Políticas

23/3/1993|385

Legalizan otra evasión fiscal más de los patrones

El gobierno, por medio de un decreto, eximió del pago de los aportes previsionales y demás contribuciones sociales (obra social, subsidio familiar, etc) a los llamados “sueldos disfrazados”, (tickets de comida, canasta de alimentos, reintegro de gastos médicos, provisión de útiles y guardapolvos para los niños, etc. etc.) autorizando así una práctica evasora que las patronales venían realizando hacía mucho tiempo. Como esos “beneficios” se dieron en el contexto de una sistemática caída del salario, resulta claro que no son adicionales sino parte integrante del salario nominal sobre el cual deberían calcularse los aportes patronales correspondientes.


Los inspectores de la Secretaría de Seguridad Social siempre dejaron en claro que las empresas que operaban de la manera indicada estaban evadiendo aportes. Por este motivo las cámaras patronales exigieron al gobierno un pronunciamiento que arrojará “claridad” sobre el punto. La “luz” vino de la mano de este decreto (el 333/93) que legaliza la evasión patronal.


Pero el menemismo decidió, otra vez más, ir más lejos aún, por lo que eximió del pago de las cargas sociales a “las asignaciones en efectivo que se otorguen en compensación por suspensiones de la prestación laboral…”(Ambito, 22/3), lo cual abarata a las patronales la suspensión de trabajadores.


El decreto debería llamar la atención a los “especialistas” que, en las últimas semanas, se han declarado preocupados por la situación fiscal, temiendo incluso (¡oh!) la posibilidad de que terminen violando “los compromisos” de recaudación con el FMI. Pero más todavía deberían sorprender a la opinión pública, que escucha a Cavallo repetir que las Cajas no tienen plata para aumentar a los jubilados.


El ministro de Economía, de Harvard, no ha tenido empacho en violar, mediante el decreto, la lógica de la situación fiscal y la “doctrinas” impositiva.


Pero no hay que alarmarse, porque todo tiene explicación. El gobierno tiene la intención de eliminar el aporte patronal en forma total, es decir, no ya sobre los “sueldos disfrazados”  sino sobre el salario derecho viejo. Para compensar el “deterioro fiscal”  que resultará de esto, tiene previsto aumentar el IVA —con un período de transición en el que el aporte patronal podrá ser deducido del IVA … ¡cómo si éste lo pagara el patrón y no el consumidor!


El “efecto fiscal” sera “neutro” pero no para los bolsillos respectivos de unos y otros.