Políticas

2/11/1988|248

Los resultados de la política de IZQUIERDA UNIDA en EMPLEADOS DE COMERCIO

Cavalieri se impuso en el SEC con el 68% de los votos. El “triunfo" de Cavalieri fue asegurado con todo tipo de fraudes. El padrón apareció engordado en un 50% respecto a las últimas elecciones que fueron en 1986. Se eliminó la presencia de las urnas de los lugares de trabajo de mayor concentración, lo que forzaba a concurrir a la sede sindical. Dos mil jubilados fueron trasladados en taxi hasta el sindicato para votar por Cavalieri. Hubo muchos votantes ajenos al gremio con documentación falsificada.

En tanto Cavalieri abultó fraudulentamente sus votos la opositora Verde-Violeta redujo los suyos en un 40%, esto cuando se los compara con la suma de ambas listas en el '86, oportunidad en que fueron separadas. Esto significa que la alianza que montó Izquierda Unida (que actúa en la Violeta) con la Verde (cafieristas) culminó en un sonoro fracaso. Los cafieristas no apostaron nada a la alianza, lo cual es comprensible cuando se tiene presente que están políticamente unidos a Cavalieri a través de la consigna "Menem presidente" y de otros acuerdos que se han tejido con motivo de las próximas elecciones internas del justicialismo. El aparato de la Verde votó a la Azul, esto es loque ha ocurrido políticamente. De otro lado, los activistas violetas fueron maniatados por sus direcciones de "izquierda" a la política impuesta por la Verde, que consistía en atenuar la movilización política y la agitación antiburocrática. Naturalmente esto llevó a muchos sectores combativos a no trasladarse hasta la alejada sede sindical para votar. El sistema electoral proscriptivo impuesto por Cavalieri fue aceptado sin combate. La amplitud de la derrota de la Verde Violeta no quiebra ninguna ley matemática, pues ella mide exactamente el tamaño de la capitulación de la “izquierda” ante el cafiero-menemismo.

El Mas se vanaglorió en su momento de “pelear muy fuerte con algunas corrientes" (se refiere al PO) “que Integran la Violeta" para imponer la “unidad de la oposición” y dijo haber recibido los elogios de los renovadores por ese papel. (Solidaridad 256). El PO, que no tiene por método la jactancia, caracterizó al empeño del Mas y del PC, también en aquel momento como “un trabajo sucio de la izquierda" (PO N° 241).

La disolución de la Violeta en los ‘25’ fue presentada por el Mas y el PC como la política de "unidad para la derrota de Cavalieri". Es lo que el Mas llama "listas únicas de oposición" y se basa en el apoyo a las burocracias opositoras contra las oficiales —“toda nueva dirección es mejor que la vieja" — a condición de ligar alguna sobra del festín. Para el PC, consiste en toda una estrategia de acuerdos con la burocracia renovadora “neomenemista” para la constitución de un “sindicalismo de liberación". En función de un electorerismo sin principios, Izquierda Unida de Comercio se abocó a quebrar el desarrollo de una van-guardia obrera en Comercio, que se había comenzado a formar desde hace dos años con la Violeta (Para el registro, digamos que una pareja de descompuestos seudotrotskistas, a los que se permite actuar en la agrupación, también apoyó, como cualquiera podía preverlo, el frente con el cafierismo). Izquierda Unida desprecia unir el trabajo sindical y político, de denuncia del contubernio entre Cavalieri y Menem con Nosiglia (los radicales apoyan a la Azul), lo cual hubiera contribuido a clarificar la situación. Claro que mal podía hacer eso IU, cuando está atada por un cordón umbilical, tanto más firme cuanto que es sutil, al menemismo.

¡Qué diferencia que hay entre este contubernio con lo que fue la campaña electoral de la Violeta en el 86! Hace dos años se llegaron a constituir coordinadoras zonales que editaban boletines propios, organizaban actos y hasta abrieron comedores de trabajadores, ahora, en cambio, campeó la pasividad.

La Violeta ha salido maltrecha de esta experiencia. Ahora es necesario, junto a la imprescindible clarificación y al imprescindible balance, una enérgica tarea de reagrupamiento para luchar contra las represalias que Cavalieri y las patronales desatarán contra el activismo, como ocurriera en el '86.

La agrupación clasista AMI, que batalló tenazmente contra la disolución del frente antiburocrático, se pondrá a la cabeza de la tarea de recuperación política revolucionaria del activismo Violeta y de la propia Violeta, sobre la base de un balance de las elecciones y de la delimitación tajante con la conducta de la izquierda.