para arriba los desfasajes que puedan producirse en el haber jubilatorio, lo cierto es que el plan motosierra contempla recortar en 0,4% del PBI los desembolsos del Estado en materia jubilatoria. El caso extremo es el congelamiento de los planes sociales que en el marco de la carestía actual equivale a su virtual eliminación a través de una licuación acelerada de su poder adquisitivo.

Bajo la economía en tiempos de Milei, enfrentamos una dolarización de los precios y una pesificación de los salarios. Esto implica una enorme transferencia a favor del empresariado, patronales del campo y agronegocios, de la patria financiera y de los acreedores de la deuda, en definitiva de la clase capitalista a expensas de los trabajadores. La participación en los ingresos de los asalariados disminuyó un 7,4 por ciento entre 2016 y 2022 (pasó del 51,9 a un 44.5%). Esta contracción fue más pronunciada bajo el macrismo pero no se revirtió y se agravó bajo el gobierno de Alberto Fernández. Faltan los datos de 2023 pero la participación va a declinar, sin lugar a dudas, si tomamos en cuenta que los niveles de pobreza son más pronunciados. Partiendo que el PBI ascendía a 500.000 millones de dólares cada punto del ingreso perdido por los trabajadores representaba 5.000 millones. Este proceso está llamado a profundizarse en forma acelerada bajo el gobierno entrante.

Estafa 3. Desarme de las Leliqs, plan Bonex y bicicleta financiera

Ni que hablar que los anuncios del nuevo gobierno abren un gigantesco negociado pues en un abrir y cerrar de ojos los tenedores de deuda tendrían una actualización que podría hasta duplicar en pesos su inversión. La deuda pública en pesos a renovar en 2024 asciende a 35 billones de pesos: esto significa que los acreedores se van a embolsar una gran tajada por la revaluación de sus tenencias. En este contexto, es necesario seguir con atención las negociaciones en torno a la deuda con los importadores que viene de la gestión anterior. Ante la falta de dólares, Massa planteó que las empresas consiguiesen las divisas por otros canales y se hiciesen cargo de hacer frente a sus importaciones con el compromiso del estado de restituirles los dólares en un plazo determinado. Por ese concepto hay en danza 50.000 millones de dólares. Pero a nadie se le escapa que al final del mandato del gobierno saliente hubo una avalancha de importaciones, muy por encima a las habituales. Por lo cual, es legítima la sospecha del carácter turbio de las operaciones, apuntando a usufructuar del dólar oficial barato a $350. Hasta Carlos Rodríguez, que hasta hace muy poco era nombrado por Milei como uno de sus principales asesores, puso en tela de juicio la operatoria. Esto no ha sido un impedimento para que el gobierno dispusiera la entrega a los involucrados de un bono atado al dólar oficial e inclusive la posibilidad transcurridos 4 años de recibir directamente las divisas. El bono se trata de un seguro de cambio pues garantiza a sus tenedores hacer frente a sus futuras operaciones, sin correr el riesgo de un salto del dólar oficial.

Entretanto, el desarme de las Leliqs de las que habló Milei en la campaña electoral se pretende llevar a cabo sustituyéndolas por letras del tesoro. La deuda del Central sería reemplazada por deuda del Estado nacional. Aunque no tiene un carácter compulsivo, estaríamos frente a una suerte de revival del plan Bonex, a pesar que Milei desmintió una y otra vez esa salida. Lo cierto es que la endeblez y precariedad del sistema bancario se potencia pues la contrapartida de los depósitos de los ahorristas es un bono de muy inferior solvencia y calidad. En lugar de un certificado del Banco Central que tiene la capacidad de devolver el dinero prestado en cualquier momento, en la medida que tienen el poder de emitir, los bancos comerciales pasan a tener en su poder un título del Estado nacional fundido que tiene en su historial defaults y reprogramaciones una decena de veces.

Está a la vista que los ahorros están en peligro y una nueva crisis bancaria, como la que ocurrió en el 2000, asoma como una perspectiva.

Las nuevas letras del Tesoro serían también una vía para desactivar la bola de las Leliqs incentivando la compra de este nuevo título por parte de los propios ahorristas, reemplazando una porción de los plazos fijos por esta nueva inversión y absorbiendo, por este procedimiento, parte de la liquidez que hoy es canalizada por los bancos y que luego se canjea por Leliqs al Central.

En forma inmediata, Caputo y el titular del BCRA han habilitado una nueva bicicleta financiera. Al disponer que el tipo de cambio oficial se va devaluar solamente al 2% mensual, los especuladores tienen despejado el terreno para cambiar dólares por pesos e invertirlo en el sistema local (carry trade) sacando en un mes el rédito que obtendrían recién en dos años en cualquier colocación habitual en la plazas financieras del exterior.

