Las velas y gomones del gobierno PRO

Nueve años después de las inundaciones de 2001, las lluvias de febrero volvieron a anegar a la Capital. La persistencia del desastre coloca en el banquillo a todos los que gobernaron la Ciudad desde ese entonces.

Las megaconstrucciones impermeabilizaron el suelo de la Ciudad, y destruyeron espacios verdes que facilitan la absorción de las lluvias. La misma especulación inmobiliaria prolongó la urbanización a expensas del río, dificultando la salida de los efluentes pluviales.

Mientras tanto, y para “remediar las inundaciones”, se ejecutaron megaobras de presupuestos siderales y dudosos resultados. Ibarra inició un “Plan Hidráulico” financiado y “auditado” por el Banco Mundial. Así, se construyó en Belgrano el caño “aliviador” del arroyo Vega., con un costo de más de 200 millones de dólares. Pero el pasado viernes 19, y con el “aliviador” terminado, Belgrano se inundó sin atenuantes.

Macri está construyendo “su” propio aliviador, con un presupuesto de más de 300 millones de dólares. Razones no le faltan: la empresa adjudicataria de la obra, Ghella, participa del 50% de la constructora IECSA en sociedad con un primo de “Mauricio”. Pero un especialista anticipó que “los túneles no funcionarán debido a la falta de desnivel con el río. Ante una sudestada, dejarán de funcionar por completo o bien traerán el agua a Palermo y Villa Crespo” (La Nación, 2/3). Ambientalistas de la zona han propuesto salidas mucho menos costosas. Por caso, un lago artificial en Pacífico, que absorbería los excesos de agua de las grandes lluvias. Pero ese proyecto exigiría sustraer de la especulación inmobiliaria a varias manzanas de la zona. Y desafiar al faraónico plan del Banco Mundial y la “patria contratista”.

Agravando este cuadro, el macrismo redujo los más elementales gastos de mantenimiento urbano. Un informe de la Auditoría señala que “el Gobierno no mantiene a los sumideros en buen estado operativo”.

De Ibarra a Macri, lo que fracasó es la gestión capitalista de la Ciudad, que colocó el presupuesto público y los poderes del Estado al servicio de constructoras e inmobiliarias. A estos desastres, se agregan los de otra gestión capitalista: la del matrimonio Kirchner, que permitió que las privatizadas –Edesur– redujeran año tras año sus compromisos de mantenimiento e inversión. Por eso, las cámaras de luz no resisten las inundaciones.

Ya con la ciudad inundada, Macri le ofreció resarcimientos miserables a los afectados, condicionados al pago de “impuestos al día”. Por su parte, Rodríguez Larreta ofertó “créditos blandos” (sic), o sea, endeudar a los damnificados.

En cambio, el pueblo de la Ciudad se autoconvocó en asambleas en todos los barrios afectados. La determinación popular de buscar una salida propia es tan fuerte como la incapacidad de gobernar de los partidos capitalistas. El reclamo es claro:

• Resarcimiento integral de los daños, a cargo del estado y de Edesur

• Investigación de todas las obras fraudulentas de los últimos diez años.

• Por un plan de control de las inundaciones discutido y ejecutado bajo el control de organizaciones obreras y vecinales.