Mariano Ferreyra: el kirchnerismo se cubre las espaldas
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Al cumplirse cinco años del asesinato de Mariano Ferreyra una serie de diputados del FPV (Larroque, Héctor Recalde, Depetri, Plaini), presentaron un proyecto del diputado del Movimiento Evita Leonardo Grosso para declarar los 20 de octubre como “Día Nacional de la Lucha contra la Tercerización Laboral” en homenaje a los “ideales solidarios” que llevaron a Mariano a acompañar la lucha de los trabajadores tercerizados del ferrocarril. Un día después el mismo Grosso participaba de un acto con los herederos de Pedraza en la seccional GBA Norte de la Unión Ferroviaria.
El kirchnerismo trata de construir un relato sobre uno de los pilares de la recuperación económica impulsada por el gobierno. Con la salida de la crisis de 2001-2002 la economía nacional fue reestructurada sobre la base de la devaluación y el agravamiento de las condiciones de trabajo, lo que consistió en la proliferación de la precarización laboral y la tercerización en beneficio de la burguesía nacional. De estas circunstancias se benefició la burguesía parasitaria que adquirió la concesión de los ferrocarriles desde donde se embolsaron millones de pesos a través de los subsidios del estado.
La responsabilidad del Estado
La trama que presentan los diputados del FPV adolece de un elemento fundamental, sin el cual hubiera sido imposible el enriquecimiento y la asociación ilícita entre empresarios y burócratas sindicales: la participación del Estado. Con la renuncia de Ricardo Jaime, acosado por las denuncias de corrupción, y la asunción de Juan Pablo Schiavi al frente de la entonces Secretaría de Trasporte de la Nación, se profundizó un negocio que contó con la colaboración del Estado para garantizar el giro de los abultados subsidios a la concesionaria Ugofe, desde donde se repartía la diferencia entre los montos recibidos y los salarios del personal tercerizado, los cuales no alcanzaban ni la mitad del salario de los trabajadores bajo convenio. Schiavi no sólo participaba de este circuito fraudulento, sino que es el hombre que auditó el vaciamiento de los trenes que condujo a la masacre de Once.
La tercerización en el ferrocarril, lejos de tratarse de una “fragmentación del proceso productivo bajo diversas formas jurídicas” -como plantea el proyecto-, consistió en un fraude laboral urdido por la patronal para encuadrar en convenios menos beneficiosos la actividad laboral de una gran parte de los trabajadores que realizaban las mismas tareas que los obreros ferroviarios. De esto fue enterado el Ministerio de Trabajo de la Nación en sucesivas audiencias y movilizaciones durante los primeros meses del 2010, hasta octubre. Al frente de esta cartera se encontraba Carlos Tomada, de quien no dudó el kirchnerismo en llevarlo al frente de sus listas en la Ciudad de Buenos Aires, aún después de que se revelaran las escuchas donde quedó de manifiesto su vínculo con nada menos que José Pedraza.
Burocracia, tercerización y Estado
Los firmantes del proyecto terminan por justificar la degradación de las direcciones sindicales atribuyéndole la responsabilidad a la tercerización, que en sus palabras “Trastornó sus estructuras tradicionales gremiales, al generarles intereses que coincidían con los patronales.” Lejos están de reconocer que esa descomposición se debe principalmente a la ausencia de independencia de clase en los sindicatos dominados por el peronismo. De allí que condenen a Pedraza mientras sostienen al “batallón 601” Gerardo Martínez que ha hecho escuela de la tercerización y la precarización en toda la industria argentina.
El gobierno ha hecho su contribución en esta descomposición promoviendo la tercerización de la represión social con la utilización de barrabravas en los sindicatos para regimentar al activismo. No se trata de un trastorno de estructuras gremiales sino de la preservación de los intereses de una clase social minoritaria que vive a costa del esfuerzo de los trabajadores.
Preservemos al Estado
Entre los fundamentos del proyecto no puede omitirse la mención del papel jugado por la Policía Federal Argentina que liberó la zona aquel 20 de octubre para permitir el accionar de la patota asesina y que más tarde procedió a la adulteración y eliminación de pruebas. Sin embargo no se menciona la responsabilidad de Aníbal Fernández sin cuya orden hubiera sido imposible accionar de esta forma.
Los escribas oficialistas vuelven a rodar la película del papel de Néstor y Cristina en el esclarecimiento del caso y la condena de los responsables. Se trata de una impostura que intenta ocultar que desde el primer momento intentaron convertir a las víctimas en victimarios, para preservar las responsabilidades políticas de este crimen y el esquema de negocios que fue alentado desde el gobierno nacional.
Mariano no luchaba por “la dignidad del trabajo”, ni por “la justicia social”, ni mucho menos lo impulsaban “ideales solidarios”. Su lucha contra la tercerización fue una lucha contra un régimen social agotado que supo manifestar su naturaleza en un conflicto que reveló el carácter de clase del estado, su injerencia en los sindicatos y la descomposición de la burocracia sindical. El mejor homenaje es continuar su lucha hasta abolir este régimen social.