Marcha del 6 de setiembre
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La “Marcha contra el hambre, la desocupación y la represión” congregó a unos 1.000 compañeros.
Entre las columnas provenientes de la zona Sur y Oeste, se destacó la presencia de las coordinadoras de desocupados de Berazategui y de La Matanza. También se sumaron algunas organizaciones barriales y de asentamientos, organizaciones de derechos humanos y partidos políticos de izquierda.
En el escenario montado en Plaza de Mayo, hicieron uso de la palabra representantes del movimiento de desocupados y de las ‘corrientes sindicales’ de los partidos presentes (que debieron hacerlo bajo esa modalidad, al vedar la mesa organizadora de esos partidos la intervención directa de ellos mismos).
Néstor Pitrola, en representación del Partido Obrero, señaló el fracaso intelectual, económico y político de los explotadores —derrumbe del plan Cavallo— y el cuadro de iniciativa popular abierto en el país, determinante de ese derrumbe.
Denunció la política de todas las fracciones de la burocracia sindical, que habían pateado para adelante el paro de 36 horas, dejado un espacio de 2 meses, luego del último paro nacional, dándole tiempo y aire para que el gobierno se rearmara.
Destacó el protagonismo creciente de los desocupados, en cuya organización ha ido madurando un programa de reivindicaciones: un subsidio al desocupado de 500 pesos, reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario, plan de obras públicas, colocando un impuesto a las grandes fortunas, y el cese del pago de la deuda externa. Este programa surge de la constatación de que la desocupación es un producto del capitalismo como tal; sólo se puede enfrentarlo si se ataca el monopolio y los beneficios capitalistas, si se quiebra la voluntad de los explotadores y su Estado.
La intervención culminó con un llamado a impulsar la convocatoria a un Congreso Nacional de Desocupados, que discuta un programa y una estrategia y le dé un marco y una perspectiva nacional a la lucha planteada.