A dos semanas del balotaje, Diana Mondino, diputada electa por La Libertad Avanza, volvió a defender la creación de un "mercado de órganos" y propuso reformar la Ley Justina para implementar un sistema que ya existe hoy en la ley actual: la donación cruzada. Las declaraciones de Mondino no solo expresan una ignorancia absoluta sobre el tema, sino que desnudan el afán por hacer de la donación de órganos un negocio.

El objetivo de Modino era justificar la polémica propuesta que Milei esgrimió durante la campaña y que tanto repudio en la opinión pública generó: "El mercado de órganos es un mercado más. El problema es por qué todo tiene que estar regulado por el Estado", sostenía el "libertario". A tal punto había generado rechazo que Patricia Bullrich, cuando anunció su respaldo a la candidatura de Javier Milei de cara al balotaje, consideró importante destacar que el acuerdo había incluido una cláusula que iba en contra de la compra de órganos.

Milei se vale de la enorme dificultad que tienen los pacientes en espera de trasplante para conseguir un órgano compatible y que, como en el caso de Justina, terminan perdiendo antes la vida. La ley promulgada en su nombre estipula que toda persona mayor de 18 años es considerada donante y que en cada centro de salud debe haber profesionales que detecten potenciales donantes, asesore a las familias y garantice que el proceso de donación tenga lugar. También estableció la capacitación de personal para esto último.

Sin embargo, esto no se aplica como producto del ajuste que está implementando el Frente de Todos en el sector salud. Las listas en el Incucai, única institución pública que se ocupa de la gestión y distribución de los transplantes, son interminables. En primer lugar sucede que no hay campañas públicas para concientizar sobre la donación de órganos, lo que le da lugar a una importante cantidad de mitos que generan reticencia en los potenciales donantes.

En segundo lugar, gran parte de los órganos que deberían ir a parar allí son comercializados en el mercado negro, una operación que resulta moneda corriente en los países de América Latina y es viabilizado, por acción u omisión, por los propios Estados. Alicia Verdú, una criminóloga española especializada en trata de personas y tráfico de órganos, hizo una investigación sobre el tema y afirma que "del total de trasplante de órganos, al menos 10% se realiza de manera ilegal. Una cifra que, asume, es mucho mayor en América Latina, por sus niveles de corrupción, pobreza y debilidad del sistema judicial".

Asimismo la "estrella" del tráfico de órganos es el riñón. Algunas organizaciones creen que constituye hasta el 75% del mercado ilegal. "Existe la conciencia de que, porque tenemos dos riñones, no pasa nada si das uno. Pero sí pasa. Lo peor del tráfico de órganos es que la gente que se encuentra en situación de pobreza, que son los que donan este tipo de órganos, normalmente tienen trabajos que requiere una condición física importante, y cuando donan el riñón y pasan por el postoperatorio, no pueden mantener el ejercicio físico que hacían antes en su trabajo, con lo cual lo que han conseguido es poco o nada" le explica Verdú a BBC Mundo. De esta forma, la pobreza es la principal fuente del mercado ilegal de órganos.

Milei se vale de esta situación para proponer la creación de un mercado legal de órganos lo cual, en el marco de un agravamiento de la pobreza y la indigencia, conduciría a que muchos trabajadores consideren la posibilidad de venderlos para sostener a sus familias, y a que grupos capitalistas se beneficien de ello. Milei justifica esta barbaridad diciendo que, como defensor de la doctrina liberal, está obligado a bregar por “el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad” (según él, la primera propiedad es el cuerpo). Pero está en contra de que las mujeres decidan sobre su propio cuerpo y puedan abortar, incluso en casos de violación.

Ahora Mondino vuelve a la carga con el tema e intentó justificarlo agarrándose de un Premio Nobel de Economía: Alvin Roth, quien en 2012 fue reconocido por desarrollar un algoritmo para agilizar el sistema de trasplantes cruzados. Lo que no aclaró fue que, en 2018, el Consejo de Europa vetó la implementación del sistema impulsado desde Estados Unidos de "intercambio global de riñones" porque denunciaban que escondía el "tráfico de órganos humanos" y fomentaba el "riesgo de explotación" de individuos altamente vulnerables.

Los "libertarios" no buscan resolver el problema de las donaciones, porque su programa de gobierno consiste, entre otras cosas, en avanzar en la destrucción del sistema público de salud. A Milei no le importa la salud de la población; así lo demostró su voto en contra de un proyecto de ley para ampliar el Programa de Cardiopatías Congénitas, que tenía como fin evitar muertes prematuras de bebés.

Milei rechaza que Argentina tenga un sistema de salud público de calidad al que puedan acceder todos los trabajadores sin ninguna traba. Él, por el contrario, lo quiere privatizar en beneficio de un puñado de capitalistas. Si se implementa esto, solo podrían atenderse en las clínicas quienes tengan los recursos económicos necesarios para ello y el sector más pobre tendría vedado el derecho a la salud.

El Partido Obrero plantea que hay que nacionalizar el sistema de salud bajo control de sus trabajadores, y triplicar su presupuesto, utilizando para ello fondos provenientes de impuestos progresivos al capital y del desconocimiento de la deuda externa. El cuidado de la salud debe ser gratuito, no una fuente de lucro.

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