Políticas

12/3/1992|352

Un programa para enfrentar la epidemia

¡Los hospitales pueden convertirse en focos de contaminación!

Reg. Quilmes-Varela-Berazategui

En los hospitales del conurbano se han tomado medidas de emer­gencia frente a la amenaza del cólera. En el de Wilde (municipio de Avellaneda), para tomar un caso, se han habilitado seis camas y cunas para atender a los pacien­tes infectados en su período más agudo y una sala de internación para cuando estén medianamente compensados. Se han hecho re­servas de sueros, medicamentos y material descartable y se han habi­litado elementos para tratar los deshechos. También se ha infor­mado al personal acerca de la con­ducta a seguir ante un paciente co­lérico.

Pero estas medidas solo tienen validez para un limitado número de casos. En caso de estallar una epi­demia (por ejemplo si se presenta­ran cuarenta o cincuenta casos por hospital) estas precauciones se­rían desbordadas. Se agotarían las reservas, el personal que ya es poco resultará insuficiente y los hospitales dejarán de ser centros de salud y se convertirán en focos de contaminación.

Las camas hospitalarias ya resultan escasas para las actuales enfermedades. Esta falta de ca­mas es el eterno drama de las guar­dias hospitalarias —que tardan largas horas y a veces días en derivar un paciente con las secue­las que esto provoca. Las interna­ciones para alta complejidad son más escasas aún. Por ejemplo: en la zona sur sólo el hospital Fiorito tiene guardia de neurocirugía. Solo hay cuatro camas de la especiali­dad para más de dos millones tres­cientos mil habitantes.

Si seguimos con el ejemplo ini­cial en el hospital de Wilde el perso­nal de mucamas es la mitad de la planta necesaria para mantener la limpieza en épocas normales. Ac­tualmente no hay gasas, alcohol, ni algodón. Faltan medicamentos, en­tre estos dexametazona, un corticoide que se usa en crisis alérgicas y en problemas respiratorios agudos.

Los mecanismos de reposición son tan burocráticos que provocan una demora de dos o meses en proveer los suministros.

En el hospital de Solano (munici­pio de Quilmes), hace un ano, los trabajadores denunciaron que no había tratamiento de efluentes (en esa zona no hay cloacas) y que las aguas contaminadas se arrojaban en tos desagües comunes.

Esto nos muestra que las autori­dades de salud pública menemistas quieren detener al cólera con dos gotas de lavandina o cobrándole peaje.

En la zona sur del conurbano hay un total de dos mil camas, para apro­ximadamente dos millones trescien­tas mil personas. Situaciones simila­res suceden en todo el Gran Buenos Aires.

Oe acuerdo a las confusas cifras oficiales puede deducirse que en Salta el promedio de enfermos de cólera es de uno cada mil habitan­tes. Si este índice se repitiera en el Gran Buenos Aires no alcanzarían las camas disponibles (los hospitales ya están ocupados por otros Pacientes).

Un plan de atención del cólera serio debe — en primer lugar- asignar en cada distrito o zona un hospital (que por su infraestructura pueden ser los policlínicos) exclusi­vamente para los pacientes coléricos. Habilitar ambulancias en todos los centros de salud equipados para para el caso, incluso poner a disposición todas de los bomberos, policía, Fuerzas Armadas, privadas, en lugar de mandar tropas a Yugoslavia.

Si estalla la epidemia que se decla­ren en disponibilidad los grandes sa­natorios privados y se trasladen allí los pacientes con otras patologías para su atención gratuita, para destinar los hospitales a la atención del cólera.

(Si el gobierno pretende confiscar nuestros aportes jubilatorios y obras sociales en beneficio de los banqueros y pulpos de salud —que por un período se confisquen los establecimientos y medios de los grandes pulpos de la sa­lud)

Que los grandes laboratorios pro­vean de los medicamentos y material descartable.

Para que nuestros hospitales en tiempos de cólera sean centros de salud y no focos de contaminación es necesario que el conjunto de los traba­jadores de la salud se organicen junto a los vecinos de cada zona para tomar en sus manos el control y la defensa de la salud, reclamando:

-provisión urgente de medicamen­tos —material descartable y elemen­tos de limpieza a hospitales y centros de salud.

-que se ponga en disponibilidad a los grandes sanatorios para atender a los enfermos derivados de los hospita­les bajo el control de los trabajadores de la salud del hospital y centro priva­do.

-duplicación de la planta de perso­nal de la salud en todos los niveles.

-duplicación inmediata del presu­puesto de la salud, plan de hospitales en las zonas donde se carece de ellos