Políticas

2/4/2019

Malvinas y la diplomacia entreguista del macrismo

A 37 años del desembarco en Malvinas

En un nuevo aniversario del desembarco en Malvinas, Macri recibió en Olivos a familiares de los soldados caídos y a veteranos de guerra. Se trata de un gesto para encubrir su política: el gobierno de Cambiemos, desde su asunción, omitió cualquier tipo de reclamo de soberanía de las Islas Malvinas, Georgias e Islas del Atlántico Sur.


Macri arrió cualquier reclamo de soberanía a cambio de acuerdos económicos con el Reino Unido. Esta línea se re-fundó con el acuerdo colonial firmado con Alan Ducan, canciller británico, en septiembre de 2016, por la entonces canciller argentina Susana Malcorra.


Soberanía y recursos naturales


Ese acuerdo pretendía avanzar en la explotación en común de los recursos hidrocarburíferos y pesqueros de las Islas Malvinas y la plataforma marina circundante y citaba “remover todos los obstáculos que limiten el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas, incluyendo pesca, navegación e hidrocarburos”. Malcorra se proponía negociar la soberanía a cambio de un lugar secundario en los negocios pesqueros y petroleros de la zona.


El acuerdo que se suscribía pasaba incluso por encima la ley vigente en el país, que penaliza a las empresas que tienen contratos con el gobierno usurpador de las Islas Malvinas e impide que puedan hacerlo en territorio continental. La ley argentina se desconoció en beneficio de la British Petroleum, que explota junto con los Bulgheroni el principal yacimiento de petróleo del país –el de Cerro Dragón en Chubut- y ello le impide desembarcar en Malvinas. Estos límites legales alcanzan a otros pulpos, como Chevrón e YPF. A su vez, la exploración en Malvinas y las aguas circundantes, tiene un costo de exploración mayor y los pulpos mineros y petroleros necesitan acceder con su logística al territorio continental argentino para hacer viable sus operaciones.


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En ese mismo mini-Davos donde se desarrollaban estos pactos pro-imperialistas, el gobierno se comprometía a la dolarización del precio de extracción de gas en boca de pozo, decisión que está en la base de los mega tarifazos en los servicios que se acumulan desde 2016.


El presidente Mauricio Macri avaló este acuerdo. cuando dijo frente a la ONU que la cuestión de Malvinas era un “diferendo”. En ese momento, Susana Malcorra se candidateaba a Secretaria General de la ONU y necesitaba, además, el aval de Inglaterra. Promovía una canciller entreguista para congraciarse con los grandes monopolios petroleros, mineros y pesqueros.


Tras su renuncia, Malcorra fue continuada en la tarea por el canciller Jorge Faurie. En el mismo sentido que Malcorra, sostuvo que “la agenda bilateral [entre Argentina y Gran Bretaña] tiene que ver con la integración económica, comercial y la participación de las inversiones británicas en las oportunidades que ofrece la Argentina en materia de energía, infraestructura, minería, turismo y en el sector agropecuario”. En una reunión con Theresa May (primera ministra británica) durante el G20, Macri no hizo alusión al reclamo sobre las islas porque “ninguna de las dos posiciones ha cambiado”. La que explicitó la conclusión fue May, que dijo "Tengo claro que nuestra posición sobre la soberanía de las Malvinas no ha cambiado. Pero lo que ha cambiado en los últimos meses es que hemos visto mejores relaciones con Argentina".


Doble entrega


Se trata de una orientación política doblemente entreguista: significa el abandono del reclamo de la soberanía nacional sobre las Islas Malvinas y permite el saqueo a gran escala de los recursos naturales no renovables del país por parte del capital internacional, a cambio de ingresos fiscales que servirán sólo para atender el pago de la deuda externa.


Los debates sobre el destino del cementerio donde descansan los restos de los soldados argentinos fallecidos en la Guerra de Malvinas (que el gobierno inglés quiere borrar de la Isla) van en el mismo sentido: enterrar definitivamente cualquier reclamo de soberanía y subsumir la cuestión al desarrollo de acuerdos comerciales en beneficio de los pulpos internacionales.


Así, de hecho, en mayo y en noviembre de 2018 se abrió una negociación sobre los recursos petroleros del Atlántico sur y se reunió el Subcomité Científico de la Comisión de Pesca del Atlántico Sur establecido en la Declaración Conjunta del gobierno inglés y el argentino de 1990.


El kirchnerismo no enfrentó esta política. Cristina Fernández de Kirchner y Alicia Castro defendían la “soberanía compartida” de las Islas Malvinas, para realizar acuerdos económicos con el gobierno inglés. Si no avanzaron, fue por los choques generados por las crisis con los fondos buitre y con YPF.


A 37 años del 2 de abril de 1982, la reivindicación de Malvinas es inseparable de un programa de transformación social integral que termine con la dominación de los grandes monopolios y del capital financiero sobre el conjunto de la nación. Esa es una tarea que sólo puede llevar adelante un gobierno de los trabajadores.