Políticas

5/8/1987|193

Llamamiento del Frente de Trabajadores-Partido Obrero al pueblo de Chubut

1.  El proceso electoral se da en un cuadro explosivo: aguda descomposición económica, crisis institucional, conflictos salariales de gran envergadura (estatales, docentes, salud pública), y elementos de efervescencia salarial en los gremios industriales (textiles, construcción, etc.).

La base de la crisis se encuentra en la quiebra del sistema de “industrialización” promocionada que ha creado una gran migración de trabajadores hacia la zona del valle (Trelew-Rawson) y Madryn, sin la contraprestación de elementales servicios para la nueva población —educación, salud, vivienda, sanitarios, luz, gas, etc. El capital instalado en los últimos 20 años provocó un gran boom poblacional en la zona noreste, y parcialmente en la zona de Comodoro-Sarmiento, sin aportar un centavo al desarrollo de la zona: de las cerca de 100 empresas textiles instaladas, solo unas 4 emplean materia prima de la zona (en su conjunto, trabajan las fibras sintéticas que proveen Ducilo, Sniafa, Safra, etc.). Los procesadores de pescado de capital español, alemán y coreano han creado enormes concentraciones obreras (de hasta 1.200 trabajadores, como Ventura, Conarpesa o Harengus), amparadas por un régimen doble de promoción y cuantiosos créditos del banco Provincial, y sobre la base de una brutal superexplotación de la masa de trabajadores que carece de los elementales derechos sindicales. El polo industrial del valle costa provocó la enorme despoblación del interior provincial y de la zona Oeste, y la pugna constante entre los grupos económicos de aquella zona y los de Comodoro. La quiebra de los productores agrarios del Valle del río Chubut (por salinización de las tierras) quebró la esperanza de transformarlo en un nuevo valle del Río Negro; en el Oeste, el desarrollo planteado en base a ¡a forestación natural y fomentada (industria celulósica, maderera, etc.) y las industrias agrarias ha fracasado totalmente por falta de insumos básicos (gas, energía eléctrica).

De este modo, el desarrollo económico no dio tugara la formación de nada parecido a una burguesía provincial: los partidos políticos de la burguesía funcionan como abogados de los intereses del capital industrial instalado, y de la oligarquía dueña de las tres cuartas partes de las tierras de la provincia.

En este marco, el alineamiento de los partidos es aproximadamente el siguiente:

a) Existe un bloque de derecha, formado por la dirección tradicional del PACH (federalismo provincial), que es la tercera fuerza política de la zona. El PACH ha representado tradicionalmente a los sectores de la oligarquía agraria, vinculados a la explotación lanera, y partidaria de que los recursos económicos de la zona sean explotados por concesión del Estado Provincial (no de los entes nacionales, como es el caso del petróleo, gas, minería, turismo, etc.). El cuadro de seudo-industrialización ha provocado una fractura en sus filas, con el surgimiento de un ala “populista”, que plantea transformar al PACH en una suerte de “sapagismo», apelando a la demagogia electoral. Este sector es partidario de la convergencia con el radicalismo (o por lo menos con el actual sector gobernante), y con Justicia Social, escisión derechista del justicialismo con base en Comodoro. Las candidaturas del PACH están en litigio en la Justicia Electoral, lo que refleja un agudo cuadro de debate político. En este bloque, también se incluirá la UCD, que se presenta por primera vez a elecciones.

b) El bloque centrista se presenta básicamente conformado por radicales y justicialistas, aunque también existe una alianza democristiana-intransigente, y partidos satélites del justicialismo (socialismo auténtico, mid) y del radicalismo (socialismos popular y democrático).

Tanto radicales como justicialistas se presentan como abogados de la industrialización promocionada… El justicialismo está haciendo una campaña gran capitalista, que se presenta como una carta del capital industrial. La crisis de la CGT-Trelew, prácticamente disuelta en la práctica (no reúne más de 10 secretarios generales de gremios sobre 48) en medio de grandes luchas obreras, indica una quiebra importante del aparato justicialista en sus sectores burocráticos. Esta situación es la que ha proyectado la existencia de dos variantes escisionistas: una por derecha (justicia social) y otra por izquierda (el passalaquismo, cabeza del FRAL).

c) En la izquierda, el fenómeno más importante es la aparición del FRAL, que se ha constituido con el aporte de elementos de la burocracia sindical. Si bien no existen elementos para determinar si la candidatura de Passalaqua va a arrastrar más gente del aparato burocrático (del bloque gremial peronista), lo cierto es que el FRAL se va a presentar como una tercera lista justicialista, y con el programa típico que ya delineó la CGT desde la aparición de los 26 puntos ubaldinistas: ampliación de la promoción como vía para subir los salarios y aumentar la ocupación, algunas reivindicaciones desarrollistas, y una acentuada demagogia populista en torno a «realizaciones» (guarderías, hogares escuela, reivindicaciones barriales, etc.). Passalaqua es un burócrata que viene de reventarla huelga con toma de Pelesur y aísla: durante 90 días a los trabajadores estatales; esto quiere decir, que se trata de una candidatura reaccionaría, al servicio de las maniobras personales de un gran maniobrero. La presencia de Passalaqua en el FRAL agrega un factor de crisis en la base del PC, sobre todo en los sectores obreros con una relativa experiencia (de hecho, la base del PC no está haciendo campaña por la candidatura mencionada):

