Macri en España

Mucho ruido y pocas nueces


La reciente visita de Macri a España repitió lo ocurrido en el mini Davos. En los encuentros a los que asistió el Presidente estuvieron presentes los principales hombres de negocios de España, junto a una numerosa comitiva de empresarios argentinos. Ese auditorio respaldó entusiastamente la política oficial y desplegó promesas de inversión.


 


Pero, como destacaron diferentes medios, y a diferencia de aquel foro empresarial, “los grandes empresarios de España plantean dudas políticas y exigen reformas de fondo para mejorar la competitividad” (Clarín, 24/2) Juan Rosell, líder máximo de la CEOP de España (cámara patronal), lo explicó bien: “Una cosa es querer y otra la realidad. Deben perseverar en las reformas para recibir inversiones” (ídem).


 


El establishment español dejó planteada una agenda que comprende la necesidad de ir a fondo con un ajuste fiscal, una reducción del costo laboral y hasta una nueva devaluación.


 


Estos reclamos dan cuenta del impasse de la política económica oficial. La prometida “lluvia de inversiones” no llega. El enorme endeudamiento en dólares ha terminado financiando la fuga de capitales que en 2016 no se detuvo y llegó a la friolera de 10.000 millones de dólares. Otra parte de las divisas que entraron fueron al financiamiento parasitario de los gastos públicos corrientes, que es un calco de lo que hizo Martínez de Hoz y que constituye una verdadera bomba de tiempo, al crear un descalce entre las colocaciones en dólares y pesos. El endeudamiento no ha redundado en un aumento del crédito sino que ha alimentado una nueva bicicleta financiera. A los viejos desequilibrios que heredó, el macrismo le ha sumado nuevos, lo cual constituye una mezcla potencialmente explosiva.


 


Uno de los temas -o quizás el tema- que dominó las reuniones fue el interrogante sobre la fortaleza política del gobierno para imponer esta agenda. Ello es coincidente con las voces de alarma que se han encendido en el propio campo oficialista. El neoliberal Carlos Rodríguez atribuye la ausencia de inversiones a que “no hay poder político” y a la falta de liderazgo del presidente. El Partido Obrero, de entrada, señaló que Macri debería reunir los recursos económicos y políticos para hacer prosperar su proyecto y que eso sólo iba a poder hacerlo a través de un conjunto de enfrentamientos y crisis políticas. Por lo pronto, el gobierno corre el riesgo de perder las elecciones.


 


Esto es lo que explica que la estadía de Macri en España estuviera atravesada de cabildeos políticos. “Desde el mundo de los negocios y el radicalismo se propicia la figura de Ernesto Sanz para llenar de política al gobierno de ‘Ceos” (ídem). Esto choca con otros planteos que fogonean una coalición con el peronismo. La Unión Industrial cree que Sanz, un hombre de Techint, debe incorporarse al gobierno. Su integración al gabinete sería una tentativa para soldar los lazos del gobierno con la burguesía industrial. Pero una entente con Paolo Rocca es incompatible con una apertura importadora de acero y automóviles de China, el principal mercado de los agronegocios nacionales. Esta “aproximación” es, por lo tanto, una fuente de nuevos choques y divisiones en las filas de la burguesía.


 


En este contexto, un acuerdo Mercosur-Unión Europea, cuestión que Macri debatió en España con Rajoy, sólo podría concebirse contra China. A pesar de que ambos mandatarios volvieron a hacer profesión de fe a favor del libre comercio y la globalización, los principales miembros de la UE, empezando por Francia, han vuelto a reiterar que no van a permitir el ingreso a sus países de lácteos y productos agrícolas provenientes de América Latina. Esto nos recuerda una vez más que el centro de la escena está dominado por la crisis mundial capitalista y, de la mano de ella, surcado por el proteccionismo y por las tendencias a la guerra comercial, fiscal y monetaria. La visita a España desnudó, por lo tanto, los limites nacionales y mundiales que enfrenta la administración macrista.