Las Madres de Plaza de Mayo y ETA
Las Madres de Plaza de Mayo lamentamos que después de 23 años de lucha no violenta, en defensa de la vida, la justicia y los derechos humanos, tengamos que salir a responder calumnias.
Las Madres de Plaza de Mayo jamás apoyamos los crímenes de la ETA ni los de ninguna organización política. Pero las Madres de Plaza de Mayo apoyamos a los familiares de los presos vascos, y defendemos el derecho a un trato justo y humanitario.
Como organismo defensor de los derechos humanos es nuestra obligación denunciar a los Estados cuando toleran o implementan la tortura, las ejecuciones o las vejaciones a los detenidos.
Si se comete un crimen, el castigo debe ser la cárcel. Cuando el Estado viola la ley, se transforma en un Estado terrorista. Ningún crimen, ningún delito puede justificar la tortura como mecanismo de opresión.
De los más de 650 presos vascos, muchos seguramente esta detenidos por haber participado en hechos de violencia. Pero muchos están presos simplemente por lo que piensan o por conocer a alguien…
Las Madres de Plaza de Mayo expresamos nuestra solidaridad con el pueblo vasco, cuando denunciamos el arbitrario cierre de un periódico, donde muchas veces se publicaba lo que ningún otro medio se atrevía a informar.
Las Madres de Plaza de Mayo levantamos nuestra voz cuando denunciamos la detención de los integrantes de un partido político que representaban una expresión legítima y legal de la vida política vasca.
Las Madres de Plaza de Mayo denunciamos la tortura de numerosos detenidos, consentidas por los jueces de la Audiencia Nacional. Escuchamos aterradas los relatos de familiares de las víctimas de tortura, violaciones y abusos, impotentes ante la complicidad judicial y el silencio de la prensa oficialista.
Si algo ha caracterizado a nuestra organización fue el demostrarle a los jóvenes que la violencia y la venganza no eran los caminos correctos. Que el único camino es el compromiso política, que la política es la mejor acción del hombre, lo único que nos puede liberar. Pero cuando la política se hace con ética, con principios, sin claudicaciones.
Reivindicamos el derecho a la rebelión de los pueblos para liberarse de las dictaduras. El sagrado derecho de los pueblos de resistirse a la opresión.
Las Madres observamos con mucho dolor la forma en que el discurso demagógico arrastra a todos los sectores hacia posiciones fascistas. Una cosa es condenar la violencia de la ETA y otra muy distinta es hacer oídos sordos a los reclamos de los familiares de los detenidos.
Es importante recordar que estas denuncias que formulamos las Madres también fueron hechas por Amnistía Internacional y numerosos organismos de derechos humanos.
Jamás apoyaremos los crímenes ni la violencia injustificada. Pero siempre denunciaremos la tortura, las vejaciones, los fusilamientos y las detenciones ilegales.
Las Madres de Plaza de Mayo tenemos compañeras desaparecidas, hemos padecido la cárcel, los golpes y las torturas en carne propia, además de la desaparición de nuestros hijos.
Las Madres jamás callaremos nuestra voz aunque tengamos que soportar las calumnias, la represión y la muerte