La renuncia al patrocinio legal del vicepresidente Amado Boudou por parte del estudio jurídico de Darío Richarte sacó nuevamente a la luz el entramado mafioso que vincula a los servicios de inteligencia con el Poder Judicial y altos funcionarios del gobierno nacional. Los medios de comunicación han atribuido esta ruptura a los vínculos que unen a Darío Richarte con Stiusso, que se remontan a la época en que el actual vicerrector de la UBA -en ese entonces miembro del “grupo Sushi”- ingresó como número dos de la Side bajo el gobierno de Fernando De la Rúa.

Desde el momento de su asunción, la Fuba y la AGD denunciamos la incompatibilidad absoluta entre estos personajes de los servicios, como Richarte, y la función de la universidad pública. Richarte o el “señor 8”, como lo llamaban en la Side, no es reconocido por sus labores académicas sino por haber defendido durante esta década a los funcionarios kirchneristas acusados por corrupción, desde Boudou-Ciccone, al caso de Antonini Wilson o los desvíos de fondos en el programa Fútbol para Todos.

¿Qué vienen a hacer estos servicios a la UBA? Su función es, por un lado, proteger los negociados y cajas negras que involucran a los principales funcionarios del rector Barbieri y, por el otro, realizar tareas de espionaje para enfrentar al movimiento estudiantil y docente que se opone a ellos en defensa de la educación.

Es necesario recordar, en este sentido, que a fines del año pasado, el diario La Nación publicó una extensa denuncia -jamás desmentida- contra Barbieri, el secretario de Hacienda Emiliano Yacobitti y el decano de Económicas, José Luis Giusti, por el desvío de subsidios millonarios que provenían del Ministerio de Industria de Débora Giorgi. La UBA es utilizada por sus propias autoridades como una pantalla para el desvío de fondos públicos (ver nota en este link http://www.lanacion.com.ar/1733819-funcionarios-de-industria-reparten-subsidios-a-sus-propias-empresas).

Nuevo Espacio (ex Franja Morada), la agrupación creada por Richarte y Yacobitti para enfrentar a la izquierda en los centros de estudiantes, maneja cajas paralelas al presupuesto de la UBA. En 2001, cuando la izquierda desplazó a Nuevo Espacio-Franja Morada de la dirección de la Fuba, se conoció que esta agrupación lucraba con dinero destinado a planes sociales para trabajadores desocupados.

Es momento de volver a reclamar la destitución de Richarte y la apertura de todas las cuentas de la UBA, para terminar con las cajas negras y volver a poner los recursos de la universidad al servicio de la investigación científica y la educación pública.