Los vaciadores nos quieren pasar la factura

Es necesario que los trabajadores pasemos en limpio la crisis de los carpetazos en función de nuestros intereses inmediatos y estratégicos. El régimen que ha salido a reclamarnos sacrificios, en la Nación y las provincias, ha revelado su completa falta de autoridad política para hacerlo. Detrás de la enorme bancarrota nacional, está la fuga de capitales y el desfalco del presupuesto que han perpetrado por igual los Macri, Báez o Kirchner. Los trabajadores no tenemos porqué pagar la factura


La escalada de carpetazos -entre las revelaciones de la empresa off shore de Macri y la detención de Lázaro Báez- pone de manifiesto una aguda contradicción política.


 


Por un lado han quedado expuestas las razones de fondo de la bancarrota nacional, que no es otra que el saqueo sistemático de la clase obrera y el presupuesto público en beneficio de la clase capitalista. La empresa off shore de Macri delata la práctica sistemática de toda la burguesía “nacional”: la fuga de capitales. Parte de esa fuga se ha convertido luego en deuda externa, que en sucesivas oportunidades fue estatizada y, por lo tanto, endosada a los trabajadores. La burguesía argentina acumula en el exterior un patrimonio que supera largamente al de toda la deuda pública argentina, y es en buena medida una de sus principales acreedoras.


 


A su turno, la guerra de carpetas saca a la luz el vaciamiento perpetrado por Báez, Cristóbal López, Ricardo Jaime y otros, que se valieron de los presupuestos de la obra pública, las privatizaciones o las concesiones estatales para conformar un patrimonio a costa de la precarización obrera (¡tercerizaciones ferroviarias!) y el desquicio de los servicios públicos, como se demostró en la masacre de Once o el vaciamiento sistemático de las líneas de transporte. Ante la interrupción del flujo de fondos del presupuesto, los vaciadores K no tardaron un minuto en trasladarle el fardo a los trabajadores, como ocurrió con los compañeros del Grupo 23 o los miles de obreros de la constructora Austral en Santa Cruz.


 


La factura, a los trabajadores


 


Pero la contradicción reside en que la gigantesca factura de este desfalco no está siendo afrontada por quienes lo perpetraron, sino que es trasladada a los trabajadores. Ese es el propósito central del gobierno de “Cambiemos” y sus acuerdos con el pejota y el kirchnerismo. La inmensa hipoteca de la deuda externa, que será acrecentada después de los acuerdos con los buitres, quiere ser bancada con un ajuste brutal contra el salario, los gastos sociales y el derecho al trabajo de decenas de miles de estatales. Los desaguisados de Jaime, De Vido y compañía, que desviaron los subsidios para sus cajas paralelas, no han sido siquiera investigados. Al comentar el tarifazo en el transporte, un periodista especializado de La Nación ha debido preguntarse “si efectivamente los costos del sistema son los reales o están cargados de anabólicos” (1/4): pero a renglón siguiente, él mismo se responde que los “anabólicos” son “un esquema de costos promedio que dio ganancias millonarias a las grandes empresas de colectivos” (ídem). Ahora, ese régimen de beneficios garantizados será sustentado con tarifas duplicadas.


 


El carpetazo omite esa cuestión de fondo. Es que su función política es justificar el ajuste y el tarifazo, bajo el argumento de que los sucesivos desfalcos “no dejan otra alternativa”. La detención de Báez es el preámbulo de la indagatoria a Cristina Kirchner, llamada a declarar el próximo 13. La guerra de carpetas, en ese cuadro, sirve a que los ajustadores promuevan una falsa polarización política. La agenda del ajuste -y las luchas obreras que desata- quiere ser desplazada del centro de la situación política -ello, cuando llegan nuevos despidos en el Estado y arrecian las suspensiones en la gran industria.


 


Mientras el gobierno y sus agentes redoblan sus acusaciones a la camarilla kirchnerista, los k buscarán promover una movilización en su defensa el próximo 13. Para el pueblo que vive de su trabajo, la encerrona es evidente. Los acusadores del kirchnerismo no tienen ningún planteo para aliviar al pueblo de los tarifazos o la carga del impuesto al salario -¡ni siquiera de la propia corrupción, que envuelve también a los Macri off shore!”. Del lado del kirchnerismo, no se trata de una convocatoria para rechazar los ajustes o los despidos. Es un llamado para defender a una claque corrupta, fracasada y también ajustadora, como lo revelan las reformas estatales reaccionarias de Alicia Kirchner en Santa Cruz o Rosana Bertone en Tierra del Fuego.                                    


 


Una salida de los trabajadores


 


A la luz de todo lo anterior, es necesario que los trabajadores pasemos en limpio la crisis de los carpetazos en función de nuestros intereses inmediatos y estratégicos. El régimen que ha salido a reclamarnos sacrificios, en la Nación y las provincias, ha revelado su completa falta de autoridad política para hacerlo. Detrás de la enorme bancarrota nacional, está la fuga de capitales y el desfalco del presupuesto que han perpetrado por igual los Macri, Báez o Kirchner. Los trabajadores no tenemos porqué pagar la factura. Para ello, es necesario colocar al programa y la lucha de la clase obrera en el primer plano de la crisis nacional. Es el camino que están recorriendo los docentes santiagueños y mendocinos, los estatales de Tierra del Fuego y de los grandes ministerios nacionales; es lo que reveló por abajo el paro nacional docente del lunes pasado. El programa es claro: anular el tarifazo, abrir las cuentas de todas las concesiones estatales; confiscar los bienes mal habidos de las camarillas empresarias ligadas a las privatizaciones y la obra pública, sobre esa base, reincorporar a los trabajadores despedidos en el Estado y la obra pública; desconocer la deuda usuraria, abrir las cuentas de los Macri, Techint de los bancos y cerealeras -lo que pondrá de manifiesto sus operaciones contra el patrimonio público; ningún despido, paritarias libres e indexación automática de acuerdo a la inflación. Pongamos en pie de lucha a nuestras organizaciones obreras, para que la crisis la paguen los vaciadores. Con este planteo, redoblemos el reclamo por un paro nacional y preparemos un gran 1˚ de Mayo de lucha, obrero y socialista en la Plaza de Mayo.