Políticas

1/4/1999|620

Los lores británicos absolvieron a Pinochet de 2.997 crímenes

La movilización democrática y popular que impuso la detención del asesino Pinochet es demasia­do extendida, demasiado profun­da, está demasiado viva, como para que el genocida chileno pue­da ser liberado de la noche a la mañana.


Para que el asesino pueda ser liberado —como exigen el Vatica­no y la Casa Blanca, además del gobierno chileno, el menemismo y la derecha británica— deberá mediar todavía una etapa de vaciamiento político del juicio y de desmoralización de la moviliza­ción popular. Los ‘demócratas’ conocen de sobra esta tarea. Así actuaron en la Argentina: prime­ro dictaron la Obediencia Debida, para liberar del ‘calvario jurí­dico’ a la inmensa mayoría del cuerpo represivo; después dicta­ron el Punto Final, para ‘cerrar’ las causas. Y, finalmente, dicta­ron el Indulto, para liberar a to­dos los genocidas.


Esta tarea ‘democrática’ de vaciamiento judicial y de desmo­ralización política de la moviliza­ción se inició, en el caso de Pino­chet, con el fallo que dictaron los lores británicos la semana pasada. Como afirma el pro-pinochetista La Nación (26/3), “la sentencia que los lores han dictado (...) le fija un severo límite a la justi­cia española, que sólo podrá juzgarlo por hechos posterio­res a 1988, con lo cual Pinochet quedaría a cubierto de las acu­saciones por genocidio, tortu­ra y terrorismo —y por la des­aparición de 3.000 personas— que se le formulan en las 32 causas abiertas (...) De ser extraditado, Pinochet sólo po­dría ser enjuiciado por tres delitos cuya gravedad parece, prima facie, mucho menor”


Para justificar la devaluación de los cargos, los lores argumentaron que re­cién en ese año fue ratificada por Gran Bretaña la Convención (Internacional) contra la Tortura. Se trata de una argucia, pues Pinochet no sólo está acusado de torturas. Con todo, sirve para dejar en claro que, para los lores, la tortura fue legal hasta 1988... lo que no deja de ser, también, una autoabsolución para los crímenes de la clase dirigente británica.


Negro sobre blanco, los lores británicos absolvieron a Pinochet de 2.997 crímenes. ¡Y esto es lo que el aliancista Storani califica como “un fallo salomónico”!


Para acentuar la tarea de demolición política, que necesariamente debe ser lar­ga, los lores “concedieron a Pinochet el derecho de apelar la resolución (de extradición), que puede derivar en un largo proceso en los tribunales y lle­varía años” (Clarín, 30/3).


Clinton, el Papa, la Thatcher y Me­nem pueden dormir en paz: los lores británicos han dado el primer paso en el camino de la liberación del asesino Pino­chet. No casualmente, La Nación (26/3) califica el fallo como “la bisagra de la historia”.