El jueves se presentó en el Teatro Picadero de la ciudad de Buenos Aires el programa de gobierno de la lista “Unidad de Luchadores y la Izquierda”, formada por el Partido Obrero y el MST, y que lleva como fórmula presidencial a Gabriel Solano y Vilma Ripoll.

Uno de los puntos de ese programa corresponde a la “Organización del nuevo Estado”. En qué consiste este planteo?

Muchas veces se dice que la izquierda critica el sistema actual, pero qué haría en caso de llegar al poder.

Pues bien, el punto de partida es una completa reorganización del país sobre nuevas bases sociales. El Estado actual es un Estado capitalista, es decir, toda su estructura está al servicio del resguardo de los intereses de la burguesía, que es la clase dominante de la sociedad. Esto se verifica en la organización del sistema político, judicial, impositivo, que es completamente funcional a esos intereses y perjudicial para las masas populares. El propio aparato de seguridad no tiene otro propósito que asegurar este orden político y social, basado en la propiedad privada de los grandes medios de producción y la explotación capitalista de la fuerza de trabajo, por medio de la fuerza.

“El ascenso de la izquierda y los trabajadores al poder -que se concretizará a través de una acción histórica independiente de las masas obreras y populares- planteará la puesta en pie de un nuevo tipo de Estado, estructurado en base a la democracia obrera”, explica el programa de gobierno en su punto 6.

En términos más precisos, “el gobierno del nuevo Estado estará a cargo de representantes de las organizaciones obreras y populares, con cargos electos y revocables, que cobrarán lo mismo que un trabajador calificado. Su forma concreta será precisada por intermedio de un congreso de delegados o representantes, electos y revocables, de todas las organizaciones obreras del sector público y privado, de trabajadores ocupados y desocupados”, añade el programa.

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Así pues, podemos resumir la cuestión en las siguientes medidas:

– Gobierno a cargo de representantes de las organizaciones obreras y populares, con cargos electos y revocables, que cobrarán lo mismo que un trabajador calificado.
– Desmantelamiento de las fuerzas represivas. Constitución de una nueva fuerza de seguridad, reclutada y formada por las organizaciones obreras y de derechos humanos.
– Elección por voto popular de jueces y fiscales.
– Separación de la Iglesia del Estado.
– Libertad a los presos por luchar, cierre de todas las causas contra luchadores populares.

Esta nueva estructura estatal se corresponde con un nuevo régimen social encabezado por la clase que genera con su esfuerzo cotidiano la riqueza social, es decir, la clase trabajadora, en la perspectiva de una sociedad sin clases y libre de toda forma de explotación y opresión.