Los K repudian escrache a periodistas de Clarín

El Senado fue testimonio, el pasado miércoles 28, de la infinita capacidad de hipocresía de la política de turno. Todos los bloques, en esa sesión, coincidieron en repudiar los escraches que el aparato paralelo de los K montó contra un grupo de periodistas de Clarín. Los senadores K levantaron la mano a favor del repudio, con el mismo cinismo con que lo hicieron los opositores. Los primeros escondieron la mano después de tirar la piedra y carecieron de la valentía para defender sus propias acciones –incluso las que emprenden contra ‘el monopolio’. Los opositores fueron incapaces de poner nombre y apellido al repudio y se prestaron a ocultar la autoría del atropello, para reducirlo a una proclama por la libertad de expresión. Al día siguiente, para duplicar su cobardía, los K pegaron el faltazo al ‘juicio ético y político’ contra los mismos periodistas. Los autores del escrache fueron incapaces de insertar en la declaración el repudio al monopolio capitalista de la prensa y de los medios de comunicación.

O sea que casi se solidarizaron con los Morales Solá, los Kirschbaum y los Van der Koy.

¿Qué dirán los blogueros K que saludaron el escrache anónimo, financiado y alentado por el aparato del Estado, contra esos periodistas? Ellos mismos han quedado al desnudo como farsantes. Hay que distinguir a los repudios que protagoniza el pueblo contra las personas y símbolos de los opresores, de los que tienen la autoría del Estado, pues por ahí pasa la línea divisoria entre la movilización de abajo, por un lado, y el fascismo, por el otro. Pocos días después de la farsa K en el Senado, el diputado K Recalde convocó a los trabajadores despedidos de Clarín y a la patronal del medio para iniciar su propia cruzada contra el ‘medio’, pero sin la menor intención de obtener la reincorporación de los cesanteados. Los K no distinguen a la línea gerencial de los medios de comunicación de los trabajadores de prensa, porque ellos mismos son gerentes y no trabajadores –representantes del capital o del Estado, uno y otro patronales, y de ningún modo la expresión crítica al orden existente. El periodismo debe cumplir una función subversiva –en tanto que los K y sus adversarios son defensores a muerte del actual estado de cosas. Lo tienen que tener en cuenta los blogueros K si pretenden ejercer un trabajo intelectual en lugar de fungir como prostitutas del sistema.