Políticas

30/9/1998|602

Las ‘jubilaciones privadas’ se van a pique

“Lanzan un plan de salvataje para la jubilación privada”, títuló Ambito Financiero (11/9) su admisión de la quiebra del ‘revolucionario’sistema de las AFJP.


Los números son contundentes. “Desde que comenzó a funcionar la jubilación privada, en julio de 1994, las AFJP recibieron 13.670 millones en aportes de sus afiliados. Cobraron unos 4.000 millones en comisiones, por lo que en las cuentas de los afiliados ingresaron 9.670, lo que coincide con el valor total de los fondos de mediados de este mes” (Clarín, 25/9).


Es decir que las AFJP les infligieron gruesas pérdidas a los trabajadores, por 4.000 millones de pesos, en lugar de valorizar los aportes.


Que las AFJP sólo prometen dar jubilaciones miserables, lo acaba de reconocer la propia Superintendencia de AFJP, que recomienda ahora a la gente próxima a jubilarse que postergue su jubilación o que cobre la parte estatal “y más adelante, cuando los mercados se normalicen, reciba la renta privada” (Clarín, 11/9).


Pero el trabajador ni siquiera tiene el derecho a postergar su jubilación, porque para ello necesita el acuerdo de su patronal, que sólo piensa en desprenderse de los trabajadores de esa edad. Menos solución es cobrar sólo la parte estatal de la jubilación, porque ni toda la jubilación alcanza para llegar a fin de mes.


Más grave es el caso de los pensionados por invalidez o viudez, porque el dinero que financia esa pensión, en los últimos meses, se desvalorizó un 30 o 40%. Por eso, la Superintendencia tuvo que autorizar ahora el pedido de esos pensionados de dejar congelado el dinero en pesos, para que no pierdan más valor, hasta tanto se les apruebe el beneficio.


Disimulo


Cuando se produjo la crisis mexicana, la Superintendencia de AFJP autorizó a que una cuarta parte de los fondos de las AFJP pudiesen ser invertidos en títulos públicos no su a precio de mercado sino al que figura en la lámina, con la condición de que esos bonos permanecieran en manos de las AFJP hasta su vencimiento.


Esto no impidió que, apenas estallara la crisis internacional, los fondos que manejan las AFJP pasaran a tener pérdidas. Por eso, ahora la Superintendencia amplió el margen para contabilizar sus inversiones a valor ficticio del 25 al 30%, con la posibilidad de alcanzar el 50%, “si ese 20% excedente corresponde a títulos que vencen antes de los 100 días” (Clarín, 11/9).


Se trata de un maquillaje contable. Las AFJP podrán contabilizar todos los días un valor para esos títulos superior al del mercado, y hasta ganancias, por los intereses que pagarían a su vencimiento, aunque los precios de esos bonos caigan en los mercados internacionales y nacionales por debajo incluso de la suma de su precio más los intereses.


También se permitió que las AFJP tengan hasta el 3% del fondo en dinero en efectivo sin invertir —el equivalente a dos meses de recaudación— para evitar que sean obligadas a comprar papeles que van a bajar de cotización.


Pero, en su momento, se había dicho que las AFJP nunca tendrían la recaudación de los aportes en sus manos ya que tenían que invertir todo en acciones, plazos fijos o bonos (y ponerlos en bancos custodios), es decir, que no podrían malversarlos en beneficio propio. Ahora se las autoriza a lo contrario: dinero sin invertir en sus cajas.


La crisis ha pulverizado la posibilidad de formar un mercado de capitales mediante la confiscación del salario.


El hundimiento de la jubilación privada no tiene parangón: ofrece jubilaciones inferiores a la quebrada jubilación estatal y, en lugar de dinamizar el mercado de capitales, las AFJP están obligadas a inmovilizar el dinero, retirar las inversiones del mercado, contabilizarlas de manera ficticia y, aun así, registrar brutales pérdidas. En setiembre, el quebranto anual no bajará del 15%.