Políticas

30/11/2021

Luego del cepo a los viajes al exterior, aumentan los precios de los vuelos locales

Se encarecen las vacaciones para los trabajadores, los más perjudicados por la medida oficial.

A pocos días de inaugurada la prohibición de comprar en cuotas pasajes y servicios turísticos en el exterior, se dispararon los precios de los vuelos nacionales. Estos ya habían tenido un aumento del 123% entre junio y septiembre en comparación al mismo período del año anterior. Sucede que las aerolíneas que operan en el país, en lugar de incrementar la frecuencia de vuelos poniendo más aviones a disposición, la mantienen en niveles bajísimos y sacan provecho del incremento en la demanda, remarcando los precios.

A modo de ejemplo, si antes del nuevo cepo un pasaje ida y vuelta a Bariloche figuraba en los $32 mil, hoy se encuentra en $36 mil. A Mendoza, por su parte, días atrás se conseguían pasajes a $23 mil, los cuales subieron a $32 mil en la actualidad. Vemos cómo la medida oficial para desalentar los viajes al exterior, y así poder destinar las deprimidas reservas en el pago de la deuda, perjudica principalmente a los trabajadores, para quienes irse de vacaciones -incluso en territorio nacional- es cada vez más caro.

El gobierno justifica la nueva disposición aduciendo que, según un informe del Banco Central, “el déficit de la cuenta corriente vinculado con pasajes, otros gastos con la tarjeta y transporte de pasajeros sumó en octubre 265 millones de dólares” (Página 12, 30/11). Sin embargo, habilita que muchos más dólares se vayan por otra ventanilla, teniendo en cuenta que los vencimientos de deuda entre el 22 de diciembre y el 31 de marzo superan los USD 8.700 millones. Como señaló el senador kirchnerista Oscar Parrilli, en un acto de autoincriminación, “la clase media no va a poder viajar al exterior porque los dólares tienen que ir para el FMI, esa es la verdad de la milanesa”.

La escasez en la oferta de vuelos locales se debe, por un lado, a que existen solo tres operadoras de cabotaje desde que Latam se fue del país: Aerolíneas Argentinas, JetSmart y Flybondi. A su vez, dichas aerolíneas, si bien se recuperó la demanda en comparación al 2020 (aún no llega al 50% de 2019), no aumentaron en la misma proporción la frecuencia de sus vuelos, con lo que podemos diagnosticar un cuadro de huelga de inversiones. Y, como el precio del pasaje varía de acuerdo a cuán lleno vaya el avión, al haber menos unidades estas completan rápidamente su capacidad, por lo tanto el pasaje se vuelve más costoso.

A fin de cuentas, estas compañías pretenden facturarle a los sectores populares el “parate” vivido durante el 2020, en el momento más álgido de la pandemia, aprovechándose, en este caso, de las restricciones impuestas para viajar al extranjero y el reanimamiento del turismo interno. Con la remarcación de precios en curso, lejos de retrotraerlos en un futuro, buscan establecer un nuevo piso.

El gobierno convalida estos aumentos sin avanzar en la apertura de los libros de las aerolíneas para evaluar los costos reales. Sin ir más lejos, Aerolíneas Argentinas, de gestión estatal, es la primera en ejecutarlos. Además, estamos hablando de empresas que encarecen sus pasajes por encima de la inflación a pesar de recibir subsidios indirectos, contemplados en el programa Pre Viaje.

Como vemos, nuevamente el bolsillo popular es el principal afectado por las políticas gubernamentales para complacer al FMI y por el afán de lucro de los capitalistas. Es necesario abrir los libros de las aerolíneas y someterlos a escrutinio de los trabajadores, en función de evaluar los costos, las inversiones y las ganancias obtenidas; y, paso seguido, fijar un precio en los pasajes acorde a las necesidades de las mayorías. Romper con el FMI y repudiar la deuda son cuestiones fundamentales para detener verdaderamente la sangría de divisas.