Políticas

22/12/2023

Libertades para los ingenios azucareros, nada para los trabajadores

La pelea por el salario y las condiciones laborales van a estar a la orden del día para la próxima zafra

Entre los cientos de medidas que anunció Javier Milei en su nefasto decreto de necesidad de urgencia, hay una que toca de cerca a la industria azucarera del Noroeste. Se trata de la derogación de la ley N° 18.770 de régimen de entregas de azúcar para consumo en el mercado interno. La ley es de 1970 y fue promulgada por la dictadura militar con Roberto Levingston a la cabeza.

El texto de la ley es bastante escueto y en su artículo primero dice: “En los casos de traslado de capacidad de producción de azúcar entre establecimientos pertenecientes a una misma zona azucarera, o de personas físicas o sociedades, que por cualquier título, asuman la explotación de ingenios que estén habilitados para funcionar, la autoridad de aplicación podrá asignarles cuotas de entrega de azúcar al mercado interno hasta el mes siguiente al de la finalización de la zafra respectiva, siempre que carezcan de existencias propias de azúcares anteriores o que éstas resulten insuficientes”.

Se trata de una ley que cupificaba el mercado interno con la idea de impedir el desabastecimiento; en ese momento la ley trató de recomponer la catástrofe del cierre de 11 ingenios tucumanos y la pérdida de más de 50.000 puestos laborares. El cierre de los ingenios desabastecía el mercado local.  La dictadura trataba de parchar el mercado local con una medida que finalmente casi nunca se cumplió.

Ahora, la derogación se da en otro contexto: la provisión de azúcar al mercado interno está garantizada, el problema es el precio. Lo que pretende Milei es que no haya ningún tipo de trabas para la exportación y que el precio interno se iguale con el internacional. En Chile, ejemplo (un país que no produce azúcar y compra en Argentina), es un 10% mayor que en el mercado local.

Los industriales recibieron la medida con agrado. Los cupos no estaban funcionando, pero no quieren ninguna traba para poder exportar la producción. El azúcar fue uno de los productos que más subió en los últimos años: el precio se multiplicó por ocho en poco más de dos años, y los ingenios embolsaron ganancias fabulosas. Por supuesto que los salarios de los trabajadores azucareros no subieron en el mismo porcentaje, apenas si estaban tratando de alcanzar la inflación antes del desmadre de los últimos meses.

Quedan planteados dos problemas a futuro para los ingenios: la producción proveniente de Brasil que se realiza a un costo menor por ser básicamente una producción derivada de la industria alcoholera, y qué pasará con el precio de los biocombustibles. Milei, por ahora, no dijo nada al respecto, pero el lobby azucarero del norte ya está golpeando las puertas de Casa Rosada para exigir medidas proteccionistas para su industria y aumentos equivalentes al de las naftas para los combustibles derivados de la caña de azúcar.

Los trabajadores azucareros deben seguir de cerca el problema de las reformas laborales de Milei; la pelea por el salario y las condiciones laborales van a estar a la orden del día para la próxima zafra.

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