Políticas

2/4/2020

Malvinas y los pibes sin abrigo

UJS

Lo sacaron del cuartel,


Le pusieron en las manos


Las armas y lo mandaron


A morir con sus hermanos.


 


Se obró con suma prudencia,


Se habló de un modo prolijo.


Les entregaron a un tiempo


El rifle y el crucifijo.


 


Hoy se cumplen 38 años de la guerra de Malvinas. Los versos de Borges, extraídos de Milonga para un muerto, reflejan, quizás sin intención, la comprensión que tenía la dictadura de la guerra: una derrota anunciada.


No importaba esperar los aviones comprados al ejército francés que, según comentan los especialistas en el tema, hubiesen facilitado el triunfo militar. No importaba tampoco una pelea contra al imperialismo, al fin y al cabo los militares pueden ser asesinos, pero nadie los puede acusar de ingratos: nunca olvidan qué interés defienden. Ese interés no era el de la soberanía de las islas, ni mucho menos la lucha de los pueblos oprimidos contra el imperialismo: era la defensa de un régimen que a base de desaparecidos, fusilados y torturas, defendió el interés de los grandes grupos capitalistas que actuaban en la Argentina, incluso, vaya sorpresa, los capitales ingleses.


¿Y qué fue esa guerra entonces? "A la crisis por arriba, la bancarrota económica, se añadía entonces la crisis por abajo" señalan los artículos de Prensa Obrera (Política Obrera en ese entonces) sobre el punto. Ocurre que, al 30 de marzo, había estallado un paro general, el movimiento obrero intervenía de manera organizada para tirar la dictadura.


Las guerras, las dictaduras nos enseñan la historia que lejos están de ser accidentes históricos de sujetos indisciplinados, como nos quieren hacer creer algunas relecturas de la historia que nos quieren conciliar con las Fuerzas Armadas. Son parte de un plan sistemático para mantener la opresión de una clase por sobre la otra en los términos que le son convenientes, en este caso, o incluso, para resolver las pujas al interior de la misma clase opresora, en este caso, el interés de la camarilla que sostenía la dictadura militar. Lejos estaba la misma, y mucho menos la burguesía nacional, de querer confrontar con el imperialismo, algo que efectivamente era posible nacionalizando bajo gestión obrera los capitales ingleses que actuaban en el país, como levantaba el Partido Obrero.


Los principios revolucionarios nos enseñan que a pesar del carácter de los regímenes que chocan en un conflicto, en este caso la “democracia” británica frente a la dictadura militar argentino, es nuestro deber defender los intereses del país oprimido frente al país opresor, es decir, que frente a la invasión británica no existe la neutralidad: estamos contra la invasión. En ese sentido no hay medias tintas, o la guerra es absoluta contra el imperialismo, o asistimos a una gran farsa.


Pero la burguesía, en cambio, no entiende de principios. El escenario montado en ese entonces fue el de una gran farsa. "No conviene que se sepa que muere gente en la guerra" nos dice Borges. Tampoco conviene saber que los militares argentinos reproducían en las islas con sus propios soldados los métodos con los que venían sometiendo al pueblo argentino: mediante torturas físicas y psicológicas. Tampoco convenía que se sepan las condiciones en las que estaban los soldados argentinos, mal alimentados, insuficientemente equipados y con una sola muda de ropa. Dentro de las más de 700 muertos que dejó el conflicto, los testimonios indican que además de caer en enfrentamientos, muchos soldados murieron como resultado de explosión de minas, mientras cazaban patos en la orilla para poder comer.


A los pibes que pelearon sin abrigo, se les dice héroes, pero los hicieron volver silbando bajito, bajo amenaza de represalias si contaban las condiciones en las que combatieron. Han sido, como ha sido toda esa generación, víctimas de la impotencia de una burguesía nacional que, en su sometimiento al imperialismo, los expuso a la peor de las barbaries.


¿Y cómo defendemos la memoria de los pibes sin abrigo? La guerra de las Malvinas, sus caídos y sus consecuencias, expone como pocas otras cosas, la necesidad de construir una sociedad bajo nuevas bases sociales y que, para terminar con la opresión entre los pueblos, es necesario terminar con la opresión entre las clases sociales. La burguesía, que nos somete una y otra vez a potencias extranjeras, organismos internacionales, es incapaz de recuperar la soberanía de las Malvinas, siendo para ello necesario que les trabajadores tomemos las riendas del país. Para la UJS, lucha por el socialismo, es sin lugar a dudas, la manera en la que les revolucionaries mejor podemos honrar a esos pibes sin abrigo.


¡Fuera ingleses de Malvinas, por la unidad socialista de América Latina!