Políticas

18/2/2016|1399

Las paritarias, en el centro de la tormenta

El compromiso de hierro de los partidos capitalistas -del macrismo a los K, pasando por Massa- con la escalada antiobrera coloca al rojo vivo la cuestión de la independencia de la clase obrera frente a los agentes políticos y sindicales del ajuste, en particular, de quienes prepararon el desembarco del macrismo después de trece años de pago serial de la deuda, rescate de las privatizadas, precarización laboral y regimentación de los sindicatos


Los índices de precios que el gobierno ha tomado como “alternativos”, hasta que el Indec publique los propios, han sido lapidarios. La provincia de San Luis calculó un 6,5% de inflación en enero, y la ‘macrista’ Capital más de un 4%. La inflación acumulada del último trimestre, sobre esa base, no baja del 12%. Los opositores que producen la “inflación Congreso”, haciéndole un favor a Macri, se clavaron en el 10%. Si a la inflación de este año se le añade la de los últimos meses de 2015, ningún aumento salarial que mantenga el ya golpeado poder adquisitivo del salario debería bajar del 40. La canasta familiar alcanza los 19.000 pesos según la Universidad de Rosario. Los salarios iniciales de gremios fundamentales, sin embargo, no alcanzan a la mitad de esa cifra.


 


Cónclave antiobrero


 


Esta agenda elemental estuvo ausente en la reunión de Macri con toda la “crema” de la burocracia sindical. La reunión refrendó el pedido que Macri ya le había formulado a Moyano en privado: el compromiso de las diferentes fracciones de la burocracia con la agenda del ajuste. A cambio de ello, las cúpulas reclaman por el resarcimiento estatal a la caja de las obras sociales. La burocracia sindical, por su parte, admite la extorsión oficial sobre el impuesto a las ganancias -donde las mejoras al mínimo no imponible estarán condicionadas a que los sindicatos se “moderen” en las paritarias. Pero los cambios que se preparan para la “cuarta categoría” (asalariados), podrían ser rápidamente devorados por la inflación. Sólo los diputados del Partido Obrero en el Frente de Izquierda (ver artículo) han planteado su abolición incondicional.


 


El conclave de Macri con Moyano, Caló y otros ignoró por completo la cuestión de los despidos, que no es solamente patrimonio de los estatales. El observatorio de la CTA ha calculado en 25.000 los despidos privados. A ello, se suman las suspensiones en Fiat y Volkswagen. La Uocra ha perdido 85.000 puestos en el último año


 


Las cesantías, sin embargo, no son un “daño colateral”. La política oficial, que en más de un sentido, agrava la recesión industrial, apunta a golpear sobre la capacidad de organización de la clase obrera, de cara a las paritarias.


 


Paritaria “corta”


 


En este cuadro, es significativo que el gobierno haya habilitado a la firma de “paritarias cortas”, o sea, acuerdos sujetos a una revisión posterior “según la marcha de la inflación”. El pionero ha sido otro de los visitantes de Macri, Armando Cavalieri, en el Sindicato de Comercio, quien aceptó un incremento de sólo el 20%, con el compromiso de ‘revisar’ al cabo de seis meses. Aunque estos acuerdos dejan abierta la puerta para que la cuestión salarial se reabra en el segundo semestre, el gobierno y las patronales admitirían ese cierre precario siempre que los aumentos corran por debajo de la inflación. De esa manera quieren atravesar un semestre signado por tarifazos y probables nuevas devaluaciones. Pero también, por la escalada de despidos que se preparan en la administración pública y en la industria privada. Para la eventual “reapertura” de esas paritarias, el gobierno apuesta a que la recesión empuje a la aceptación de complementos miserables. El gobierno ha cedido en el techo salarial que pretendía originalmente en la paritaria docente. De todos modos, la nueva oferta implica un salario inicial que no llega a la mitad de la canasta familiar. Este reacomodamiento tiene como objetivo evitar un no inicio de clases y, por esa vía, aislar al resto de los estatales a la hora de debatir un aumento con ellos.


 


El reforzamiento represivo que debate el gobierno, desde el “protocolo” contra movilizaciones hasta el nombramiento de dos jueces reaccionarios en la Corte, apunta sin duda a este disciplinamiento social.


 


Reagrupamiento


 


Este cuadro de situación acentúa la necesidad de una deliberación del activismo obrero combativo y clasista, para establecer un programa y una política para movilizar a los grandes sindicatos obreros. El próximo 5 de marzo se concretará el encuentro del activismo antiburocrático que surgió, meses atrás, de la iniciativa que tomaron Aceiteros y la Línea 60 -dos organizaciones obreras que defendieron el salario y el derecho al trabajo apelando al método de la huelga general. El programa que debatirá este encuentro debe tener en cuenta la escalada estatal y patronal contra las paritarias, pero también la experiencia de lucha de sus protagonistas. En estos puntos, está la lucha por paritarias libres y con representantes electos, con un salario inicial igual a la canasta familiar y por un aumento del 40%; por la indexación mensual de los salarios y la abolición incondicional del impuesto a las ganancias; por la prohibición de suspensiones y despidos y el reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario; el 82% móvil del último mejor salario percibido y el pago inmediato de las sentencias a los jubilados, junto a la solidaridad activa con los trabajadores en lucha, de Cresta Roja, de Tiempo y el Grupo 23, entre otros. Este programa debe integrarse a la defensa del derecho a la protesta y a la movilización. La jornada del próximo 24 de marzo debe ser un pronunciamiento masivo de los activistas y luchadores en este sentido, en la marcha independiente que preparan los organismos de derechos humanos independientes junto a la izquierda.


 


El compromiso de hierro de los partidos capitalistas -del macrismo a los K, pasando por Massa- con la escalada antiobrera coloca al rojo vivo la cuestión de la independencia de la clase obrera frente a los agentes políticos y sindicales del ajuste, en particular, de quienes prepararon el desembarco del macrismo después de trece años de pago serial de la deuda, rescate de las privatizadas, precarización laboral y regimentación de los sindicatos.