Políticas

21/11/2013|1294

“Los herederos de Trotsky”

Respuesta a un editorial del diario "Río Negro"

Dirigente del Partido Obrero

La nota de opinión que se publica en la edición del jueves 14 del diario “Río Negro”, bajo el título poco auspicioso de "Herederos salteños de Trotsky", tiene más contradicciones que palabras. Por de pronto, atribuye la victoria aplastante del Partido Obrero sobre el peronismo kirchnerista en Salta a un "voto bronca", sin hacer la menor mención a que se trata del remate de un decenio de progresos electorales, que comienza en 2001 -cuando la 'bronca' tomaba cuenta de las calles de las principales ciudades de Argentina. O sea que hace abstracción de una larga década de presencia legislativa y municipal, y de la confrontación de ideas y de políticas a la que, necesariamente, ha dado lugar. Hace abstracción de varias cosas más, como los avances concretos en las organizaciones sindicales y universitarias, como ha ocurrido en el sindicato docente de Neuquén (en un amplio frente político-sindical) y del desarrollo electoral del Frente de Izquierda en Neuquén y Río Negro -vuestra propia región.


Ese mismo desarrollo ha tenido lugar en la casi totalidad de las provincias, como lo ilustran los resultados en Mendoza, Córdoba o Buenos Aires. Hemos crecido un 200% con referencia a 2011, en términos electorales, tanto en la capital de Salta como en el conjunto del país. Por lo que parece, Trotsky habría dejado cría en dieciocho distritos de la República Argentina, o habría que concluir, por el contrario, que nuestro país sufre una epidemia de 'rabia'. Semejante planteo contradice una premisa de la democracia liberal, a saber, que el sufragio universal es una expresión 'racional' y 'civilizada' del conflicto político. Si no fuera así, sería un vehículo larvado de una guerra civil. Todo indicaría que, para el autor de la nota, solamente sería 'racional' un voto positivo para las fuerzas de su preferencia. En este caso, sólo estaría develando su propia 'bronca' con los resultados electorales de Salta. La bronca popular, que por cierto crece de día en día, es antes que nada una bronca contra la explotación y el sometimiento, contra el pago de miles de millones de dólares a un puñado de usureros capitalistas, con el dinero de jubilados que ganan 2.600 pesos.


La nota en cuestión se arropa en diversos lugares comunes, como la que dice que nuestro programa no ha triunfado en ningún lugar del mundo, sin advertir que el triunfo del capitalismo en el globo, con métodos que disocian las estructuras sociales en lugar de revolucionarlas, deja un tendal de bancarrotas, miseria social, trabajo esclavo y trata de personas, guerras a repetición, sistemas de espionaje y de torturas, y una perspectiva de eclosiones sociales y políticas 'partout'. Argentina es un vivo ejemplo de decadencia al cabo de un siglo casi completo, gobernada por toda clase de regímenes políticos y toda clase de gobiernos.


El autor en cuestión descree, como es obvio, de la perspectiva de que la izquierda revolucionaria se pueda transformar en una alternativa al peronismo, o sea en un nuevo movimiento popular con las banderas del socialismo. Pero, al hacerlo, cae en una contradicción flagrante. Preocupado por los resultados de lo que ya se llama #Saltalatrosca, convoca al peronismo a renovarse a sí mismo como alternativa política, ignorando que esto es precisamente lo que ha intentado hacer el kirchnerismo, con el resultado que está a la vista. Pretende que esta regeneración la realicen Massa, Carrió o Macri -tres perfectas figuras asociadas a la ruina política del pasado reciente- desde Alfonsín, Menem y De la Rúa. Nuestros registros electorales, desde hace cuatro años, refutan la 'tesis' extorsiva del kirchnerismo de que la crítica de la izquierda sería "funcional" a la derecha. En Salta, la hemos hecho retroceder, mientras el kirchnerismo se alía con ella (romerismo) para intentar birlarnos la presidencia del Concejo Deliberante, que nos corresponde como holgada primera minoría.


Argentina ha conocido diversos movimientos populares a lo largo de la historia; ahora se reúnen las condiciones objetivas y subjetivas para impulsar uno nuevo, repito, de carácter socialista. Los resultados en Salta han simplemente ampliado considerablemente el campo de acción política para desarrollar esa perspectiva.


En la "crítica aguda al 'status quo", que la nota le reconoce a la izquierda revolucionaria, se encuentran todos los elementos para "modificar" el conjunto de esta situación. En el lenguaje diario, la crítica es sinónimo de reproche, queja o a lo sumo denuncia; en el lenguaje del método es otra cosa: significa derribar los fundamentos de un régimen social que no tiene comprado el ticket de la eternidad y que da signos poderosos de descomposición, y pone a luz los fundamentos que deben parir una nueva experiencia histórica.