Políticas
1/3/2016
Macri en el Congreso ofrece una coalición a los herederos
El sentido político fundamental de la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso, no fue otro que obtener el aval, por otra parte descontado, a la aceptación de una operación de saqueo económico como no se recuerda desde el pacto Roca-Runciman, en la década infame.
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Macri acudió a la cita inaugural del Congreso precedido por una campaña que le reclamaba que 'dijera la verdad sobre la herencia recibida'. El semblante del flamante presidente, aunque lució adusto como el de un Papa, no mostraba, sin embargo, mayores signos de inquietud: sabía que su discurso iba a estar poblado de olvidos y de distorsiones que no disgustaron a la platea de adentro y de afuera, y que debía limitarse a mencionar aquello que justificara el acuerdo leonino con los fondos buitres. El sentido político fundamental de la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso, no fue otro que obtener el aval, por otra parte descontado, a la aceptación de una operación de saqueo económico como no se recuerda desde el pacto Roca-Runciman, en la década infame. Reconoce tasas de interés usurarias, como las del bono (Fran) que rindió un 1420%, porque se ajustaba a la tasa de riesgo-país cuando Argentina enfrentaba la cesación de pagos, y otros, menos encumbrados, que han dejado beneficios de arriba del 400% a los acreedores litigantes. Se inclina, asimismo, ante un fallo que fue caracterizado como abusivo incluso en los medios financieros internacionales, porque impedía el pago de la deuda corriente, ni que decir de la contratación de deuda nueva, mientras durara el juicio – dos decenas de busca pleitos ha cobrado el rescate que pedía para soltar el rehen. El Congreso 2016 aprobará un status de colonialismo económico y estatal, que servirá para reforzar el poder del capital financiero en Argentina y el conjunto de las naciones de menor desarrollo. Argentina pagará una cuota de entrada de u$s15 mil millones, que pagarán los contribuyentes, para que los grandes capitales recuperen el derecho de endeudar al país, en su propio beneficio. La nueva deuda, de u$s 15 mil millones, al 7% de interés anual, se contratará, en su mayor parte, bajo jurisdicción de Nueva York y su cumplimiento será controlado por los mismos que embargaron al país durante 14 años.
Mauricio Macri mencionó en la 'herencia' al 'juicio del siglo', pero dejó en el tintero la enorme deuda pública que dejó el kirchnerismo – alrededor de u$s250 mil millones, sin computar la que dejan las provincias o YPF, la 'empresa soberana'. Ha hipotecado a Anses y al BCRA, como a otras entidades por más de u$s120 mil millones – con su total acuerdo y el de Massa. La amnesia se explica porque de lo contrario quedaría impugnada la tentativa de contra nuevas deudas, que ya arrancan con los u$s15 millones para pagar a los buitres o los $5 mil millones para financiar la devaluación del peso, como efectivamente ha estado ocurriendo. En los próximos días emitirá deuda en pesos, al 30% anual, que será comprada "por inversores extranjeros" – según informan los diarios financieros, borrando la distinción entre deuda interna y externa. Le sacó el cuerpo, asimismo, al fraude de contratos de dólar futuro, del orden de los u$S 17 mil millones, por los que deberá pagar la diferencia entre la cotización de $10.40, en noviembre pasado, y los más de $16 actuales – unos $100 mil millones. La no anulación de estos contratos es tan delito como el de haberlos firmado. "El nuevo gobierno 'arregla' también con los fondos buitres de adentro, y no solamente de afuera – en este caso bancos y cerealeras". No mencionó, por último, los $500 mil millones que el Central debe a los bancos locales, al 30% de interés anual – la principal fuente de ganancias de ellos. El flamante Congreso confirmó con aplausos la invitación del Presidente a que se convierta en escribanía de los depredadores capitalistas – tanto nacionales como internacionales. Varios de ellos esperan endeudar a sus provincias más de lo que ya están.
"Olvidos y omisiones"
Hubo un punto relevante del legado que el Presidente dejó simplemente afuera: el crecimiento de la precariedad laboral en la 'década ganada', que no se identifica sólo con el trabajo en negro. Los convenios diferenciados de la empresa principal habilitan una tercerización que rebaja el salario e incrementa las ganancias. Se trata de la violación de la legislación del trabajo vigente con la complicidad de la burocracia sindical, a la que aduló. Esta precariedad, del 30/35% de la población empleada, explica la media salarial de $7000 mensuales que cobra la mitad de los trabajadores. Durante doce años, la clase capitalista gozó de una mano barata excepcional, en un periodo de incremento de la renta agraria, como consecuencia de los altos precios internacionales de los alimentos y la minería. Los beneficiarios principales han sido las grandes patronales, que aprovecharon la precariedad laboral para tercerizar sus operaciones industriales. La meta de la 'pobreza cero' que divulga la maquinaria de propaganda del macrismo, queda reducida así a la reiteración de una asistencia social misérrima, que ahora enfrentará los sinsabores del déficit fiscal. El encarecimiento de la canasta familiar del último trimestre ha fabricado pobreza a una tasa récord. A esto hay que añadir los cien mil despidos registrados en la actividad pública y privada. Macri no podía aludir a este tema luego de su propia década de gobierno en la Ciudad – donde los inspectores de trabajo brillan por su escaso número.
