Políticas

15/8/1991|338

Elecciones 91 - Votar PO

Manzano, un “chupete” de treinta días para los radicales

El nombramiento de Manzano como ministro de Interior es un recurso desesperado de la camarilla menemista para inducir al alfonsinismo a “ayudar” a una victoria de Duhalde en la provincia de Buenos Aires, contra la promesa de un acuerdo político nacional para después de las elecciones. El apoyo de Alfonsín a este nombramiento y las declaraciones de Jaroslavsky en favor de su integración al gobierno menemista, constituyen por sí solas una clara acción de zapa de la candidatura de Pugliese y de desmoralización del electorado radical. En el marco de este acuerdo de piratas, que viola los derechos más elementales de los ciudadanos, entre otras cosas por su carácter intrigante, Menem favoreció un arreglo con Massaccesi que ayudó bastante a la contundente victoria electoral de éste en Río Negro.

Al margen de los objetivos que Alfonsín persigue al buscar un acuerdo con Menem, la política de la UCR es completamente derrotista en la provincia, porque aprecia, de un lado, que Pugliese no tendría condiciones de gobernar la conflictiva provincia (y menos de hacerlo en oposición al gobierno nacional), y del otro lado, porque una derrota de Duhalde desestabilizaría el conjunto de la situación política. Por segunda vez Alfonsín sale al socorro de Menem —la primera fue cuando capituló ante las exigencias de la burguesía para que adelantara la entrega de su mandato, asegurando al mismo tiempo que el Congreso con mayoría radical permitiría el voto favorable a todas las “leyes de emergencia” del menemismo.

¿Tendremos, entonces, acuerdo nacional para después de las elecciones? Nada es más incierto que esto. Manzano ya se ha tenido que tragar su propio “chupete” al aceptar en el ministerio a tres sub-secretarios del riñón de Menem y de Mera Figueroa. La camarilla menemista no piensa largar prenda, y todavía pretende sacarse de encima a Manzano y al acuerdo si logra ganar claramente las elecciones o formar mayoría parlamentaria con los partidos no radicales. Es por esto que la crisis del narco-gate sigue su curso: el imperialismo norteamericano no percibe aún que el gobierno esté realmente dispuesto a ir a un acuerdo nacional de garantía del plan económico, que al mismo tiempo impulse el acortamiento del mandato presidencial (con posibilidad de reelección). Bush y compañía reclaman un gobierno compuesto de hombres “seguros” y no los “incontrolables” de la camarilla menemista.

La otra función del nombramiento de Manzano y del acuerdo nacional que la designación ofrece como zanahoria al conejo radical, es inducir a la UCR a votar el bono de consolidación de deudas que debe permitir un colosal negociado a la patria contratista. Esta “patria” verá así convertidos en títulos dolarizados sus créditos usurarios y sus sobreprecios y certificados de obra adulterados, por varias decenas de miles de millones de dólares. El acuerdo de todos los partidos en esta estafa es la “seguridad jurídica” que reclaman los distintos grupos capitalistas.

Detrás de esta “manzana” también hay una serpiente para volver a violentar la “inocencia” del pueblo argentino. Acabemos con esta política podrida que está acabando con el pueblo argentino.