Políticas

3/2/2020

Martín Guzmán fue designado por Kristalina

El FMI puso un ministro en el gabinete de Fernández

La reciente visita a Nueva York del ministro de Economía, Martín Guzmán, se destacó por el contraste entre el frío recibimiento que le dieron en la conferencia en el Council of the Americas, donde el 40% de la concurrencia eran bonistas, y la “muy positiva” conclusión de las reuniones con los representantes del FMI.


Un artículo de Fernando Meaños en Infobae da una información que puede explicar esta situación. Por empezar, Meaños da cuenta de “una reunión secreta realizada en noviembre en Washington entre la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, y Guzmán, cuando aún el gabinete no había sido anunciado, convenció a Alberto Fernández de que el joven economista era el indicado para el Palacio de Hacienda” (Infobae, 1/2).


Recordemos que Guzmán fue el último ministro del gabinete en ser dado a conocer, ya casi al filo de la asunción del nuevo gobierno. Parecía ser un secreto bajo 7 llaves e incluso su designación produjo sorpresa en todo un sector. Lo concreto es que el ministro de Economía fue en acuerdo con la cúpula del FMI.


La versión de Meaños parece comprobada por otros hechos, que él mismo describe. El gobierno de Alberto Fernández habría hecho tres concesiones claves al FMI. La primera, sostener el superávit fiscal primario, siguiendo el rumbo que ya había tomado el gobierno de Macri. Las decisiones del gobierno de eliminar la movilidad jubilatoria y reemplazarla por una suma fija o un índice inferior; la suspensión del consenso fiscal que permite a las provincias aumentar los impuestos, el gravamen del 30% para la compra de dólares y el turismo, y la eliminación de las actualizaciones salariales y el reemplazo por sumas fijas, todas estas medidas están en el camino de la baja del gasto público y la acumulación de fondos para encarar el pago de la deuda.


La segunda concesión es la de establecer a los acreedores una quita de capital no menor al 40%, algo que ya ha estado sugiriendo el premio Nobel Joseph Stiglitz, quien actúa como asesor destacado de quien fuera su discípulo y hoy es el ministro de Economía. La cotización de los bonos argentinos indicaría que esa sería la propuesta que llevaría Guzmán en marzo. Lógicamente los bonistas no están conformes con esta quita que sí beneficiaría al FMI porque dejaría más fondos para pagar la deuda que la Argentina tiene con el organismo. Es decir que el gobierno de Fernández estaría del lado del FMI en la disputa entre este y los fondos de inversión.


La tercera concesión sería no haber solicitado los 13.000 millones de dólares que faltaban para completar los 57 mil que se habían acordado con Macri; lo cual serviría para “descomprimir” el propio frente interno del organismo que estuvo dividido porque un sector consideraba excesivo y peligroso el monto de la ayuda acordada con Macri.


A cambio de estas concesiones el FMI morigeraría su apuro para que se lleven adelante reformas a fondo de la legislación laboral y de la previsional. Mientras tanto la precarización avanza por la vía de los hechos y los acuerdos de convenio (por la entrega de la burocracia) y la caída del valor real de las jubilaciones va convirtiéndolas en “asistenciales”.


¿Soberanía?


En el debate del Congreso por la ley de “sustentabilidad” de la deuda en dólares, varios diputados (y sobre todo el “antiimperialista” Itai Hagman) para justificar su voto a favor sostuvieron que esa ley era un acto de soberanía nacional, cuando se trata de un acto de rescate de los acreedores “en moneda extranjera”. No estuvo presente la defensa del interés “nacional” y mucho menos el de los trabajadores, lo cual es imposible si se destruye la actualización de las jubilaciones y el salario, si continúa la destrucción del empleo y se consuma un saqueo de los recursos naturales. Como dijo nuestra diputada Romina Del Plá en el recinto, la “soberanía nacional quedó en las oficinas del FMI”.


El gobierno ha quedado presa de la pelea entre los bonistas y el FMI. La negociación de la deuda vencida en la provincia de Buenos Aires fue realizada con el monitoreo de Guzmán y el gobernador Axel Kicillof terminó cediendo ante los bonistas que han dejado claro que no están dispuestos a dejarse correr. El proceso de reestructuración de la deuda global tendrá episodios similares.


Los trabajadores tenemos que independizarnos de esta puja que es contraria a nuestros intereses e intervenir con nuestros propios reclamos y reivindicaciones.