Liquidan la indemnización por despido y privan del derecho de justicia a los trabajadores
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Menem mandó al Congreso un proyecto de ley que elimina la indemnización por despido y el seguro de desempleo. Esto se complementa con un decreto que estableció la mediación obligatoria en las demandas laborales, lo que significa que sustrae a la Justicia los reclamos de los trabajadores.
Como es habitual, Caro Figueroa y su banda presentan todo este arsenal antiobrero como una ‘revolución’ que permitirá crear nuevos empleos y facilitar la contratación de trabajadores. Pero hasta un tonto puede darse cuenta que el objetivo es facilitar el despido, ya que autoriza a las patronales a echar sin ningún costo para ellas.
La mediación obligatoria es el broche de oro de este ataque, porque obliga al trabajador a un ‘arreglo’ con la patronal en perjuicio de sus derechos. Tan es así, sostiene Julio Nudler de Página 12, que el texto dice que “las partes citadas podrán pedir una prórroga de la conciliación en caso que no haya acuerdo” (19/10).
Si a esto se agrega otro proyecto, que extiende la jomada de trabajo a 12 horas, elimina el descanso dominical durante 30 días, sustituye los convenios colectivos por ramas e industrias por acuerdos de fábrica y por trabajador y permite que se establezcan cláusulas desventajosas respecto a lo que establecen las leyes, y se anulen los derechos adquiridos; si agregamos todo esto, tenemos un arsenal legislativo enderezado a reducir a la clase obrera a una simple marioneta de la patronal.
En la actualidad, el trabajador, ante un despido sin causa, tiene derecho al preaviso, a una indemnización de un sueldo por año y a cobrar un seguro de desempleo de 150 a 300 pesos durante 4, 8 ó 12 meses, según la antigüedad.
Todo esto desaparece en los proyectos enviados al Congreso, y en su lugar, la patronal aportará un 4% a una cuenta a nombre del trabajador, que será administrada por una AFJP, que cobrará una jugosa comisión por el manejo de ese dinero. En caso de ser despedido, el trabajador cobrará una indemnización de un mes de sueldo por año de antigüedad, con un piso de dos sueldos, y tendrá derecho a retirar del fondo la mitad de su sueldo durante 4,8 ó 12 meses también según la antigüedad.
Si se compara el actual sistema y el que se quiere imponer, el trabajador perderá la indemnización y algo más: para la patronal, el despido no tendrá costo cuando el trabajador tenga 10,
20 ó 30 años de antigüedad. Inclusive, si el despido fuese “arbitrario” —algo prohibido por la Constitución—, podrá echar al trabajador si le da “un preaviso de uno o dos meses, según la antigüedad” (Página 12,19/10).
Por eso, Ismael Bermúdez dice en Clarín (19/10) que “si se lo compara con el régimen actual de indemnizaciones, la idea de Caro Figueroa implica una notoria reducción en el dinero que recibirán los futuros despedidos”. Y las cuentas le dan la razón al periodista de Clarín: en un año, el trabajador reunirá en su cuenta el 52% del sueldo (4% por los 13 sueldos, si se incluye el aguinaldo), “mientras con la actual ley tiene derecho al preaviso y a dos meses de sueldo y a cobrar el seguro de desempleo durante 4 meses”.
Con este sistema, la patronal no tendrá que pensarla dos veces si quiere echar a un trabajador, “porque no afrontará ningún costo adicional por expulsar a un dependiente ni se ahorrará un peso por no hacerlo” (Página 12,19/10).
Se trata de un golpe contra los trabajadores con más antigüedad y edad, en especial. Por ejemplo, un trabajador con 20 años de antigüedad, tiene derecho hoy a dos meses de preaviso
y a 20 sueldos de indemnización, y a cobrar durante 12 meses el seguro de desempleo.
Con la sanción de los proyectos, la patronal podrá echarlo con los dos meses de preaviso. Y el trabajador podría retirar del fondo, durante un año, la mitad del sueldo. Y aunque el resto del dinero quede en su cuenta, es sensiblemente menor a los 20 sueldos mencionados. El super-patronal Instituto FIEL hizo un estudio que demuestra, que en 20 años, el trabajador podría reunir un fondo de 11 sueldos, si la cuenta tiene una rentabilidad del 5% anual acumulativo.
¿Y si en lugar de ganancia, la cuenta arroja pérdida? Como sucede con la jubilación privada, el trabajador cargará con el quebranto. Por eso, correctamente, Página 12 dice que “los trabajadores vuelven a ser un vehículo de esta estrategia, quedando atados a los vaivenes de los activos financieros. Todo se les vuelve bastante imprevisible, como ya les ocurre con la jubilación que alguna vez recibirán, y ello para que a las empresas les pase lo opuesto: que puedan prever de antemano cada costo ligado a su mano de obra” (19/10).
Pero la patronal no aportará el 4%, porque se elimina el aporte del 1,5% al Fondo de Empleo, que financia en la actualidad el seguro de desempleo. Pero tampoco ese aporte será del 2,5% restante, porque el proyecto también autoriza al gobierno a reducir los aportes patronales a la jubilación. Por eso, el gobierno sigue golpeando a la jubilación estatal y envió 5 proyectos de cambios jubilatorios, como el que establece un nuevo tope de haberes y elimina 70 actividades insalubres, lo que extiende los años de trabajo de esos trabajadores.
¿Y qué pasa si la patronal no hace los aportes a las cuentas? Los perjudicados serán los trabajadores, que no tendrán ni fondo ni retirarán nada. Y es sabido que hay una evasión patronal del 50%.
Duhaldistas y centroizquierdistas se hacen los distraídos frente a toda esta artillería antiobrera. La burocracia de la CGT está negociando activamente en el Parlamento todo este paquete antiobrero, y acaba de apoyar el decreto de ^mediación obligatoria” porque “la CGT cree que agilizará los trámites judiciales” (Página 12,19/10).
Frente a la dimensión del ataque patronal, el PO plantea: organicemos la huelga general hasta que el gobierno derogue y retire todos los proyectos antiobreros del Parlamento. Nada de negociaciones y de traficar con la indemnización y los convenios.