Políticas
28/4/2022
Malvinas, el ebrio vicecanciller macrista y una entregada colonial
Urge anular el pacto leonino Foradori-Duncan.
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Foradori, cuando era vicecanciller.
Por estos días se ha suscitado un escándalo a raíz de la publicación de un libro autobiográfico, “In the Thick of It”, del exsecretario adjunto de Relaciones Exteriores del Reino Unido, Alan Duncan. En el mismo se involucra al exvicecanciller del entonces gobierno argentino de Mauricio Macri, Carlos Foradori. Según retrata el libro, el funcionario macrista, en la noche del 12 de septiembre de 2016, negoció y firmó en estado de ebriedad un borrador de acuerdo bilateral por las Islas Malvinas y el Atlántico Sur en la embajada británica de Buenos Aires. El convenio fue ratificado posteriormente por el gobierno argentino y el inglés, y fue blanco de cuestionamientos por sus perjuicios para nuestro país.
Debido a las repercusiones del asunto, el canciller del actual gobierno del Frente de Todos, Santiago Cafiero, ordenó una investigación interna en el Ministerio de Relaciones Exteriores para corroborar la veracidad de las afirmaciones vertidas por el exfuncionario británico. Contrariamente, el propio Duncan salió rápidamente a desmentir lo publicado y manifestó que se trató simplemente de una broma, y que Foradori fue “duro y profesional en las negociaciones” (La Política Online 27/4). También, el exembajador Mark Kent se sumó al coro de las desmentidas.
¿De qué se trataba el “acuerdo”?
Mas allá que desconocemos las motivaciones por las cuales el exvicecanciller inglés reveló ese episodio con su par argentino, lo cierto es que el acuerdo llamado “Foradori-Duncan” fue absolutamente leonino, independientemente de si hubo o no “copas demás”. Durante la presidencia de Macri hubo un salto en las “relaciones carnales” con el imperialismo inglés, al mejor estilo del gobierno peronista de Carlos Menem, cuando su otrora canciller Guido Di Tella les regalaba ositos “Winnie Pooh” a los usurpadores kelpers de las Malvinas para navidad. Además, la canciller en la primera etapa de la administración macrista, Susana Malcorra, paralelamente estaba en carrera para candidatearse a la Secretaría General de las Naciones Unidas, por lo que seguramente buscaba congraciarse con las potencias de la OTAN para obtener los votos y ganar la jefatura de la ONU, objetivo que finalmente le fue truncado.
Con aquel pacto, los británicos impusieron condiciones como “remover todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas”, por lo que incluyeron temas de comercio, pesca, navegación e hidrocarburos. Esto dio la vía libre para acrecentar los negociados con las islas. Así, en 2019 se realizó una licitación offshore para la exploración sísmica y posterior explotación petrolera y gasífera en Mar Argentino, y que hoy el gobierno de los Fernández pretende habilitar a toda costa. Como yapa, se levantaban las sanciones y multas que se les aplicaban a las grandes petroleras y flotas pesqueras de Inglaterra (o de naciones habilitadas por esta), por sus operaciones sin permiso dentro de la Zona Económica Exclusiva marítima de la República Argentina. También el Reino Unido había logrado más vuelos desde el continente a Malvinas. Y una nueva ruta, San Pablo – Malvinas, con una escala en Córdoba. Como premio consuelo, el acuerdo supuestamente facilitaba el acceso sin restricciones al cementerio argentino en Darwin, para facilitar el trabajo de los antropólogos forenses en la toma de muestras y comparar los ADN de los combatientes argentinos enterrados allí y terminar de identificar a los pocos NN que faltan.
Ante el Congreso, Foradori tuvo que salir a explicar, entre fuertes críticas, que cada uno de los funcionarios de la cancillería y del gobierno ¡“tenían la camiseta argentina puesta”!. El exvicecanciller argentino consideró que lo que había lanzado junto a su contraparte británica fue un comunicado de prensa conjunto sin firmas. Y que no se trataba de un acuerdo. Sin embargo, el argumento alteró los ánimos opositores, que le preguntaron cómo denominaría los diez puntos en los que allí se acuerda avanzar. “Según la Convención de Viena, lo firmado es un acuerdo” le retrucó un legislador opositor. En los hechos, este pacto ruinoso no fue cumplido (afortunadamente) en su totalidad, debido a la generalizada indignación popular que hubiera despertado. Sin embargo, era un pronunciamiento que implicaba reconocer y consolidar el colonialismo británico en el archipiélago y que, lamentablemente, sigue vigente.
La denuncia en la justicia
Por otro lado, el convenio fue llevado a la justicia en 2019 por la abogada Valeria Carreras (que representa, además, a los familiares del ARA San Juan) y ampliada estos días con la acusación al vicecanciller macrista Foradori de que estaba borracho al momento de las negociaciones y la firma del documento por los Estados argentino y británico. En la causa judicial por “traición a la patria” en la que también se imputa al expresidente Mauricio Macri, Carreras amplió la denuncia de hace tres años “porque hay un hecho nuevo en este acuerdo aberrante, que no se podía firmar ni borracho” (Radio 10, 27/4).
Por otro lado, al estar bajo la conducción de Macri, el exmandatario también es responsable de este hecho. Lo que ocurre es que en el libro agregan que el entonces presidente le dio su “bendición” al acuerdo y aparece como uno de los involucrados en la situación.
Que se anule de inmediato el pacto
Estos episodios son la expresión mas grotesca de la servidumbre de todos los gobiernos que han hundido al país, sean “nacionales y populares” o derechistas. Respecto al caso en cuestión, que es de una gravedad inusitada, es importante la presión de la movilización popular independiente para que se ponga en el conocimiento público los archivos y documentos que comprometan a los responsables políticos y diplomáticos de estas entregadas de la soberanía del país, y que sean juzgados y la paguen.
Este contexto, que pretende ser aprovechado por el kirchnerismo mostrando una supuesta defensa de los intereses nacionales, es una impostura. Por solo citar dos ejemplos, la convalidación de la gestión del gobierno de las explotaciones hidrocarburífera del Mar Argentino iniciadas por el macrismo, y que darán concesiones a los pulpos angloholandeses y noruegos para rematar nuestras aguas y su biodiversidad. O la tolerancia a los magnates como Lewis, que se apropió de millones de hectáreas y los cursos de agua en el sur argentino, y que ha sido acusado de realizar vuelos clandestinos a las Malvinas desde sus pistas privadas en la Patagonia. Y, desde luego, el pacto con el Fondo Monetario Internacional, que solo traerá mas penurias al pueblo trabajador y la entrega de nuestros recursos. Cacarear sobre Malvinas no los exime de la real naturaleza de su gobierno, postrado ante el imperialismo.
Anular el pacto “Foradori-Duncan” es una medida elemental que debe tomarse de inmediato. Pero el establecimiento de una auténtica política de soberanía para la nación, y que incluya una estrategia por la causa nacional de las Malvinas, solo podrá llevarse a cabo con una intervención por parte de un gobierno de los trabajadores que desarrolle una transformación social de fondo. Todos los gobiernos capitalistas de las últimas décadas son responsables de perpetrar un régimen de saqueo, extranjerización y sometimiento nacional.
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