Políticas

16/8/2001|717

Los echamos o nos destruyen

Con la explosión que se ha desatado en la provincia de Buenos Aires, la crisis política ha ingresado en una nueva etapa.


Luego de la bancarrota del gobierno de la Alianza, se visualiza el estallido del gobierno peronista de Ruckauf. El vice, Solá, se está cortando por la suya. Una parte del Poder Judicial de la provincia reclama la intervención federal al Ejecutivo y al Legislativo.


El dedo yanqui


El telón de fondo sigue siendo la progresiva pérdida de apoyo internacional (yanqui, específicamente) para la burguesía argentina. Por de pronto, se ha confirmado lo que cualquiera hubiera debido suponer, o sea que los créditos de garantía contra una corrida bancaria, contratados en 1996, eran papel pintado. Con diversos pretextos, los bancos internacionales se niegan a hacerlo efectivo ahora que se están evaporando los depósitos bancarios. En este boicot se destacan los bancos yanquis, el HSBC y el Deutsche Bank. Obviamente, no quieren salir al rescate de sus rivales españoles, argentinos y brasileños. Bush incluso le exigió al rey de España que se haga cargo del ‘muerto’.


Esta pérdida de apoyo internacional no ha podido ser contrarrestada ni siquiera con la decisión de permitir que los títulos de la deuda externa puedan ser usados para pagar impuestos a su valor de emisión, es decir al doble de lo que valen. Ni tampoco con la eximición del pago del impuesto a las ganancias por el beneficio que entraña este trueque.


El gobierno, con esa medida, ha aceptado cobrar impuestos en bonos devaluados en lugar de hacerlo en pesos, sin importarle que con esto acentúa la crisis fiscal.


 


Sigue la hemorragia


En este cuadro es perfectamente comprensible que el retiro de dinero de los bancos haya pasado de los 250 a los 400 millones de dólares por semana. En total han caído más de diez mil millones de dólares desde fines de junio; lo mismo ha ocurrido con las reservas del Banco Central.


El FMI está dispuesto a firmar de nuevo papeles pintados, o sea créditos que no se podrán usar salvo en casos extremos y con autorización previa, o sea nunca antes del derrumbe completo.


Exige a cambio no solamente la privatización del Pami y la Anses, y la eliminación de la Prestación Básica Universal (PBU) para los jubilados. El gobierno norteamericano ha dicho claramente que quiere que Argentina firme un acuerdo de libre comercio con su país. Exige también la privatización del Banco Nación y del Provincia. Brasil se ha movilizado para impedir la quiebra inminente del Mercosur.


En este marco, la emisión de patacones marca la disolución del régimen monetario de la convertibilidad. Los bancos tendrán en sus reservas papeles sin respaldo, en medio de una fuga de depósitos y de la desvalorización de los títulos que tienen en su poder. Con la decisión de Cavallo de emitir bonos nacionales para respaldar a los patacones, la circulación de dos monedas (tres, con el dólar), las provinciales y las nacionales, ha tomado un carácter nacional. El peso se vuelve a devaluar (ya lo había hecho con la canasta de monedas) y la convertibilidad se va transformando en inconvertibilidad.


 


Política: realidades y ficciones


La bancarrota bonaerense ha provocado la rebelión de los docentes, estatales, municipales y judiciales. Incluso ha sublevado a los obreros de la construcción, que son despedidos por la crisis de financiamiento de las obras en marcha. Se cierran fábricas cotidianamente. La Justicia ha cuestionado la constitucionalidad de la rebaja de sueldos y la emisión de dinero ilegal, y denunciado por sedición a los otros dos poderes. Hasta la Iglesia denuncia que le han dejado de mandar fondos para Cáritas. En varias provincias han comenzado los tractorazos; la semana pasada, en Córdoba, alrededor de 20.000 personas se manifestaron contra el “ajuste” y las privatizaciones.


En estas condiciones, las elecciones previstas para octubre se han transformado en la pantalla de proyectos políticos que, como el de De la Sota en Córdoba, apuntan a concentrar el poder en pocas manos para dirigir una economía de guerra. La alianza de Acción por la República con el menemismo, en la Capital, y con De la Sota, en Córdoba, anuncia alternativamente el copamiento del gobierno por este bloque o la renuncia de Cavallo, acompañada del estallido financiero. Las elecciones valen para la burguesía como un tránsito al golpe de Estado civil completo y por sobre todo para seducir al centroizquierda y a la burocracia sindical a movilizarse para frenar la movilización piquetera y social. Que De la Rúa haya perdido en las internas radicales en su propio distrito, y que la bancarrota afecte ya en forma directa a Ruckauf y a De la Sota acentúa la disgregación del Estado en su conjunto y apremia a la burguesía a promover un gobierno con facultades excepcionales.


 


El seudoizquierdismo es una trampa


Las “salidas” que propugnan los Terragno, Carrió o Farinello (o el Frente contra la Pobreza, que comandan Verbitsky, el Credicoop y la CTA) simplemente no existen. La reestructuración “voluntaria” de la deuda externa que propugnan estos restos mortales del centroizquierdismo y del nacionalismo pequeño burgués, simplemente no existe. Es la cesación de pagos (” default”) o el no pago de la deuda externa y la nacionalización de los bancos.


El extremo alcanzado por la crisis política muestra el carácter ficticio de la política seudoizquierdista. Sea la electorera, que imagina un período de acumulación de fuerzas de características parlamentarias; sea la que insiste con una consulta popular por un subsidio de 380 pesos, que recién tendría lugar en diciembre, al estilo de los “apagones” de la Alianza en el ‘98, cuando ya hoy el movimiento popular en ascenso interviene cada vez más con medidas de acción directa, impulsa de hecho una huelga general y plantea, como consecuencia de su propia acción y de toda la crisis social y política, una cuestión de poder.


La huelga general indefinida y la ocupación de edificios y escuelas, está madura entre los docentes y estatales. Una Asamblea nacional de estatales, al estilo de los piqueteros, está planteada para organizar la huelga indefinida y evitar así que la lucha acabe en el desastre en que está terminando Aerolíneas.


 


Asamblea Piquetera: un método político


La feroz crisis política y la disgregación social, hacen emerger a la Asamblea Piquetera como un poderoso referente político para los explotados. El mejor interés de los trabajadores está en desarrollarla en cada rincón del país, en calidad de verdadero contra-poder del pueblo y motorizador de una gran lucha de conjunto. La Asamblea Piquetera es uno de los grandes polos de la situación política. El Episcopado, exactamente por estas razones, ha reclamado a Moyano y a Daer que retomen el control de la situación, que es adonde apunta la próxima “movilización multisectorial” de las dos CGT. La vista gorda a la demagogia y a las maniobras del clero es una traición a la lucha de los trabajadores.


Lejos de dar por perimida la movilización nacional que tiene por eje político a la Asamblea Piquetera, la tarea del momento es organizar Asambleas, como los piqueteros, en todos los movimientos de lucha, para impulsar la huelga general contra el ajuste y por la libertad de los compañeros presos.


Si el pueblo no se impone, el régimen nos destruye. Fuera los De la Rúa, Ruckauf y De la Sota. Por Asambleas Constituyentes soberanas en la nación, las provincias y los municipios.