Macri, el otro Boudou
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No son muchos los que recuerdan que Mauricio Macri, el jefe de Gobierno de la Ciudad, se encuentra procesado como Boudou. Para Macri, sin embargo, “no es lo mismo quedarse con la principal imprenta del país que estar acusado de espiar a un cuñado”. El “cuñado” en cuestión era una red de espionaje contra familiares de la Amia y al menos una docena de dirigentes opositores. A la cabeza de esa red se encontraba el “Fino” Palacios, a quien Macri había designado para formar la policía Metropolitana, “por recomendación -dijo- de la Side, el FBI y la Mossad”. Semejantes socios permiten entrever un sistema de espionaje de alcances internacionales. El gobierno sionista del momento había recomendado la designación de Palacios para la Metropolitana. Estos son los antecedentes ‘republicanos’ que Elisa Carrió -ella también una embajadora apasionada del sionismo- finge ignorar cuando promueve una alianza presidencial con el intendente porteño.
Rodríguez Larreta, Vidal y otros dicen que, cuando saltó el escándalo, Macri “se puso a disposición de la Legislatura”, a diferencia de lo que hace Boudou. En verdad, Macri fue a la Legislatura con el compromiso de la mayoría de la oposición de que no habría juicio político ni destitución. Con semejante promesa, Boudou haría lo mismo. El macrismo sólo aceptó la formación de una comisión investigadora de carácter “no vinculante”; los cuestionamientos a Macri fueron a parar a una vía muerta.
A la cama con
el FpV y el PRO
La comisión se formó con un representante de cada bloque y cuatro del PRO. Su primer episodio significativo fue la elección de su presidente: por un voto de diferencia, el ex radical Martín Hourest se impuso al kirchnerista Juan Cabandié; los diputados macristas votaron a Cabandié. A partir de este gesto iniciatorio, Cabandié se convirtió en gestor de los pactos legislativos entre el PRO y los K. El dictamen de mayoría, firmado por la oposición, estableció que la red de escuchas telefónicas era “un sistema diseñado, propuesto y ejecutado por el titular del Poder Ejecutivo y sus funcionarios de primera línea” (“Conclusiones de la Comisión investigadora especial”, diciembre de 2010). Asimismo, que “el 80 por ciento del personal contratado por el ministerio (de Seguridad) (para la Metropolitana) eran miembros de cuerpos de inteligencia de la Federal”. Varias decenas de agentes de inteligencia fueron contratados a través de “convenios de cooperación” truchos con las universidades de La Matanza, San Martín y Tres de Febrero. Así dio sus primeros pasos la supuesta “policía de proximidad” del macrismo. El dictamen de la comisión también determinó que el gobierno de Macri ocultó el texto de la renuncia de “Fino” Palacios, donde se dice que “era necesario violar la ley para su puesta en marcha (de la Metropolitana)” -la cual nació como una suerte de aparato paraestatal de inteligencia. Mauricio Macri estaba para ir a la gayola sin más trámite.
Otro juicio que no fue
¿Qué ocurrió luego? ¡Que los principales bloques de la oposición evitaron pedir el juicio político en el recinto! No lo impulsaron, obviamente, los ‘transparentes’ del macrismo, ni los ‘nacionales y populares’ del kirchnerismo, ni los ‘republicanos’ del Unen. Hace pocos días, Juan Cabandié presentó el antecedente del bloqueo del dictamen contra Macri para justificar que “tampoco corresponde ir contra Boudou”. En los días en que se fraguaba el salvataje de Macri, la Metropolitana de “Fino” Palacios y la Federal -de la que salieron sus fundadores- terminaban con la vida de varios vecinos sin techo, en los episodios del Parque Indoamericano.
El ‘borrón y cuenta nueva’ en la causa de las escuchas abrió un etapa intensa de colaboración entre el PRO y el kirchnerismo, jalonada por el traspaso del subte a la Ciudad (y sus posteriores tarifazos), las transferencias de tierras para negocios inmobiliarios y el pacto para proteger a Cristóbal López, entre otros ‘consensos’. En el interín, Oyarbide, el juez estrella del kirchnerismo, durmió la causa de las escuchas de Mauricio Macri y de su gabinete.
La historia de las escuchas en la Ciudad ayuda a entender por qué Macri ha guardado ‘bajo perfil’ en la cuestión Boudou. Pero, también, la razón por la cual la oposición porteña no desmiente los macaneos de Rodríguez Larreta o Vidal acerca de que “Mauricio se puso a disposición y no se le probó nada”. La verdad es que se escondió detrás de Cabandié y Oyarbide después de que se le probó todo.
Es necesario que se conozca en forma masiva el dictamen de la Comisión y que se habilite integralmente su tratamiento en el recinto de la Legislatura. Es necesaria la apertura de todos los archivos de la Metropolitana, y una investigación independiente de las redes de espionaje y las conexiones estatales con los grupos inmobiliarios, contratistas y financieros que sostienen al macrismo con la complicidad de sus “opositores”.