Políticas

15/2/2024

La suba en la canasta básica expone la miseria del salario mínimo

Un piso salarial que ya no guarda ninguna relación con los gastos de subsistencia.

Crece la pobreza.

Con la publicación simultánea de los datos de la inflación de enero (20,6%) y la evolución de la canasta alimentaria y la canasta básica, ubicándose en $285.651 y $596.823, respectivamente, la discusión por la actualización del salario mínimo -con la convocatoria al Consejo del Salario para este jueves 15- expone una realidad incuestionable: un ajuste en el piso salarial que lo ubica en niveles de indigencia y miseria.

Con un último aumento en diciembre, que llevó el salario mínimo a escasos $156.000, la inflación de diciembre (25,5%) y la de enero terminaron por asestarle un golpe letal a un ingreso base vapuleado durante todo el 2023, que ya no es referencia alguna de consumo mínimo ni supervivencia.

Para ilustrar esta conclusión solo es preciso mencionar que la canasta alimentaria subió desde enero del 2023 ($72.043) a enero del 2024 ($285.651) un 296,4%; la canasta básica pasó, para el mismo periodo, de $163.539 a $596.823, totalizando una suba de 264,9%; mientras que el salario mínimo subió tan solo un 184,6%, pasando de $84.500 a $156.000.

Existe un línea conductora entre el ajuste desenvuelto por el Frente de Todos y La Libertad Avanza, agravado por las sucesivas devaluaciones, la liberación de precios y los beneficios para los capitalistas, en el marco de una fuerte licuación de los ingresos salariales y populares.

En este marco, la propuesta de aumento del 85% anunciada por la CGT, que llevaría el piso salarial a $288.600 solo sirve para seguir marcando el paso del ajuste, cuando el salario mínimo no guarda ninguna relación real con los precios de los consumos indispensables de la población trabajadora.

Considerado el salario mínimo contra la canasta alimentaria estamos ante una caída real del 62,4% del poder adquisitivo del mismo en un año. Solo para regresar a niveles de principios del 2023, cuando al menos sobrepasaba la indigencia, el salario mínimo debería subir un 114%.

La propuesta de la CGT, que no va acompañada de ninguna medida concreta ni amenaza de acción futura, consagra un recorte sobre un piso salarial golpeado por peronistas y “libertarios”. Algo que va de la mano del deterioro en los salarios privados y del sector público que las centrales obreras están dejando pasar.

Para que el Salario Mínimo, Vital y Móvil -del cual dependen millones de trabajadores no registrados y precarizados, jubilados y múltiples prestaciones- guarde una relación real con su propio nombre debería partir necesariamente del valor de la canasta básica: un punto de partida que no puede eludir los $600.000., junto con una indexación mensual para no perder terreno contra la inflación.

El gobierno nacional justamente, busca esto último –como lo ha declarado recientemente Javier Milei-, licuar los salarios e ingresos populares para hacer pasar el ajuste fiscal que requiere el FMI y refrendar los negocios capitalistas, pujando por un bajas más general de los salarios y la cuasi eliminación de los programas sociales.

La salida a esta situación demanda de una acción colectiva de los trabajadores frente al ajuste en marcha, que debe partir del paro nacional y de otras medidas de acción que se discutan, lo que requiere de una asamblea nacional e trabajadores ocupados y desocupados y de todos aquellos sectores afectados por el ajuste del gobierno de Mieli y el FMI.

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