Políticas

3/4/2025

Las Malvinas son argentinas: fuera Milei, los milicos, los kelpers y los yanquis

El acto del presidente, el de Villarruel y el video de los militares. El día de la antisoberanía nacional.

Milei protagonizando el acto.

En el marco del Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas, este miércoles 2 de abril Javier Milei encabezó un acto en el cenotafio de Plaza San Martín, en la Ciudad de Buenos Aires, donde volvió a demostrar que es un verdadero peón de las potencias imperialistas al defender la “autodeterminación” de los kelpers. Una postura que, como denunció el dirigente nacional y diputado del Partido Obrero Gabriel Solano, equivale a renunciar a la soberanía argentina sobre las islas. En otra muestra de sumisión, Milei partió hacia Estados Unidos para reunirse con Donald Trump e intentar destrabar el acuerdo con el FMI.

"Si de soberanía sobre las Malvinas se trata, nosotros dejamos en claro que el voto más importante de todos es el que se hace con los pies, y anhelamos que los malvinenses decidan algún día votarnos con los pies a nosotros y quieran ser argentinos", declaró entre otras cosas el presidente. Con estas palabras, prácticamente legitimó la colonización inglesa de las islas. "La doctrina defendida por Milei es exactamente la misma que defiende el imperialismo inglés, que siempre ha invocado la ocupación de las islas en nombre de la autodeterminación de la población ocupante", señaló Solano.

Lo de Milei no sorprendió a nadie, pero su discurso dejó aún más en evidencia sus rasgos proimperialistas. Es que su gobierno ha permitido que el Reino Unido extienda su control sobre el Mar Argentino y está implementando un plan de entrega de las riquezas del país. En esta línea, que se va a profundizar con el nuevo pacto con el FMI, se inscriben políticas como el Rigi. Asimismo, el pequeño estafador es un fanático declarado de Margaret Thatcher, quien fuera la verduga de cientos de jóvenes argentinos.

"Milei se pliega a interpretaciones contrarias a las resoluciones de las Naciones Unidas, que nunca han reconocido a los kelpers el derecho a decidir sobre la soberanía, precisamente por tratarse de una población implantada por la potencia ocupante. Su posición viola el mandato constitucional y sería suficiente para que el Congreso lo someta a un juicio político. Renunciar a la soberanía territorial de su propio país es uno de los peores delitos que puede cometer un presidente", agregó el diputado del PO.

En este contexto, el gobierno difundió un video sobre Malvinas en el que aparece Carlos Bianchi, un oficial retirado de la Armada denunciado por atormentar y estaquear a soldados durante la guerra. La dictadura genocida –que el gobierno de Milei reivindica abiertamente sin pudor– aplicó métodos de terrorismo de Estado contra los propios soldados argentinos. Otra prueba de que los militares no buscaban recuperar las Malvinas, sino salvarse; ordenaron la ocupación en momentos en que crecían las luchas obreras antidictatoriales y la crisis económica socavaba las bases de sustentación del régimen.

La jornada también dejó al descubierto la fractura del oficialismo. La vicepresidenta Victoria Villarruel protagonizó un acto en Ushuaia donde pidió iniciar un "proceso de malvinización" e hizo demagogia nacionalista exigiendo políticas que "protejan" los recursos del "saqueo" de las potencias. Sin embargo, rápidamente mostró su hilacha entreguista al afirmar que "la seguridad del Atlántico Sur no puede quedar en manos de una potencia extracontinental". O sea, quiere que quede en manos de una potencia "continental": el mandamás del Norte. Cabe recordar que Villarruel le regaló un cuadro de Malvinas a Laura Richardson, exjefa del Comando Sur de EE.UU. bajo el gobierno de Joe Biden, quien exigió en reiteradas ocasiones que Argentina entregue recursos como el litio y el petróleo a los yanquis.

Además, la vicepresidenta calificó la guerra de 1982 como "la mayor gesta militar de la historia argentina, con un país débil enfrentando a una de las mayores potencias nucleares del planeta". Así, buscó ocultar el carácter aventurero y falsamente antiimperialista de la política de la dictadura: Galtieri y su camarilla buscaban negociar la entrega de las islas a EE.UU., incluso contemplando que los británicos siguieran explotando sus recursos.

La causa de Malvinas es muy importante para el pueblo argentino. Villarruel debería tener en cuenta que en sectores de la clase trabajadora no solo impera un rechazo hacia los piratas ingleses sino también hacia los imperialistas norteamericanos. En 1984, esto quedó demostrado cuando una masiva movilización –conocida como el Madrynazo– expulsó a un barco de la flota estadounidense del puerto de Madryn. Allí se coreaba "en puertos argentinos no queremos asesinos" y "fuera yanquis de América Latina". El pueblo sabía que EE.UU. había apoyado a Thatcher durante la guerra. Aquella jornada también significó un golpe contra el gobierno proimperialista de Alfonsín.

La defensa de la soberanía nacional va a venir de la mano de un gobierno de trabajadores que rompa con el imperialismo y lleve adelante una lucha a fondo para derrotarlo.

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