Políticas
30/4/2024
Llegan los alimentos importados, la excusa de Caputo para seguir hundiendo los salarios
El gobierno liquida divisas que no tiene, alentando futuras devaluaciones antiobreras.
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Suba de precios.
El cruce del gobierno nacional con las patronales de la industria de la alimentación llevó hace un mes a que desde el Ejecutivo facilitaran el ingreso de importaciones de productos de la canasta básica para “bajar los precios”. Comienzan a aparecer algunos productos importados en las góndolas al costo de la liquidación de divisas y la amenaza de futuras devaluaciones, que terminen enterrando aún más los salarios obreros y produciendo mayor inflación.
El ministro de Economía Luis Caputo es quien dirige la operación contra las patronales alimenticias, luego de registrarse que los productos de las mismas superaran holgadamente la inflación promedio de los últimos meses, lo que el gobierno supone no estaría encajando con las medidas recesivas implementadas y la “libre competencia” del mercado.
Caputo hace énfasis en algo que ya es notorio para la población: alimentarse en la Argentina es más caro que hacerlo en el exterior, medido en dólares, a pesar de que somos un país productor de materias primas y alimentos. Lo que no dice es que mientras los precios en dólares son los más caros de la región, los salarios en dólares están entre los más bajos, en pisos históricos. Algo logrado por este gobierno y sus predecesores para satisfacer a las patronales.
Hace un mes el gobierno anunció medidas para el ingreso progresivo de 150 productos de la canasta básica, ofreciendo facilidades para el acceso de divisas a 30 días y la suspensión del pago de impuestos por esas importaciones, con el propósito de que la competencia “ordene los precios”.
Con la llegada de los primeros productos importados se registran algunas mejoras parciales en algunos productos, pero desde el gobierno han afirmado que esto no implicará una caída inmediata de la inflación.
Lo que sí está generando es una salida de divisas que al Estado le escasean y una baja en la recaudación impositiva que atenta contra el programa de “ahorro fiscal”. Esta situación es insostenible en el tiempo, por lo que de mantenerse implicaría nuevas devaluaciones que volverían a atacar el precario poder adquisitivo de los trabajadores (el origen de todo el problema), además de terminar con los “beneficios” de los precios internacionales más baratos.
El resultado sería trabajadores más pobres y patronales que no se habrían movido ni un centímetro de sus precios, y que tendrían nuevamente como garantía el control absoluto del mercado, dejando en claro que la “libertad de competencia” solo existe en la cabeza del presidente Javier Milei.
El gobierno enfoca el problema de la inflación beneficiando a uno u otro sector capitalista, pero siempre a costa de los trabajadores. Caputo y Milei no han adoptado ninguna medida para recuperar el poder adquisitivo de los trabajadores medido en dólares, lo que solucionaría ambas aristas del problema.
La política oficial es pisar las paritarias y los salarios como garantía para los capitalistas. Y parar la inflación con la caída del consumo de los trabajadores, a costa de un profundo deterioro social y económico.
Además, el gobierno impulsa una reforma laboral antiobrera que se encuentra entre las demandas de las patronales para proceder de “buena voluntad”, aunque ha quedado demostrado, una y otra vez y bajo todos los gobiernos, que los capitalistas incumplen todos los “compromisos” en defensa del lucro y sus ganancias.
La defensa del poder adquisitivo de los trabajadores debe partir de una recomposición general de los salarios, empezando por fijar un piso que cubra la canasta básica de casi $800.000 y la intervención de toda la cadena de valor de la industria alimenticia y los bienes de consumo masivo para determinar el verdadero costo de producción y garantizar el acceso a estos por parte de los trabajadores.
