Políticas

5/5/2023

Las falacias de la propuesta de Milei para la educación

El sistema de vouchers subsidia la privatización de la educación.

Javier Milei dice que el Estado tiene que subsidiar la demanda y no la oferta, para alentar el crecimiento. En el caso de la educación propone entregar un voucher a las familias para que estas decidan “libremente” si envían a sus hijos a la escuela pública o a la privada.

Primer incógnita: ¿las familias acomodadas recibirían lo mismo que las familias obreras?

Segunda incógnita: ¿los vauchers serían de libre disponibilidad?

Eso se conecta con su planteo de no obligatoriedad de la educación secundaria. El mercado de vauchers se sumaria así a su mercado de órganos. A la postre una familia obrera de escasos ingresos podría vende el vaucher o canjearlo por comida y retirar a sus hijos de la escuela. Bastaría con tomar el ejemplo de los negociados capitalistas con los Tickets Canasta, aquellos que recibían los trabajadores como parte de su salario en los tiempos menemistas, cuyo programa económico Milei reivindica sin sonrojarse.

Quizás esa sociedad es la que imagina el candidato.

Por otro lado los vouchers que reciban las familias burguesas y las clases intermedias serían una forma de financiar con recursos de toda la sociedad la educación privada. En definitiva una forma indirecta de subsidiar la oferta bajo otra apariencia.

Otro aspecto del asunto es la supuesta igualdad de competencia entre las escuelas públicas y las privadas, y el fantasioso axioma liberal del mejoramiento de la calidad por esa vía. En realidad el desarrollo capitalista muestra que la competencia entre capitalistas lleva a la concentración del capital y a la consiguiente destrucción de fuerzas productivas sobrantes, capital y mano de obra. Es decir a la eliminación del competidor menos eficiente. Ahí se esconde el cangrejo debajo de la piedra que no muestra Milei.

Si por un lado reduce la inversión del Estado destinada a la educación pública y por otro alienta el pasaje de familias a la escuela privada, en definitiva terminaría de hundir a la educación pública bajo la falacia de la libre competencia y de una reducción del gasto social en materia educativa.

He ahí el verdadero plan educativo de Milei.

Por vía de la reducción del presupuesto en educación todos los gobiernos capitalistas están destruyendo la escuela pública en favor de la educación privada. Sin ir más lejos esto demuestran los datos de CABA de Larreta o el descalabro de la educación en la provincia gobernada por el progre Kicillof, por citar dos ejemplos.

La propuesta del liberfacho no es otra cosa que la aceleración desenfrenada de ese proceso para beneficar a la clase capitalista que monta una escuela como monta una fábrica, cuyo objetivo es la ganancia produciendo una mercancía, donde en este caso en vez de salchichas produce enseñanza.

Pero finalmente hay otro asunto escondido debajo del programa de Milei.

La producción capitalista es producción de plusvalía. ¿Qué significa esto? Que el capital se valoriza a partir del trabajo del obrero y de la parte del tiempo de trabajo que el capitalista le roba al obrero. Detalle no menor ya descubierto por Marx a mediados del siglo XIX. Esa relación social de explotación del capital sobre el trabajo se da en una fábrica lo mismo que en una escuela u otro establecimiento de educación privada; los docentes están sujetos a la misma lógica de explotación.

Por tanto y finalmente, la propuesta de Milei tiene por objetivo la valorización del capital por la doble vía del subsidio social en la forma de voucher y la máxima explotación de la mano de obra docente que, al eliminar la educación pública, terminaría empujando a la baja los salarios de las fábricas de enseñanza privadas.

¿Cuál es el programa que levanta el Partido Obrero y el Frente de Izquierda?

En primer lugar la denuncia del deterioro de la educación pública producto de las políticas de todos los gobiernos capitalistas.

En segundo lugar cuestionar la baja general de los salarios docentes que contribuyen a aumentar la extracción de plusvalía de los capitalistas de la enseñanza. Ante este cuadro la izquierda levanta un programa general de aumento de salarios por encima de la inflación y con cláusula de ajuste automático.

Además de la eliminación de los beneficios a la enseñanza privada, como las exenciones impositivas y la cesión de tierras fiscales para estos establecimientos privados. Esto, sin cargar a las familias y estudiantes con mayores cuotas.

Por último un aumento sustancial del presupuesto educativo y un plan de obras públicas para la construcción de las miles de escuelas y de jardines que hacen falta. Como también la puesta en pie de más universidades para satisfacer las necesidades locales de acceso a la educación superior de la clase trabajadora u otros sectores postergados.

Este programa solo podrá ser impuesto por un gobierno de los trabajadores y la izquierda, que parta del no pago de la fraudulenta deuda externa, de la nacionalización de la banca y el comercio exterior para volcar todos los recursos en la reconstrucción de la sociedad sobre nuevas bases.

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