Macri no le contó al Congreso que la recaudación de ganancias (en su mayor parte salarios de convenio, jubilaciones y monotributos) fue la que mayor creció entre los ingresos fiscales. ¡Por eso no quiere desprenderse de esta herencia y por eso la incrementa con 200 y 110 mil jubilados!, e incluso repite el relato K de que afecta a una minoría de 'buenos ingresos'. Este impuesto y el IVA, que pagan los trabajadores, son los que pagan los intereses de la deuda pública que financia las licitaciones con las corporaciones privadas. La exención del IVA a la canasta de las familias de menores ingresos, serán subsidiadas por los de ingresos superiores, como en la década de la felicidad. Cuando el macrismo y los capitalistas hablan de una "elevada presión impositiva", juegan con las palabras, porque no pagan ellos la parte del león, sino los trabajadores, a través de impuestos indirectos. En el mundo entero reclaman dejar de pagar los aportes previsionales y obtener deducciones de los impuestos a las ganancias. Con convenios salariales a la baja, asegura que el ajuste de las jubilaciones será inferior a la inflación.
En la gestión energética la memoria del Presidente se oscureció, simplemente porque omitió decir que los subsidios a las empresas apuntaron, por sobre todo, al pago de la deuda externa con que financiaron las privatizaciones de los 90. El kirchnerismo estatizó la deuda privada. Luego, subsidio al capital, no al trabajo, porque redujo el peso relativo de los servicios en la canasta familiar, y por lo tanto los salarios relativos. Los trabajadores pagaron esos subsidios por la vía impositiva. Los subsidios fueron utilizados también en la adquisición de otras empresas (Transener, TGS y otras) y la concentración del sector.
MM no denunció el vaciamiento de reservas de gas y petróleo de las corporaciones del sector, las que no se privaron de enviar enormes dividendos al exterior. Convalidó, sin embargo, el otorgamiento de un precio superior al doble del mercado internacional, que 'heredó' del kirchnerismo. No abrió la boca sobre el acuerdo secreto con Chevron, que compromete a YPF con giros de utilidades a paraísos fiscales.
Sobre la muerte de Nisman, Macri dejó al desnudo la superficialidad del macrismo. Expresó la expectativa de esclarecimiento, sin la menor mención a la penetración de los servicios secretos internacionales en los de Argentina, ni a la crisis de la ex Side, que derivó en la expulsión de Stiuso y el asesinato del Lauchón por el grupo de asalto del gobierno bonaerense. En síntesis, Macri no anunció la única medida que colaboraría al esclarecimiento de la muerte de Nisman y el atentado a la AMIA: la apertura de los archivos de los servicios y la indagatoria de los protagonistas de la crisis en la ex Side.
"Dos demonios"
¿Advirtieron los observadores de la prensa y la intelectualidad que, en vísperas del aniversario 40 del golpe militar, Mauricio Macri recuperó la doctrina de los "dos demonios", cuando exhortó a terminar con "toda violencia"? ¿Es necesario repetir que, para la dictadura y sus sostenedores civiles, toda forma de lucha era sinónimo de violencia, y que el enfrentamiento contra cualquier forma de violencia tenía por objeto erradicar la lucha, y que los crímenes de lesa humanidad, apuntaron a eliminar de cuajo a una generación de jóvenes y trabajadores que luchaban desde hacía tiempo contra la serie de golpes de estado y dictaduras que promovieron los charlatanes de la democracia con un vasto apoyo internacional? En determinado momento de la década del 70, solamente tres países no eran gobernados por dictaduras militares – Venezuela, Costa Rica y México. En la agenda de Macri contra la violencia no figuró el gatillo fácil, la trata de personas, Jorge Julio López, Luciano Arruga ni Mariano Ferreyra. El autor del 'protocolo' esconde la mano cuando acaba de ordenar la violencia contra el pueblo que reclama.
Macri enfrenta una dificultad insalvable para atacar "la herencia"; está obligado a hacer una cuidadosa selección de inventario. ¿Con quién piensa gobernar, quien le va a votar el pacto de sumisión a los buitres, quién lo va a ayudar a que ganancias siga siendo un adefesio, quien le avalara el 'protocolo' contra las luchas? Con los herederos. En eso consiste su régimen de coalición a la carta. Con Bossio esto, con Gioja y Picchetto lo otro, con Massa y Stolbizer lo de mas allá, y aun quedará alguna oferta para la periferia residual. Cerrar la brecha con los fondos buitres, por un lado, y con los 'herederos', por el otro.
El macrismo enfrenta la herencia de una crisis del conjunto de las relaciones sociales de Argentina, que dejó expuesta el 2001; una crisis mundial que potencia las crisis de las naciones de menor desarrollo; y una tendencia a la rebelión popular que nadie ha logrado sofocar, ni en los casos de mayor represión y de guerra.