El Mas está jugado a una campaña rabiosamente electoralista, sin importarle en nada la calidad del reagrupamiento que pueda lograr. El programa municipal que levanta es un monumento al reformismo y al parlamentarismo: propone un programa de «realizaciones”, adornado con la formación de una serie de “secretarías” para «atender los problemas sociales” que implican el sometimiento de las Organizaciones barriales y sindicales a la estructura (patronal) del municipio…

La campaña del Partido Obrero parte de denunciar a las representaciones políticas patronales como comisionistas del capital industrial instalado, de los pulpos pesqueros y de la oligarquía agraria…

El Partido Obrero denuncia el carácter parasitario de las inversiones industriales promocionadas, que superexplotan una masa de trabajadores sin acceso siquiera a la vivienda, y que no producen ningún tipo de «desarrollo» provincial, y sí en cambio un desequilibrio absoluto de las finanzas públicas provinciales. Debemos decir que la promoción es un robo en dos aspectos: en el de los colosales negociados que favorece mediante las maniobras de doble facturación, y en el sentido de que no aportan a la Tesorería Provincial para construir la infraestructura de carácter social para la población trabajadora que va hacia los centros industriales (Trelew, Rawson, Madryn, etc.). El partido sostiene, en primerísimo lugar, el salario básico igual a la canasta familiar, con más el 25 % de zona (80 % para los trabajadores de la construcción). Reclama la aplicación de una tributación única, de carácter progresivo y enteramente destinada a la construcción de viviendas populares y a la infraestructura necesaria en materia de educación, salud, sanidad, etc. También reclama la expropiación sin pago de las empresas que cierren, el control obrero de los libros contables de las empresas para evitar la evasión impositiva y el vaciamiento, y el control obrero.

El partido denuncia los planteos gran capitalistas con relación a los proyectos del Azud-Canal Irrigador de la Meseta Intermedia, proyecto que en general solo aportará a la valorización de tierras en manos de menos que un puñado de capitalistas (mientras subsiste el empobrecimiento absoluto de los pequeños productores del Valle), y que» producirá frutos sin mercado —o competitivos con referencia a los del valle del Río Negro y otros. El Partido plantea, como precondición a cualquier obra de irrigación a cargo del Estado, la expropiación de las tierras y su entrega a colonos (trabajadores agrarios) en forma de cooperativas.

Este tipo de planteos (que se colocan a título de ejemplo) de la Plataforma Electoral Provincial, reivindica también la nacionalización del subsuelo (petróleo, gas, minería) —contra los planteos que, en nombre del «federalismo” propugnan su paso a la provincia para mejor venderlos a los pulpos internacionales—, la expropiación y puesta en producción bajo control obrero de la flota pesquera y los establecimientos procesadores, para quebrar el sistema de destrucción del subsuelo marino y la tremenda especulación con los precios que realizan los pulpos privados.

Un planteo electoral debe también hacer referencia a la cuestión de la propiedad de la tierra en el centro de la provincia —donde subsisten enormes extensiones de tierras en manos de unos pocos oligarcas, y las pequeñísimas explotaciones improductivas de la vieja población agraria. El problema debe ser atacado desde el ángulo de la liquidación de las grandes acopiadoras de lana que esquilan al pequeño ‘productor—, del gran propietario que vive de la renta agraria en tierras que pueden ser productivas en la medida en que sean mejoradas, etc.

En el ámbito municipal de Trelew, la viga maestra de la campaña del PO debe ser la consigna lanzada en ocasión de la construcción del F. de T.: «los trabajadores construimos Trelew, debemos y podemos dirigirla «.

El programa municipal parte de que las tres cuartas partes de la ciudad ha sido levantado con el esfuerzo personal de sus trabajadores (vivienda, redes de gas, luz, agua, cloacas, etc.), trabajadores que —en cambio— ni siquiera son dueños de sus propias tierras (mientras a los capitalistas se les regalan tierras para implantar industrias!!).

Ningún plan de mejoramiento de las condiciones de vida es viable o realizable si no se toman dos medidas elementales: que el municipio se haga cargo de las instalaciones que se “prometen” — esto porque ningún trabajador está en condiciones de pagar impuestos, cloacas, redes de luz o agua— sobre la base de un impuesto único a los industriales del parque y a las grandes fortunas.

Segundo, salario básico para cada trabajador igual a la canasta familiar.

El programa debe desarrollar también el concepto del control obrero sobre las finanzas públicas: que los libros del municipio se abran para las organizaciones vecinales y sindicales, que el pueblo sepa con qué recursos cuenta la comunidad!!.

Debe existir el derecho de revocatoria —esto es, la Asamblea del barrio puede revocar el mandato de los representantes en el Concejo Deliberante. Debe quedar claro que la idea de control popular, barrial, de los representantes y de las finanzas públicas, tiene el objetivo de proyectar a los trabajadores hacia el dominio del municipio y sus decisiones.

En otro aspecto, la campaña electoral debe ser tribuna de la lucha de los trabajadores: debe plantearse la huelga general organizada por la CGT con referencia a la lucha estatal, y a las reivindicaciones de los gremios textiles, de la construcción, salud pública, etc., que están en franco ascenso salarial.