Políticas

26/6/2003|806

Lula y Kirchner lo hunden un poco más

“El Mercosur se revitalizó”, fue la conclusión que los diarios transmitieron del viaje de Kirchner a Brasil, a comienzos de junio. Algunos periodistas, como Martín Granovsky, de Página/12, fueron incluso más lejos: después de deshacerse en elogios a Lula y Kirchner, Granovsky vio en la reunión una “alianza estratégica” y el inicio de “un camino sin retorno” en la “reconstrucción del Mercosur” (12/6).


El pronóstico duró sólo una semana, pues al terminar la cumbre de presidentes del Mercosur, en Asunción, Página/12 se había quedado sin el “camino sin retorno”. “Una vez más – informó Clarín – , las ambiciones no llegaron al papel. La cumbre del Mercosur cerró con una declaración de 24 puntos y un anexo que no reproduce ni de cerca los objetivos que habían insinuado los presidentes Kirchner y Lula en su proyecto común de relanzar – aunque sea una palabra mal gastada – el bloque regional” (19/6). Los grandes temas que debía resolver la cumbre pasaron para ser tratados en el 2006, entre ellos, la pregonada “moneda común”. El propio Kirchner dijo: “Voy a creer en el Mercosur cuando vea que se profundiza y avanza” (ídem).


Pero la reunión no se limitó a marcar el paso sino a dar otro más en el camino del derrumbe. Mientras todos los diarios planteaban que la cumbre de Asunción aceleraría la transformación del Mercosur en un “mercado común” (libre circulación de productos, sin trabas ni aranceles), Lavagna se destapó con el reclamo de trabar las importaciones desde Brasil, algo que le reclamó la Unión Industrial y que provocó un fuerte rechazo de las patronales brasileñas. Ocurre que la recesión brasileña ha hecho incrementar las ventas de Brasil a la Argentina, poniendo al descubierto las rivalidades entre ambas burguesías.


La realidad también pulverizó la integración del Mercosur a través de emprendimientos de infraestructura. Según El Cronista, Lula le habría ofrecido a Kirchner financiar obras bilaterales a través del BNDES, el banco estatal brasileño de desarrollo. “Ahora va en serio”, se entusiasmó el canciller Bielsa con la posibilidad de construir un puente Buenos Aires-Colonia, nuevas rutas y puentes fronterizos. Pero no bien concluyeron los anuncios, el BNDES, informó que, por primera vez en muchos años, había tenido, en los primeros tres meses de este año, un fuerte “déficit operativo” de 1.059 millones de reales (casi 400 millones de dólares), debido a que grandes empresas no le están devolviendo los préstamos que el banco les había otorgado. En otras palabras, antes de financiar nuevos emprendimientos el BNDES tendrá que cuidar el propio – los préstamos incobrables del banco subieron del 1 al 4,5%.


Lo que el BNDES brasileño sí financiaría es “el reciclaje de los antiguos ingenios azucareros del noroeste” (El Cronista, 13/6), que serían afectados por una reducción del arancel de importación de azúcar desde Brasil. Esta posibilidad enfrenta a las patronales argentinas que usan el azúcar como insumo, con la oligarquía tucumana.


En Brasil, Kirchner anunció la inminente adhesión de Perú al Mercosur, pero el presidente peruano ni siquiera concurrió a la cumbre de Asunción. Aunque quedó abierta la incorporación de Venezuela al Mercosur, la burguesía argentina se opone por temor a perder las preferencias comerciales en muchos productos a manos venezolanas. Pero lo que los diarios presentan como un intento de agrandar el Mercosur frente al Alca, tiene el propósito, en realidad, de establecer un “cordón sanitario sobre Venezuela”.


Europa y Alca


Si la crisis y las disputas interburguesas refuerzan la desintegración del Mercosur, la crisis internacional no le deja abierta ninguna rendija. La semana próxima se realizará la cumbre Mercosur-Unión Europea y el comisario de Comercio de la UE, Pascal Lamy, ya advirtió que no piensan ni siquiera considerar el tema de la eliminación o reducción de las trabas europeas a las exportaciones latinoamericanas. La razón es sencilla: la semana pasada, la Unión Europea decidió posponer el tratamiento de la reforma de los subsidios a la agricultura – por las divergencias interburguesas y con EE.UU. – , por lo que no tiene nada que proponerle en este punto al Mercosur. La propuesta de Lamy fue avanzar “en otros puntos, como bienes industriales, servicios e inversiones” (O Estado de S. Paulo, 21/6).


Con el Alca, la situación es parecida. El Mercosur quiere comenzar las negociaciones para eliminar las trabas que EE.UU. pone al ingreso de los productos latinoamericanos. Pero el negociador de la Casa Blanca, Peter Allgeier, dijo que eso era pretender un Alca light y “explicó que insistirá en la creación de normas que protejan las inversiones de empresas de EE.UU. en la región” (ídem).


EE.UU. ya introdujo una cuña con la firma del tratado de libre comercio con Chile. Todo indica ahora, luego de la reunión de Lula con Bush, que la alianza estratégica que imaginó Granovsky tiene otros miembros, otro carácter y otra dirección.