Políticas

24/6/2020

“Los sectores de poder ven que Alberto habla de ‘miserables’ pero después firma los despidos”

Las definiciones del periodista Diego Genoud (LetraP, El Canciller), entrevistado para el ciclo de Instagram Live de Prensa Obrera.

Este martes 23 G.L. entrevistó para Prensa Obrera al periodista Diego Genoud, que actualmente escribe en LetraP y El Canciller. La entrevista tocó los principales temas de la situación política nacional, analizó el presente y futuro del gobierno de Alberto Fernández,  la heterogeneidad del Frente de Todos y las perspectivas de la oposición, y habló sobre la realidad social y los “ganadores y perdedores” de la cuarentena. La entrevista completa puede verse en el video adjunto; en este artículo volcamos un resumen por escrito.

Tras conversar sobre el newsletter informativo de política y economía en diez puntos, que Genoud escribe cada mañana para El Canciller –un formato que se ha popularizado en los últimos meses, y en el que ha sido pionero-, la entrevista comenzó formalmente con un intercambio sobre la situación de la pandemia y la imagen presidencial.

G.L.: Cuando empezó todo la imagen de Alberto Fernández ‘volaba’, pero comienza a haber una erosión de eso, de la “unidad nacional”. ¿Cómo la ves?

D.G: Creo que pasan dos cosas: por un lado, la prolongación del encierro. Y, por otro lado, algo que es más propio del gobierno por fuera de la gestión de la crisis sanitaria, que es el ir dilatando las definiciones y la resolución de determinados conflictos. La pandemia es muy específica, pasa en todos lados, tiene costos en todos los niveles, pero se conjuga en Fernández con cierta confusión en el mensaje que baja, de que “vamos para adelante” pero “vamos para atrás”. Para mí hay una crisis muy profunda a nivel económico, que me preocupa más: ahí sí el gobierno hace agua, en cómo hacer frente a sus consecuencias. Excede al gobierno, pero ahí lo veo con mucha dificultad a la hora de tomar alguna determinación que afecte intereses. En el marco del consenso hay apoyo del establishment, pero cuando quiere poner algún límite o repartir un poco más los costos y que no sea todo el Estado, queda empantanado.

 

 

 

Los retrocesos del Gobierno

Este ir para adelante y para atrás, ¿es intencional o le van poniendo un freno?

Alberto Fernández alguna vez dijo “van a encontrar en mí medidas ortodoxas y heterodoxas”, y hoy no sabe bien hacia dónde quiere avanzar. Obviamente, no es el gobierno de Macri pero no está muy claro hasta dónde está dispuesto a avanzar con un rumbo heterodoxo.  Desde el primer paquete que lanza, la Ley de Solidaridad, había un ajuste fuerte que luego la pandemia hizo volar por los aires. Obligó al Estado a emitir, a tomar decisiones, a intervenir. Y ahora no está muy claro hasta dónde avanzar. Le dice a los empresarios que no quiere “ideas locas”, no se sabe a qué se refiere, y después les nombra la palabra maldita: expropiación. Podría haber tenido dos presentaciones distintas del caso Vicentin: podría haber sentado a Perotti [Omar, gobernador santafesino] y a Gabriel Delgado [veedor oficial], muy bien visto por el agronegocio, a Massa, que tiene que juntarle los votos, o podría haber sentado a los trabajadores aceiteros, a los productores estafados por Vicentin. Podría haber armado una composición distinta hacia un lado y hacia el otro y se ahogó en una confusión que le trajo costos.

Vos hacés siempre referencia al empresariado como “los miserables” de los que habló Fernández, ¿eso quedó atrás, en una conferencia, o sigue habiendo una tensión?

Creo que hay un problema ahí con la palabra presidencial. Si habla de “los miserables”, pienso que después no puede no puede convalidar los despidos en el Ministerio de Trabajo, los despidos de Techint. Hay una incongruencia entre lo que pretende ser por momentos aprovechando esta crisis inédita, abrir hacia algo distinto y eso dura nada, 24 horas. Eso lastima su palabra a nivel social, a nivel de los que tienen expectativas en él. Como me dijeron hoy del propio gobierno: cuando te toman el tiempo, estás liquidado. Los sectores de poder ven que Alberto habla de miserables pero después firma los despidos. Con el fondo de no sé qué de la Uocra, lo que quieras. Cacarea pero firma. Capitula. Con la presión que ejerce una empresa como Techint, decide. Defrauda y se regala incluso en sus propios objetivos. Algunos intendentes dicen que él quiere ser un mediador entre el cristinismo y el establishment, si quiere ser eso también pierde. Le cuesta ese centro que ganó con la pandemia, con una cuestión excepcional, que le permitió laburar con Larreta, el corredor del centro, del consenso. Cuando sale de ahí, cuando vamos a las efectividades conducentes, tiene que afectar intereses, queda desdibujado.

