En conferencia de prensa, acompañado del vice Diego Santilli y la ministra de educación Soledad Acuña, el jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta anunció las medidas que adoptará la Ciudad de Buenos Aires luego de los anuncios del gobierno nacional.

Pese a que la situación epidemiológica de la capital la coloca entre los distritos más golpeados por el virus, Larreta formuló disposiciones tendientes a flexibilizar las ya inocuas medidas tomadas por Alberto Fernández. El cierre de restaurantes a las 23:00 hs fue interpretado de una manera original: cerrarán su ingreso, pero quienes ya estén ahí podrán quedarse hasta las 24:00 hs y luego regresar a su casa. Aclaró que está en contra de las restricciones a la circulación por lo que su aplicación será puramente formal.

El otro punto fuerte de los anuncios fue un no anuncio, o sea la continuidad de la presencialidad en las escuelas. Aclaró que será mientras la situación epidemiológica lo permita, pero si se aplicara el semáforo epidemiológico que establece que si se supera el promedio de más de 200 casos cada 100.000 habitantes en 14 días hay que cerrar las escuelas (según la Sociedad Argentina de Pediatría), claramente la Ciudad debería suspender por lo menos 15 días la presencialidad de las clases ya que multiplica ese índice.

Por otra parte, es falso que haya algo parecido a una jornada escolar normal. La cantidad de casos tiene un enorme impacto en docentes ya que solo el 10% fue vacunado. Los más de 1250 docentes contagiados y 3 trabajadores fallecidos tienen un impacto en el aislamiento de burbujas, que llegó a más de 500 en una semana según las Familias por un Retorno Seguro, y la consiguiente suspensión de clases.

Larreta echó mano de noticias viejas como pilares de su política contra la segunda ola. Como el falso fortalecimiento del sistema de salud que consistió en sumar algunas camas de terapia intensiva precarias (ya están ocupadas el 45%) y sumar personal también precarizado, mientras rechazó pasar a planta a los residentes que concluyeron su formación el año pasado (1400 despidos encubiertos) y continúa con el rechazo a pasar a la Carrera Profesional a las enfermeras.

La conclusión es que Larreta actúa según un estricto cálculo electoral. En su base de apoyo tienen un peso enorme los comercios, bares y restaurantes. Un cierre sin recursos podría no solo migrar parte de su votación a Patricia Bullrich que es la que encabeza una campaña anticuarentena sino directamente provocar una resistencia al estilo Formosa.

Su diferenciación con el gobierno nacional es absolutamente ficticia y calculada. Unos pretenden cerrar a las 22:00 hs y los otros a las 24:00 hs. La presencialidad capitalista con clases incluidas es defendida a ambos lados de la General Paz. Patricia Bullrich, en un extremo, atribuye a Alberto Fernández una política de cuarentena que este no tiene, lo que le permite al presidente a su vez ocultar su falta de medidas agitando el cuco bolsonarista.

El contenido de esta política es trasladar la responsabilidad del Estado a los individuos, mientras los trabajadores deben someterse compulsivamente al transporte y lugares de trabajo sin condiciones sanitarias. La suerte de este “no plan” se jugará entre la cantidad de muertes, la llegada de las vacunas y el aumento de la pobreza y la desocupación que provoca la falta de asistencia a los trabajadores afectados por la pandemia.

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