Políticas

12/6/2008|1041

Los 90 días del Casino

"¿Qué trabajador, qué comerciante, qué empresario, por más grande que sea, puede estar 90 días sin trabajar? Solamente los que han acumulado mucha renta y mucha riqueza, el resto tiene que salir a trabajar", sentenció, en un acto en La Matanza, Cristina Kirchner (Página/12, 6/6).

Los trabajadores del Casino de Buenos Aires podrían responderle que Cristóbal López aguantó más de cien días. Cien días en los que el mismo gobierno, lejos de denunciar y revertir los despidos injustificados, montó cientos de operativos policiales, de Prefectura, oficiales de civil, judiciales, de prensa, para que su pingüino amigo y testaferro pudiera deshacerse de un Cuerpo de Delegados combativo y, de un enorme activismo forjado al calor de la lucha y las conquistas. En aquel momento, el gobierno estaba más preocupado por extender 17 años (aunque quedaban siete del convenio anterior) la licencia para explotar el mafioso negocio del juego a su amigo López, que por atender en el Ministerio de Trabajo a los trabajadores en huelga. Estaba más preocupado por reprimir y torturar a los trabajadores, que por darles condiciones de trabajo menos insalubres.

Los trabajadores de Parmalat podrían comentarle sobre Taselli, otro amigo de los Kirchner, un vaciador profesional, que aguanta sin producir en varios establecimientos y recibe jugosísimos subsidios, favores de la Justicia, persecuciones a sus trabajadores, y se declara en quiebra cuando ya no le queda nada por vaciar en esa fábrica.

Los trabajadores de Mafissa podrían darle el ejemplo de Curi, otro amigo de Scioli y del gobierno nacional, que hace más de 150 días que aguanta sin producir para derrotar otro cuerpo de delegados combativo y otro enorme conjunto de activistas, a fuerza de más palos y más juicios.

La Presidenta cuestionó a los productores al ver "la leche derramada como arroyos" y les pidió "en nombre de los que no tienen trabajo, casa y todavía tienen hambre, por favor, pensar un poco más en todos ellos y un poco menos en sí mismos" (ídem).

¿No es éste el gobierno que llevó la leche a un precio inalcanzable? ¿Acaso en la góndola esa leche es más alcanzable para los desocupados, para los precarizados?

Son millones los que hoy se preguntan por qué, en cinco años de kirchnerismo, no se les dio trabajo, casa y comida. No se entiende por qué un lock-out patronal de 90 días puede justificar años de sub-ejecución de obras públicas, años de liquidación de las jubilaciones para pagar la deuda externa, años de explotación con míseros planes sociales y contratos estatales en negro, y un índice de precios trucho que permite que la inflación se coma los salarios.

¿Acaso cuando termine este conflicto entre sectores capitalistas los salarios van a ser iguales a la canasta familiar? ¿Acaso los miles de vecinos de Orán van a poder dejar de luchar para recibir viviendas? ¿Acaso con el fin del lock-out se va a poner gas en los colegios y comida de verdad en los comedores? ¿Acaso el "gesto de grandeza" de las entidades patronales del campo va a derivar en aumentos del presupuesto a la salud y la educación?

Por el otro lado, nada mejor.

El titular de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi, salió al cruce de esas acusaciones y dijo que los productores no dejaron de trabajar. "Nosotros seguimos trabajando, tenemos animales, los seguimos alimentando, ordeñamos las vacas", respondió (ídem).

A confesión de parte… Las cuatro entidades patronales no han dejado de explotar a sus peones. No han dejado de pagarles miseria, en negro, por jornadas hiper-extensas. No han dejado de acumular bolsas de cereal y de soja, para exportar en el momento más propicio de la especulación. ¿Puede haber una salida para los trabajadores por el lado de los especuladores? ¿Los aliados de Monsanto y los pooles exportadores, los que hacen un "paro" tranqueras afuera, pueden ofrecer algo a la clase obrera? ¿Qué dirá la "izquierda" stalinista y morenista ante la confirmación de que los peones sólo pisan los cortes cuando su patrón quiere un asado al costado de la ruta?

Iván (militante de la UJS (UBA)