El “les llegó la hora de ganar menos”, esas frases que quedaron en la nada, el impuesto a las grandes fortunas…

Sí, o el tema de los bancos. El ATP es el resultado de una ilusión que se derrumbó, que tenía Alberto Fernández en que los bancos hagan su aporte después de haber ganado tanto. Alguien debe estar llevando esta cuenta de estos episodios. No solo los que padecen los efectos, sino que también le están tomando el tiempo a nivel del poder.

Las “grietas” del Frente de Todos

Hablabas de la heterogeneidad del Frente de Todos. De La Cámpora al massismo, los intendentes, los gobernadores. Muchos actores. No siempre estuvieron juntos, sí todos fueron menemistas. Ahora, ¿quién ocupa el lugar de estar un escalón arriba congeniando unos y otros?

El sector más fuerte hoy es La Cámpora. En la mesa imaginaria está sentado Máximo Kirchner: es el hijo “de la Gran Electora”, está en la Cámara de Diputados. Frente a eso que es bastante sólido y lleva bastante tiempo, aparece muy endeble el contrapeso que quería exhibir Alberto Fernández en el Frente de Todos. Los gobernadores muy recluidos en las provincias. Intendentes sin demasiado peso y muchos que responden a Cristina Fernández. El sindicalismo desdibujado, firmando acuerdos con suspensiones, rebaja de sueldos del 75%, sindicalismo de la CGT, la cúpula, como una escribanía de los acuerdos que hace Alberto Fernández con el empresariado.

Que Perotti haya reclamado una salida en Vicentin y se haya enterado por los diarios habla de un peso específico escaso. Ahora lo van a buscar para que apague el incendio. Un gobernador sojero y estratégico para el plan Fernández de reconciliar al peronismo con la zona núcleo, de reconciliar con el centro, estuvo afuera a la hora de las decisiones. También sucede con [el mandatario cordobés Juan] Schiaretti. Muy fuerte es la alianza Schiaretti-Perotti que podría haber funcionado con Macri como presidente. Schiaretti fue el gran socio territorial para Macri, podría haberlo sido para Scioli o para Alberto ahora. En ese tándem que representa otro tipo de peronismo. Más parecido a una deriva posible de Fernández. Una presencia muy fuerte pero acorralados en sus provincias. No terminan de imponer un rumbo.

Llega una pregunta relacionada por Instagram: ¿cómo ves las movilizaciones del banderazo y cómo puede influir en los planes del gobierno?, ¿Cuánto de la base social de Schiaretti salió el sábado al banderazo?

Justamente, la contradicción que plantea Vicentin se mete adentro de la contradicción del frente oficialista por ser tan heterogéneo. No es una contradicción entre el peronismo y sector agrario. Es una contradicción que se expresa adentro del Frente de Todos. El banderazo es un freno que le ponen a Fernández y es también la encarnadura, así lo escribí hace un rato en una nota, la prédica vacía del antichavismo encuentra, encarna en la zona núcleo, en la patria sojera. Es un frente social empresario, no solamente un frente empresario, no solamente los poderosos, el establishment, Barrio Norte. Hay una parte importante de la argentina exportadora que ya frenó al kirchnerismo en el 2008, lo derrotó en las calles, en el Congreso, en los medios, paliza histórica y hoy otra vez le muestra los dientes. El fracaso del paro del campo pre-pandemia género una falsa idea. Se subestimó lo que puede ese sector. Frente a eso, ¿cuál es la estrategia del gobierno? Veo una oposición que no duda, los que proyectaron a Macri como presidente y esperan otra oportunidad y no aparece claro lo que quiere Fernández. ¿Quiere ir a un plan de estatizaciones? ¿Quiere un acuerdo con el campo? ¿Con qué medidas? Pienses lo que pienses de Fernández, no está claro si está dando los pasos correctos para esa estrategia. Por eso lo veo complicado.