Estafa 4. Fin a la emisión del BCRA

Sin embargo, esta ingeniería financiera en la que este empeñado el gobierno está agarrada con alfileres. El atractivo de invertir en estos títulos es que el dólar oficial siga virtualmente congelado con este ajuste mensual de apenas un 2% y la brecha con el paralelo no se agrande. Basta que el dólar blue y financiero pegue un nuevo salto para que todo este edificio se venga abajo. Y la liquidez que hoy se busca atraer mediante este festival de bonos se desplace hacia la divisa norteamericana. Ya tenemos el antecedente del fiasco anterior de Caputo, catalogado en su momento como el Messi de las finanzas, de modo que no nos debe sorprender que se repita la historia, en una situación aún más delicada que la reinante en la época de Macri. Lo cierto es que, entretanto, sin haber desarmado la bola de Leliqs, se está creando la bola de la deuda pública que antes de estas nuevas emisiones, ya era insostenible. Estamos ante una deuda ilevantable que, entretanto, implica más intereses que debe abonar el Estado nacional, lo cual echa leña fuego a las erogaciones del Estado y, por lo tanto, agiganta el déficit fiscal. En este marco, no va haber escapatoria que seguir emitiendo, lo cual va a terminar por pinchar dos de las principales promesas del relato libertario.

Estafa 5. Estatismo y derechos de propiedad

Del mismo modo, es un fraude la prescindencia del Estado o la minimización de su presencia que proclaman. Bajo Milei, el estatismo –y bien totalitario- avanza y no la libertad. Sin nuevo presupuesto y prorrogando el presupuesto del años anterior -que digamos de paso fue pactado en su momento con Masa- al Poder Ejecutivo cuenta con la facultad para decidir el destino de los ingresos y de los gastos. El Estado nacional pasa a tener un manejo despótico y discrecional de los aspectos cruciales y determinantes de la vida nacional.

El derecho de propiedad es otra de las falsedades libertarias. La seguridad jurídica vale para el capital pero no para el trabajo. Los contratos de la deuda deben ser honrados pero se pueden violar tranquilamente. En cambio, los contratos vigentes con la población laboriosa y explotada. La propiedad capitalista es sagrada pero no ocurre lo mismo con las únicas y pocas propiedades que posee un trabajador -el salario, las jubilaciones y los ahorros que puede haber juntado-, que pueden ser licuadas y mutiladas.

Estafa 6. La luz al final del túnel

El hecho de que los trabajadores sean sometidos a sacrificios y privaciones inauditas no garantiza, ni mucho menos, una salida de la crisis. Lejos de haber una luz al final del camino, lo que se viene es una nueva bancarrota nacional. El actual desborde inflacionario va a desactualizar muy pronto el dólar oficial y ensanchar la brecha con el dólar paralelo, lo cual va a obligar a una nueva devaluación y un nuevo salto en los precios y tarifas que toman como referencia al dólar. Tengamos en cuenta que ya con la presente devaluación el PBI se ha desvalorizado en términos de dólares. En lugar de los 500.000 millones previos asciende hoy a 300.000 millones de dólares y, en esa medida, el peso y la proporción de la deuda con relación al PBI se han agigantado. La deuda es una hipoteca ilevantable y, con más razón ahora, lo que se agrega con la nueva deuda emitida por el tándem Milei-Caputo. Este derrotero augura una crisis cambiaria y bancaria.

Al mismo tiempo que queda expuesta cada vez más claramente la inviabilidad del plan motosierra, del mismo modo están aflorando los choques y divisiones de la burguesía. El dólar a $714 para las exportaciones que se retrasa día a día frente a la carestía no despierta el entusiasmo de los agronegocios y no hay que descartar que, bajo esas condiciones, se retengan las liquidaciones de los granos y demás productos. Las retenciones que se habían generalizado a todos los bienes exportados es otra fuente de discordia y ya el gobierno se ha visto obligado a dar marcha atrás en ciertos sectores. A las automotrices parece no cerrarles importar con un dólar de $940 y tener que liquidar su exportaciones en $200 menos. Los intereses y apetitos de la clase capitalista son muy disimiles y enfrentados entre sí y es difícil conciliar las contradicciones que se hacen insalvables, en un contexto de crisis como la actual. Pero más allá de la crisis por arriba, el desafío fundamental del plan motosierra se juega en las calles y en la reacción que provoque en los trabajadores. Se va a poner a prueba la capacidad de contener la conflictividad social que despierte la ofensiva en curso. Como siempre, la pulseada crucial se dirime en el escenario de la lucha de clases.

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