Políticas

22/12/2022

Los datos oficiales de la precarización del mercado de trabajo

Según el indec, cayó el trabajo registrado y creció el informal.

El 50,9% de los ocupados no cuenta con derechos laborales.

El porcentaje de asalariados no registrados pasó del 33,1% en el tercer trimestre 2021 al 37,4% en el mismo período de este año, como contrapartida, la cantidad de asalariados registrados se redujo del 66,9% al 62,6%. Lo anterior evidencia un crecimiento de la informalidad laboral que redunda en ingresos de pobreza para nuevas capas de trabajadores.

El dato se desprende del informe de Mercado de Trabajo del Indec, correspondiente al tercer trimestre 2022. A su vez, los asalariados no registrados (sin descuentos jubilatorios) y a los cuentapropistas representan el 50,9% de la población ocupada total, ilustrando que más de la mitad de quienes tienen trabajo en Argentina no cuentan con derechos laborales como contribuciones a la Seguridad Social, licencias y vacaciones pagas, aguinaldo, ART, etc.

A su turno, entre el tercer trimestre 2021 y el tercer trimestre 2022, la sobreocupación dentro de los trabajadores ocupados varió del 27,3% al 28,8%. Es decir, cada vez más personas se ven obligadas a superar las 45 horas de trabajo semanales para poder llegar a fin de mes fruto del retroceso salarial. Mientras avanza la sobrecarga laboral sobre los ocupados, a la vez nos encontramos con que el 7,1% de la población económicamente activa se encuentra desocupada, evidenciando la irracionalidad que caracteriza al sistema capitalista.

Otro aspecto que da cuenta de la miseria salarial reinante es que la tasa de ocupados demandantes de empleo llega al 16%. Son personas que tienen trabajo pero lo que ganan no les alcanza para vivir.

Si bien el gobierno se jacta de que cayó la tasa desocupación en términos interanuales (del 8,2% al 7,1%), fue sobre la base de una mayor informalidad laboral. Además, el desempleo no tendió a reducirse en lo que va del 2022; marcando un estancamiento en la creación de empleo. Incluso, entre el segundo trimestre 2022 y el tercero, el índice de desempleo subió 0,2% y más aún en el caso de la franja etaria entre los 14 y 29 años (+2,7% en las mujeres y +1,7% en los varones). No debe sorprendernos, ya que el rumbo fondomonetarista adoptado comprende políticas, como el cepo a las importaciones y la suba de tasas, que agravan la recesión. Tal es así, que la actividad económica cayó en octubre por segundo mes consecutivo, en un 0,3% intermensual.

La desocupación afecta particularmente a los menores de 29 años, llegando al 16,9% en las mujeres y al 14,3% en los varones, y es más alta en el Gran Buenos Aires (8%) que en el resto del país. Al mismo tiempo, el porcentaje de personas dentro de la población desocupada con título universitario creció 0,8% de un año a otro, lo cual desmiente el discurso patronal de que el desempleo está ligado a la falta de formación de los trabajadores, cuando la realidad demuestra que el problema pasa por la escasez de trabajo genuino. Sin ir más lejos, el 38,3% de los desocupados se encuentra en la buscando empleo hace más de un año y no lo consigue.

Si bien la última ocupación de las personas que se encuentran actualmente desocupadas es mayormente el comercio (19,1%), seguido por la construcción (18,1%) y por el servicio doméstico (11,3%), es importante señalar que el porcentaje de desocupados cuya última ocupación fue dentro de la industria manufacturera pasó del 7,8% al 13,3% al cabo de un año. Sin dudas, la decisión gubernamental de eliminar la prohibición de despidos sancionada durante la pandemia facilitó las desvinculaciones en las fábricas, sumado al reguero de retiros voluntarios que funcionan como despidos encubiertos y lo sencillo que resulta despedir cuando la informalidad laboral es tan profusa.

Con todo, el informe citado describe a un mercado de trabajo signado por la precarización, los salarios de pobreza y la desaceleración en la creación de empleo, fruto del pacto antiobrero que existe entre las patronales, la burocracia sindical y el gobierno. Debemos enfrentar este escenario ganando las calles, por un sueldo inicial de $227 mil, prohibición de despidos y suspensiones, reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario y trabajo bajo convenio para todos, siguiendo el camino de la Unidad Piquetera que volverá a acampar en la 9 de Julio contra el ajuste fondomonetarista en curso. Reivindicaciones propias de una salida obrera y popular a la crisis.