 

La deuda, el FMI y quién mete el gol

G.L. y Genoud mantuvieron un extenso intercambio sobre el concepto del “plan económico” del gobierno y el tema de la deuda.

D.G: Yo veo claramente que toda la estrategia estaba en la renegociación de la deuda. En una quita más agresiva de lo que está haciendo. Todos pensaban en una quita más importante y no se pudo llevar adelante. Con bonos que ahora están subiendo y acreedores que parece doblan el brazo. Se invoca al Fondo [Monetario Internacional] como límite para no ofrecer más y es un poco peligroso decir “el Fondo no me permite pagar más”. Si le das ese lugar de autoridad al Fondo va a reclamarlo para la etapa que viene. Ahora hay mucha discusión adentro del gobierno y hay sectores que dicen que hay que gritar un gol ahora y no está claro cuál es ese gol ni hay buenas noticias. Salvo los bajos costos a nivel humano de la pandemia. Lograr un éxito es el acuerdo con los fondos [de inversión]. Hay sectores dentro del Gobierno que consideran que lo peor es el default y cualquier acuerdo es bueno a esta altura, y el problema es cómo presentarlo. Eso es lo que más complica a Cristina y a Alberto: cómo presentar un acuerdo mucho más generoso que lo que se había pensado en el arranque.

Será presentar como un gol lo que en realidad es un gol del rival. Finalmente, por bonos que valían 25 centavos de dólar hace un par de meses, van a pagar 53, 54.

Será un gol para los que reclaman a gritos firmar cualquier cosa. Hay mucha presencia de voceros locales en los medios hegemónicos. Los fondos de inversión dominan la crónica cotidiana. Si el gobierno sale del default se lo va vender a esos sectores, no a sus votantes, ni a la base de la sociedad, ni a los asalariados. No creo que pueda servir. Sí para el poder económico.

Este acuerdo, más allá de violar lo del FMI, de sustentable seguramente no tenga nada

[El ministro de Economía Martín] Guzmán en la filmina tenía la idea de bajar los intereses a 1,5%, 2%, acorde con el crecimiento que supone que Argentina va a tener en algún momento. Creo que ahí está el objetivo y no lo está pudiendo lograr. La quita de capital es simbólica, es nula. El eje es despejar el horizonte, tener un poco de aire y el tema intereses. Ismael Bermúdez lo escribe siempre: “los intereses de la deuda representan siempre una de las partidas más grandes del presupuesto”. Se va más en intereses de deuda que en el déficit previsional. Creo que es el gran problema que Guzmán quiere evitar pero no lo está logrando. Que se dilate indica que no lo está logrando.

 

Jubilaciones y ajuste

En una nota reciente pusiste que “entre el aguinaldo y la suspensión de la movilidad jubilatoria lo que queda es el ajuste”

El tema de los jubilados Alberto Fernández lo dijo muchas veces: “la fórmula de Macri no se pudo pagar”. Más allá de la resistencia que tuvo y que era para otro país, un país imaginado por Macri de inflación cero, lo cierto es que los jubilados vienen de perder y no recuperan. Ahí hay un componente de ajuste y un problema que tiene el gobierno y cualquiera que asuma con el tema previsional. El kirchnerismo lo resolvió achatando la pirámide, como intentan hacer ahora. Hizo una redisitribucion dentro del propio sistema. Macri hizo un ajuste fuerte. La inflación se fue por las nubes, hoy los jubilados, de acuerdo a la fórmula, resistida, de Macri deberían cobrar más. Alberto Fernández dice que tiene que haber otra movilidad pero no avanza ni a nivel discusión en el Congreso. Van dos decretos y no hay noticia de la famosa nueva fórmula. No sé hasta cuándo piensa dar aumento por decreto pero por lo menos el primer año ya se lo cargó. Hay un intento de reducir el déficit fiscal, con tema intereses deuda externa, por otro lado el sistema previsional que es una gran tentación. Incluso se habla de ingreso universal y se me viene a la cabeza el ingreso por vejez, que es dar de baja las jubilaciones.

 

Ganadores del aislamiento, salarios y reforma laboral de hecho

¿Hay un fantasma asociado a las movilizaciones de diciembre de 2017 o el gobierno piensa que tiene garantizado que la rebelión popular no le va ocurrir?

