Políticas

19/2/2009|1072

LOS TRABAJADORES DAN UNA SALIDA A LA CRISIS

Sigamos el ejemplo del Subte, Indugraf y Massuh

Hasta hace muy poco, el gobierno aseguraba que por medio de “los recursos preventivos de crisis” se podían capear los despidos de trabajadores, con la expectativa de que los planes de obras públicas y los créditos de la Anses a algunos consumos reactivarían en poco tiempo la economía.

Con este argumento la burocracia sindical aceptó los despidos de trabajadores bajo contrato precario, las suspensiones de los de planta permanente y las reducciones de las horas de trabajo y de los salarios.

Se trataba de ‘pasar el verano’, hasta -digamos- el 31 de marzo.

Pero la crisis, en lugar de amainar, se ha profundizado y los dineros del Estado se disipan en el bolsillo sin fondo de los capitalistas.

Las exportaciones han caído en picada y con ellas la recaudación de impuestos y los gastos sociales.

En lugar de compensar estos déficits entre los que más tienen, el gobierno impuso un tarifazo del 400 por ciento.

Con la misma finalidad se niega a bajar el precio de la nafta, por la que pagamos mucho más que el precio internacional del petróleo -que se ha derrumbado.
El tarifazo del gas es un hecho.

Los Carrió, los Reutemann y los Binner o Solá tienen otro plan: pedir el socorro del FMI y proceder de inmediato a la mega-devaluación del peso.

Mientras tanto, sus mandantes -los sojeros- siguen acaparando ocho millones de toneladas de la cosecha anterior, a la espera de que el dólar se vaya mucho más arriba de los cuatro pesos.

En estas condiciones, los despidos de trabajadores precarios, las suspensiones y las reducciones de trabajo y salarios no son un paréntesis dentro de la normalidad, sino el primer paso hacia el abismo.

¿Cómo podemos impedir que siga avanzando este plan mentiroso que se escuda en la ‘prevención de la crisis’?

Moyano y Yasky están discutiendo con el gobierno y las patronales la formación de un Consejo Económico y Social para co-gobernar en la crisis.

¿Pero es conveniente algo así para los trabajadores, cuando las patronales y el gobierno quieren el congelamiento de los salarios; las patronales y los sojeros piden la devaluación, y todos ellos se juntan para advertir que no pueden garantizar el derecho al trabajo?
Las patronales y el gobierno son parte del problema, no de la solución.

¿Qué Consejos podemos querer con la clase que ha llevado a esta crisis mundial enorme, como consecuencia de su propia tendencia irrefrenable a arrancar del trabajador el máximo beneficio privado para el capitalista?

Lo que necesitamos es otra cosa: un Congreso de trabajadores, para imponer las medidas que nos puedan sacar de la miseria social y de la destrucción del tejido industrial.

Se puede garantizar el pleno empleo nacionalizando a los bancos, el comercio exterior y la gran industria, para que sirvan a un plan de industrialización e infraestructura; por eso, que se nacionalice cualquier empresa que suspenda, despida o reduzca las horas de trabajo y los salarios.

Lo que acaba de ocurrir con el Subte, donde un plebiscito apabullante ha expulsado a la burocracia; lo que ocurre en Massuh e Indugraf, donde los obreros defienden sus puestos de trabajo y la continuidad industrial contra los patrones: esto demuestra que nuestro camino frente a la bancarrota capitalista pasa por asambleas, elecciones de delegados y un Congreso de trabajadores que asegure nuestro derecho al trabajo por medio de un plan de lucha y un plan para el país sobre otras bases sociales.