Políticas

15/2/1991|323

Los ferroviarios marcan el camino

El Presidente Menem ha vuelto a poner el ejemplo de Frondizi como derrotero de su gobierno. Este apego al cadaverismo político es toda una definición de bancarrota. No es casual que después de señalar su voluntad de seguir los pasos de Frondizi, Menem se haya vuelto a recluir en un monasterio.

“Vengo a decirles a quienes operan en la ‘city’ que se queden tranquilos, que si están de acuerdo con este plan, va a continuar hasta las últimas consecuencias”. Menem ha vuelto a declarar su servilismo hacia la banca pero esto no le asegura ninguna “estabilidad”. El pago de la deuda usuraria y las prebendas de todo tipo al gran capital conducen a la hiperinflación, algo común a todos los países endeudados, y hunden a los gobiernos burgueses semicoloniales. Menem es un vivo retrato de este colapso político de la burguesía “nacional y popular”.

Los fraternales, los ferroviarios, los señaleros han potenciado la crisis gubernamental y señalan el camino que todo el pueblo quiere recorrer. Las provocaciones de Menem le han dado a la huelga mayor fuerza.

La huelga no solo nació de abajo, de las bases ferroviarias. Antes de lanzarla, los delegados y activistas discutieron las reivindicaciones y los métodos para conseguirlos: 100% de aumento, dirección propia, expulsión de la burocracia, paro indeterminado si se producen despidos, plenarios y asambleas permanentes.

Este es el programa inmediato de todo el movimiento obrero. La consigna del momento es hacer TODO por la VICTORIA de los fraternales.