El gobierno tiene posibilidad de aprobar una reforma con ajuste de haberes en el Congreso con el andamiaje de la CGT. Pero le tocó pandemia y deuda. En este momento no puede avanzar con una reforma previsional, me parece, y al mismo tiempo se consuma el ajuste a los salarios. Es un proceso donde hay ganadores del aislamiento. Los salarios, que iban a ser el motor de la recuperación según la campaña de Fernández, eso quedó archivado, sepultado por la pandemia. Hay un problema con los postulados del propio Frente de Todos: ¿cómo convalidan una reducción del 25% de los salarios, que la aprovecha todo el sector empresario y no solo las pymes, si tu idea era que el motor de la economía? Eso está liquidado. De acá salimos con una crisis que excede a la Argentina pero con sueldos más bajos, con menos empleo, con pocos sindicatos en condiciones de pelear por paritarias acorde a la inflación. Creo que [el ministro de Trabajo Claudio] Moroni es lo más menemista de la administración, no solo por el pasado sino por su propia práctica. Ahí veo un problema con la propia idea del Frente de Todos.

La cuarentena extendida ha permitido desde reducción salarial hasta ahorro, ganancias extraordinarias. El “círculo rojo” se las arregla para salir ganando. Nosotros caracterizamos la reforma laboral de hecho.

Claro, la empresa que puede hacer con 50 empleados el trabajo que antes hacía con 100, va a intentar hacerlo. Pero me parece que está claro que hay un ajuste fuerte. El Estado tendría que tener un papel un poco más de árbitro. Está firmando mucho de los reclamos empresarios, quienes además no se lo reconocen. El “círculo rojo” pelea contra el chavismo imaginario y no le reconoce los gestos como el aguinaldo en cuotas o la reducción de salarios, que inclinan mucho la cancha. No le reconocen lo que hace en función de los intereses del sector que le pide que rompa con Cristina. Y no está claro qué le ofrecen a cambio.

Massa

¿Existe una variante, un giro “antichavista”, Massa-Fernández?

Hay una alianza Máximo-Massa que no lo hace tan lineal. No veo a Massa ofreciendo un horizonte. Tiene además un problema de credibilidad. Viene con su propio núcleo de empresarios adosado: Manzano, Brito, Pierri, Ezkenazi que puede generar un choque con Clarín. No es un alineamiento tan claro. Todos se unieron contra el kirchnerismo y en el poder con Macri se dividieron. AEA no tiene muy claro cómo salir más que recetar. Quedó expresado en el fracaso con Macri.

La oposición

Sobre la oposición, Genoud dijo que cree que “desde [Patricia] Bullrich hasta [el mandatario porteño Horacio Rodríguez] Larreta consideran que la unidad opositora es un bien a cuidar. Pasaron muchos años a la intemperie y el acuerdo es ir a unas Paso pero no dividir. La oposición expresa al Frente Social Empresario, no importa si es Bullrich, Larreta, Macri. Son los que rechazan al populismo, al kirchnerismo y quieren volver al poder. No son una fuerza efímera. Esperaron mucho y duraron muy poco. Ahora les queda apostar al fracaso de Fernández. Hay un sector acuerdista que quiere que a Alberto le vaya bien –Larreta, Frigerio, Monzó- antes de que vuelva Macri, pero no puede romper sin diluirse en el peronismo. Hay que ver si la crisis estalla. En todo caso están discutiendo el orden. Los radicales sufrieron mucho ser furgón de cola y ahora dicen ‘Macri no’”

Cumpliendo el tiempo con el que contaba la entrevista, quedaban pendientes muchas preguntas: el balance sobre el fracaso del gobierno de Macri, el lugar del Frente de Izquierda como oposición a las variantes políticas del régimen, entre otras, que quedan anotadas para la próxima.

Como cierre, G.L. le preguntó a Genoud por sus futuros proyectos laborales. Entre risas, el periodista dijo que “le gustaría trabajar menos” y, seriamente, seguir teniendo la posibilidad de “escribir lo que uno piensa, que es difícil y que siempre hay que buscar por dónde. Que haya gente que me lea, decir lo que quiera y vivir de eso, me considero un privilegiado”. “Ojalá que el gremio de prensa, uno de los más golpeados por la crisis, logre una recomposición, que sea mejor pago, muchos compañeros la están peleando”, agregó G.L. mientras agradecía y saludaba, con Instagram cumpliendo la hora reloj y dando por terminada la entrevista.