Cuando el Tribunal Oral en lo Criminal N° 21 condenó a Pedraza y su patota, deliberadamente evitó calificar el crimen de Mariano. Para los jueces, se trató de un “homicidio simple”. Su razonamiento violentaba la lógica más elemental. Para ellos a Pedraza “no le convenía un muerto” porque terminaría preso. Había enviado a sus matones armados para “correr a los tiros” a los tercerizados, no para disparar contra ellos.

De ese modo, los jueces evitaron dictar la condena a prisión perpetua que hubiera correspondido en caso de admitir que se trató de un homicidio calificado por la premeditación y la participación de más de dos personas.

Actualmente, además de Pedraza, también el “Gallego” Juan Carlos Fernández cumple “prisión domiciliaria”. Los patoteros Claudio Alcorcel -condenado a 8 años de cárcel- y Francisco Pipitó -condenado a 11- fueron liberados en agosto pasado, beneficiados por participar de los programas educativos en la cárcel.

Los jefes de la Policía Federal, Luis Mansilla y Jorge Ferreyra, condenados a 10 años de encierro, jamás pisaron la prisión y no lo harán hasta tanto la Corte Suprema no confirme la sentencia.

En cuanto a las causas conexas, la llamada “causa de las coimas” -tras el sobreseimiento del juez Riggi- está cerca de prescribir y la que debía investigar la administración fraudulenta de los fondos públicos destinados al ferrocarril duerme el sueño de los justos en el despacho del juez Lijo.