Políticas

29/8/2014|1329

Lugano: el desalojo de Macri, los K y Massa

Lugano el desalojo de Macri, los K y Massa (Adrian Escandar)

Setenta y dos horas después del desalojo brutal de la toma de Lugano, Macri y el kirchnerismo han salido a criticar por ‘imprevista’ la decisión judicial que los ‘obligó’ a actuar -ello, porque no les habría permitido organizar la ayuda social a los desalojados. Con esta mentira, quieren justificar el completo abandono que soportan las personas que fueron arrancadas de sus casas, y que peregrinan por los paradores y hogares de la Ciudad. Pero el desalojo fue cuidadosamente articulado: la Gendarmería de Sergio Berni y Cristina hizo punta, abriendo el camino para la actuación brutal de la policía Metropolitana. Los discípulos de “Fino” Palacio golpearon sin miramientos a mujeres y niños. Enseguida, vino la destrucción de las casas. Durante todo este operativo, la prensa -kirchnerista u opositora- acató el pedido de Macri y de Berni de no filmar en directo ni tomar declaración alguna a los dirigentes políticos o sociales que se encontraban en el lugar. La noche anterior, el principal referente de Massa en la Ciudad -y que hace una década apoyaba a las ‘empresas recuperadas’- pedía el “desalojo urgente” por TV. Como dijo el periodista Tenembaum por radio: “¿dónde estaba Carrió, donde estaban Lousteau y los demás cuando las topadoras se llevaron puestas las casas y los escasos bienes de 1.400 personas?”. En Lugano, el gobierno y sus principales opositores compartieron el campo de los desalojadores.

Provocación, “zona liberada”

El desalojo fue públicamente justificado con el argumento del combate a la delincuencia -ello, por el crimen de una joven frente a la toma acontecido días atrás. Pero como ocurre con la inseguridad en su conjunto, también en este caso los responsables vienen de arriba. Cuando, en febrero pasado, se frustró la posibilidad del desalojo violento, el macrismo decidió preparar la expulsión por otros medios: dejó al barrio librado al abandono y, por lo tanto, al accionar de punteros o mafiosos, en primer lugar, contra sus propios vecinos. Nosotros, en cambio, presentamos un proyecto de urbanización integral, a partir de un censo que identificara a cada una de las familias sin vivienda. Esa urbanización exigía que la Policía Federal -o sea el gobierno nacional- cediera un terreno contiguo a la toma y a la Villa 20, un pedido que los K nunca respondieron. En cambio, esa misma presencia policial fue incapaz de impedir los delitos. Es evidente que los dos gobiernos “liberaron” la zona, para justificar políticamente el desalojo. Los responsables políticos del crimen de Melina, la joven asaltada días atrás, son los Berni y los Macri.

El desalojo de Lugano fue largamente reclamado por el poder político, comenzando por Cristina Kirchner. La acción brutal de este sábado, por un lado, forma parte de la escalada fascistoide que en las últimas semanas llegó a clamar por la deportación de los extranjeros, en la boca del ex carapintada Berni. Su propósito de fondo es reforzar políticamente al aparato de represión que debe dar cuenta de la crisis social provocada por los despidos, las suspensiones, la carestía y otros agravios. Por el otro, el desalojo apuntala la privatización del sur de la Ciudad, que exige la expulsión de todos los trabajadores que reclaman por un techo. Mientras nuestro proyecto de urbanización de la 20 sigue cajoneado, la Legislatura votará la concesión de un campo de golf profesional… a pocas cuadras de la toma.

La solidaridad con los desalojados, que organizamos en estas horas, apunta a reagruparlos y sostener el reclamo por la inmediata urbanización de la Villa 20, que debe incluir a todos las familias que fueron censadas en la toma.

“No veíamos topadoras en una villa desde la época del menemismo”, señaló un vecino en la reunión de la comisión de vivienda de este lunes. El desalojo de Lugano desnudó la dependencia de todos los partidos del régimen -de Macri a los K, pasando por Unen y Massa- con el capital financiero y los especuladores inmobiliarios.


Marcelo Ramal