Políticas

11/3/2010|1119

Las vacas también producen soja

Por qué sube el precio de la carne

Si hay en algo en lo que coinciden las entidades rurales (Mesa de Enlace) y el gobierno kirchnerista es en la política agropecuaria. Aunque suene insólito es así: las medidas implementadas hace años tienen como hilo conductor fomentar el incremento de las hectáreas destinadas a la siembra de la oleaginosa. No sólo un tipo de cambio alto, sostenido por los trabajadores, sino el festival de subsidios destinados al engorde de hacienda vacuna a corral.
A nadie se le ocurrió preguntar por qué se subsidian a los feed-lots (engordes a corral), esto no se hacía con los engordadores tradicionales a pasto. El propósito final de las “compensaciones” (como llaman los funcionarios a dichos subsidios) es que las vacas estén encerradas en corrales para su engorde y poder destinar más hectáreas de campo a la producción agrícola, fundamentalmente de soja. Por supuesto, este esquema de subsidios introdujo con más virulencia dentro del negocio ganadero un nuevo actor: si en la producción agrícola aparecen los grupos financieros llamados pooles de siembra, en la producción ganadera aparecen los grandes feed-lots, que se asemejan más a inversiones financieras que a producciones pecuarias “puras”. Los “nacionales y populares” lograron lo que no pudieron la dictadura ni el menemismo: concentrar el negocio ganadero en un puñado de inversores financieros.

No es igual para todos

Este esquema de subsidios deformó el tradicional mercado de carnes. Los pequeños productores, imposibilitados de recibir las compensaciones millonarias de los grandes feed-lots, fundamentalmente por la imposibilidad financiera de esperar el pago de los subsidios estatales (las demoras en los pagos llegan a un año), y los que no pueden tener la innumerable cantidad de requisitos burocráticos requeridos por Senasa y ONCCA, organismos de control sanitario y comercial del Estado, fueron obligando a muchos pequeños productores a cambiar de rumbo. Por supuesto, se les hizo imposible competir a aquellos que engordaban en forma tradicional contra los grandes feed-lots. La gran mayoría comenzó a liquidar vacas (en el año 2009 fue récord la matanza de hembras, justamente la fábrica de terneros, muchas de ellas preñadas) y a arrendar sus campos… para la soja, a los pooles de siembra.

De todas formas se venía anticipando la liquidación de vientres, que es una decisión política de las entidades rurales planificada por lo menos dos años atrás. En cuantos congresos de Crea o de cualquier entidad rural se hablaba en forma insistente de que se venía una reducción del stock. En realidad, se estaba induciendo a los productores a que liquiden vientres, cosa que no es novedad como método de los hacendados sino una medida recurrente a lo largo de los ciclos ganaderos. En cuanto aparece un poco de sobreoferta sobreviene la reducción y escasez siguiente. La novedad de esta situación es que aparece en escena el yuyo soja, propiciado por el gobierno “nacional y popular”. El socio número uno de los sojeros es el gobierno kichnerista a costa del hambre del pueblo, dólar alto y alimentos caros.

Todas las medidas llevan a que el negocio ganadero se concentre en grupos inversores financieros, igual que la soja. El precio no va a bajar en forma sustancial. Lo que sí se va a producir es una caída sustancial de ventas, por lo cual van a caer miles de pequeños carniceros, empleados de supermercados y, sobre todo, obreros de la industria frigorífica.
Para garantizar alimentos a la población, empleo genuino en la toda la cadena agroindustrial de la producción de carne e incluso abastecer a los países latinoamericanos, hay que organizar sobre otras bases sociales la producción ganadera.